Se trata de una de las numerosas locuciones que con aire festivo se usan popularmente para referirse a la muerte. Este localismo lo registramos en Ingenio; y es similar a otras expresiones que toman como referencia un topónimo o características de un lugar para nombrar otra cosa. No es infrecuente entre los mayores el empleo de la expresión "irse pa(ra) (e)l siete" para decir: "ir(se) para el cementerio", lo que en sentido figurado hace referencia a "morir(se)". ["Lo llevaronpa'l siete", "si no te cuidas te vaspa'l siete" o "a ver si te vas a ir pa'lsiete"]. La expresión tiene un origen, cuando menos curioso; por "el siete" se conoce en este pueblo al pozo (y casa de máquinas) número 7 con el que se identifica los distintos pozos de los de propiedad de don Juliano (como se conocía en los pueblos al desaparecido empresario Juliano Bonny Gómez). Esta casa solía asignar un número a cada uno de los pozos de su propiedad. El pozo número 7 está ubicado muy cerca de donde se encuentra hoy el cementerio del Santo Cristo, en el barranco de Ingenio (también llamado "Culo pesado") y que al llegar a este lugar toma el nombre de barranco del Escobar. De sólito, en las islas, los pozos y casas de máquina son conocidos por el nombre del propietario (el "pozo de don Juliano", "el de don José Ramírez", "el de los Betancores", etc.) o por el nombre del lugar donde están enclavados. Probablemente estemos ante el único caso en el un pozo que se conoce por el número de inventario de los bienes de la propiedad (el 7). Por una suerte de metonimia, el cementerio que se inauguró en 1949 pasó a denominarse popularmente, y con cierto gracejo, "el siete". Y de ahí la expresión: "irse pa(ra) (e)l siete". En tal sentido su etimología guarda algún paralelismo con otra locución usual en Canarias: "irse pa(ra) las Chacaritas", y que se refiere al cementerio de La Chacarita o cementerio del oeste (Buenos Aires), situado junto al barrio del mismo nombre. A idénticas razones obedece la expresión local de Las Palmas de Gran Canaria: "irse pa(ra) las plataneras", en alusión a los cultivos de plataneras de la Vega de San José donde en los primeros años del siglo XIX se construyó el actual cementerio de Vegueta.

Es frecuente en muchas culturas la presencia de tabús en torno a determinados temas que afectan a distintos ámbitos de la vida social y cultural. Los más comunes giran alrededor de la religión, el sexo o la muerte. De tal modo que cuando se aborda un tema tabú (como mismo la etimología de la voz indica: lo prohibido, lo intocable) trata de evitarse, en lo posible, el llamar a las cosas por su nombre. Para sortear las palabras claves que inducen a pensar o se asocian con un tabú se recurre en ocasiones al eufemismo o al circunloquio. Así por ejemplo, para referirse a la muerte, podemos escuchar expresiones tales como: "pasar a mejor vida" o "exhalar el último aliento", que otorgan cierta solemnidad piadosa al acto de morir. Ello forma parte o nace bajo la influencia de la doctrina religiosa y de la propia cosmovisión que incuba estas creencias y acaba trascendiendo al idiolecto de la comunidad de pertenencia. Pero en ocasiones el vulgo hace mofa de estos tabúes, y evitando nombrarlos echa mano a toda una serie de ocurrencias graciosas o burlescas.

En el español de Canarias se da un gran número de registros que, en tono festivo, recurren a la metáfora para nombrar el hecho de morir. En estas expresiones necrológicas se emplea frecuentemente el verbo "ir" ("irse para") para significar "irse para el cementerio" o "morirse". Es el caso de: "irse pa(ra) (e)l natero"; "irse pa(ra) (e)l piso"; "irse pa(ra) las tuneras"; "irse pa(ra) triscornea"; "irse pa(ra) (e)l coño" (que además de "desaparecer del mapa" o echarse a perder, significa morirse); o las ya mencionadas, "irse pa(ra) las Chacaritas", "irse pa(ra) las plataneras" o "irse pa(ra) (e)l siete". A veces se recurre también a la metáfora fabulada que refiere algún síntoma asociado a la muerte de un animal: "estirar el rabo", "tumbar las orejas", "empinar el pico/o la pata".

Y por qué tal variedad de expresiones mortuorias, podríamos preguntarnos. Pues recurriendo al propio razonamiento popular podría decirse: porque "para morirse no hace falta más que estar vivo". Y es que como reza una sentencia solemne que se suele escuchar todavía:"todos somos hijos de la muerte".