El punk de los ochenta se ha convertido en un tema recurrente para los grandes del noveno arte. Y el último en reconocerlo es Jaime Hernández con esta historia en la que sus dos personajes emblemáticos, Hopey y Maggie (el subtítulo es Una historia de Locas), regresan a los escenarios de su juventud para comprobar cómo era ese pasado en la que la música, en aquella ocasión sí, pudo cambiar el mundo, aunque sus dos protagonistas vivieran en la más absoluta confusión.