La intervención de José Civantos en los juicios orales celebrados en la Audiencia Provincial, donde prestó su servicio hasta hace quince años, sentó cátedra y marcó el devenir profesional de sus sucesores, como reconoce Bartolomé Vargas Cabrera, Fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial.

Presto a abrir su biblioteca juríca, especializada en derecho penal, todavía hoy sus contemporáneos recuerdan con admiración su destreza en la técnica del interrogatorio con exquisita sujeción a las normas procesales, acompañada de agudeza en las preguntas e incisivas en las realidades subyacentes desde la sobriedad y sin andarse por las ramas, con el objetivo de ir a lo controvertido del proceso. El dominio y conocimiento de las normas penales de aplicación quedaban de manifiesto en los informes de la valoración de la prueba, arropada con el dominio de la oratoria, basada en la lógica, culminando con una conclusión que persuadía sin estridencias y con discreción.

Fruto del reconocimiento a esa impronta, compañeros y amigos decidieron ofrecer un encuentro el pasado 24 de octubre en honor de José Civantos, que reunió desde el que fuera fiscal general del Estado Eligio Hernández al actual consejero de Presidencia del Gobierno canario, Julio Pérez.

Como recordara Bartolomé Vargas el pasado martes 24 de diciembre -cuando por un error involuntario se incluyó en esa edición de EL DÍA un artículo de homenaje a José Civantos bajo el localizador de obituario-, el que fuera fiscal de Tenerife llevaba fuera de los juicios una toga interna demostrativa de que lo que importa de la vestimenta oficial es el contenido. "Era el saber estar en el Foro y fuera de él con elegancia, respeto a todos y serenidad, consiente de la función que le correspondía sin salirse de su sitio en ningún lugar", cuenta con admiración el Fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial.

Civantos disfruta con orgullo del ejemplar desempeño de su actividad, disfrutando de sus paseos por la capital que tanto ha dado y amado y dedicado a cuidar con mimo a su esposa. Centenares de anécdotas hicieron revivir aquellas inolvidables vistas, presentes en las retinas de sus sucesores.