Magua es un portuguesismo de uso común en Canarias que define una sensación de desconsuelo asociada a ese "mal sabor" o sentimiento de resquemor que queda tras un disgusto por haber perdido algo o por haber dejado pasar la oportunidad de hacer algo provechoso. La magua se identifica con ese estado emotivo de pesadumbre, de tristeza pasajera, por la pérdida o por lo que se añora tener. Puede ser sinónimo de 'lástima', 'desconsuelo', 'resquemor', 'aflicción leve'. Es decir, la magua, "tener magua", "quedarse con (la) magua" o "estar (a)maguado" es tener añoranza, nostalgia, sentimiento de pérdida de algo o frustración por no haberlo obtenido. En cierto modo se asimila a la "rasquera". "Rasquera", en sentido recto, se relación con 'picazón física' en general, pero en sentido figurado equivale a 'resquemor', 'desconsuelo' o incluso a "quedarse con las ganas", que se exclama a modo de lamento ante una oportunidad perdida ("¡Me quedé con las ganas!"). Así, pues, la expresión "me quedé rascado" tiene un valor afín a "me quedó magua". De hecho, en las islas es de uso general el término "rascado" para designar al sorteo de la lotería nacional del 5 de enero (lotería del Niño). Así es frecuente ver anunciado en las administraciones de lotería de las islas: "Hay lotería para los "rascaos".

Conocemos dos versiones del mismo dicho: "Más vale magua que dolor"/ "más vale magua que pena". Ambas comparten idéntico uso y significado. Es decir, que es preferible el sentimiento de desconsuelo, de lástima o aflicción pasajera por no haber conseguido algo, o por haberlo perdido, que lograrlo y sufrir las consecuencias.

La oración con valor comparativo recurre a la consabida fórmula "más vale [?] que"; y antepone comparativamente un valor superior/mejor (o, en este caso, no tan negativo: magua) a otro inferior/peor: dolor. Se contraponen así dos sustantivos: magua/dolor (o pena) que no son exactamente antagónicos, sino que se corresponden con estadios gradualmente peyorativos. Donde la "pena" o el "dolor" tienen un carácter agravado, de mayores consecuencias. Mientras la "magua" es un sentimiento que puede suponer malestar, pero pasajero en cualquier caso, la pena o el dolor son estados emotivos más profundos y difíciles de superar. "Pena" tiene el significado de 'sentimiento de gran tristeza', 'dolor o tormento', pero también puede ser 'un castigo impuesto'. La pena tiene en cierto sentido una naturaleza sacrificial que nos reporta al dolor de la redención. Al sacrificio se asocian frecuentemente una serie de signos negativos, como el castigo, la humillación, pasar por grandes penalidades, situaciones o trabajos penosos. Convirtiéndose casi en un estigma en los individuos que lo sufren. A este estereotipo obedecen muchas leyendas y cuentos folklóricos, relatos de héroes e historias de santos o seres excepcionales, en las que abundan no solo el dolor asociado a la redención, sino a extrañas situaciones de inferioridad y padecimiento de una vida desafortunada.

Más vale magua (lástima, desconsuelo) que dolor o tener que lamentarlo por toda la vida o durante mucho tiempo, sería la pedagogía conclusiva de esta máxima. El dicho puede ser invocado como consuelo ante situaciones de desaliento en las que se haya podido sufrir cualquier revés más o menos severo. No es infrecuente escucharlo de un progenitor cuando trata de consolar a la niña que ha cortado con su novio, del que sufrió un desengaño: "No te preocupes, mi niña, más vale magua que dolor". Lo que suele ir reforzado con el conocido aserto: "El hombre que está para ti, está para ti". O cuando no aquello de: "amor con amor se cura". Y es que es preferible el sentimiento de desconsuelo o resquemor momentáneo por la decisión tomada o por haber dejado de hacer algo, que haberlo hecho y sufrir las consecuencias de ello y arrepentirse, a veces, por toda la vida.