¿Cómo definiría el disco No encuentro la tónica

Es el cuarto trabajo que hago en este formato y cada vez estoy más cómodo. Me lo he pasado muy bien haciéndolo y definirlo me cuesta bastante. En él trato de reflejar las cosas que me pasan. En este caso, después de los dos años en los que estuve metido en esa burbuja que al final es No encuentro la tónica, se puede encontrar un poco de todo: ilusiones, frustraciones, alegrías, paz, inquietud, viajes y algo de humor.

Juan Belda & The Bit Band ya es un tándem indisoluble. ¿Cómo surgió la oportunidad de esta colaboración y cómo ha ido desarrollándose a lo largo de los años?

Todo empezó en el año 2006 con el primer disco, I Love You, que fue un trabajo prácticamente en solitario con colaboraciones puntuales. Con el paso del tiempo, y después de muchos directos, se fue formando una banda estable con grandes músicos, y sobre todo amigos, que entendían muy bien mi lenguaje musical. Ahora somos como una familia muy bien avenida. De hecho, no recuerdo ningún momento de tensión o mala onda. Es increíble pero después de 12 años ha sido así. Ademas, con los años se han ido sumando gente que ha encajado muy bien.

Tocar con estos músicos con los que ya lleva colaborando tanto tiempo debe ser ya un acto cotidiano.

La verdad es que no. Cotidiano nunca ha sido. Cada proyecto nuevo es un desafío y nunca sabes a dónde vas ha llegar. Creo que sobre el mismo lenguaje hemos ido evolucionando y creo que no hemos tocado fondo. Nos queda cuerda todavía para rato. Cuando empecemos a repetirnos, esa será la hora de dar por acabado el proyecto.

Combina el jazz, el rock, la electrónica... Todo es posible si se hace con cariño y amor por la música.

Nunca pienso en estilos ni en formatos preestablecidos, sale lo que sale y desde luego que no me corto un pelo en usar esto o lo otro. Soy bastante hereje en esto de la música. Con que me guste a mí lo que hago me quedo satisfecho? También es verdad que yo no vengo del mundo académico y mis clásicos son los músicos de la contracultura de la década de los 60 y los 70, como Jimi Hendrix, Zappa, Miles Davis, Coltrane, King Crimson, John Cage, Camarón?

Este trabajo cuenta con temas que tienen que ver con su vida, como los viajes que realiza a Japón. ¿Encuentra la inspiración en cualquier parte?

Sí, a mí conocer a personas, sitios o situaciones me influye y me enriquece. Las necesito para vivir y evolucionar como persona. En ese sentido soy muy curioso y un culo inquieto. Viajo, voy a muchos conciertos a disfrutar de la música, del teatro, del cine, o lo que sea que hacen otros. El mundo está lleno de maravillas a pesar de la contingencia de algunos momentos, y todo esto te influye y sale en lo que haces.

Lanza este nuevo trabajo con un nuevo sello, Los 80 Pasan Factura. ¿Qué le ofrece?

Con Jonathan Delgado, el responsable del sello, tengo muy buena onda desde hace años y este es el segundo de la Bit Band con su sello. Es un tipo enorme porque poca gente de sellos discográficos respira de la manera en que lo hace Jonathan. Es muy atrevido y se mete en proyectos que otros no lo harían jamás. Además, es paisano mío y eso me alegra doblemente.

Está considerado uno de los 25 músicos españoles más influyentes. ¿Cómo se lleva el título?

En su momento fue toda una sorpresa. Me llamó una mañana un amigo y me dijo que comprara El País y al leerlo me quedé sorprendido. Aunque en esto de los premios y las distinciones soy algo ambivalente porque yo creo que siempre son injustos. Cuánta gente buenísima hay por ahí haciendo cosas y ¿por qué no dan los premios a 20, 30 o 50 artistas a la vez? Creo que eso sería lo más justo.

Tras varias décadas en el mundo de la música, ¿qué balance hace de su carrera?

El balance en estos momentos tiene que ver con el título de mi último trabajo, No encuentro la tónica, sobre todo en lo que se refiere al tinglado que se ha montado en este mundo musical y a los intereses que existen. La verdad es que es algo decepcionante. Los que creamos contenidos somos solo la materia prima, carne de cañón en manos de políticos del mundo de la cultura, promotores o gestores culturales. Los problemas siempre son con esta gente, muchas veces maleducadas y sin pizca de sensibilidad. Con los compañeros músicos nunca suele haber problemas, más bien todo lo contrario, pero creo que por ahora hemos perdido la batalla. Aún así, no cambiaría mi trabajo por ninguna otra profesión porque he vivido muchas más alegrías y buenos momentos que malos.