Más de medio centenar de acuarelas de diferentes épocas, algunas recientes, integran la exposición que Manolo Sánchez (Santa Cruz de Tenerife, 1930) da a conocer en la sala de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC) de la capital tinerfeña hasta el 29 de noviembre.

La muestra, una de cuya obras (un paisaje de La Gomera) ha sido donada a Acanae (Asociación Canaria no al Acoso Escolar), se presenta con el título Testimonios, evocaciones de paisajes y rincones sobre todo de Tenerife que fueron plasmadas por el veterano pintor sobre el papel a lo largo de muchas décadas de dedicación plena al arte, sobre todo en técnicas como el dibujo a plumilla, la acuarela y el acrílico. El óleo lo probó, pero lo ve muy tóxico.

Espacios naturales de la costa de Tenerife, como el Médano, el Puerto de la Cruz, Punta del Hidalgo o Playa de Santiago, además de rincones de Granadilla o El Palmar, de Salerno (Italia) y Portugal, o incluso una recreación decimonómica de la Farola del Mar y la Marquesina del Puerto de Santa Cruz son algunos de los motivos reunidos en esta colección.

También está presente El Teide, dibujado con cuatro trazos y un par de manchas de color, además de barcas tanto flotando en el agua como varadas en la playa o en el puerto, uno de los temas recurrentes de Sánchez. Todo un testimonio de la maestría técnica que ha desarrollado este artista.

"He querido que estuviese representado todo lo que he hecho durante estos años dedicados a la acuarela, sobre todo paisajes y el mar", comentó este maestro.

"A la acuarela siempre le he querido dar movimiento y atmósfera, siempre huyendo de la fotografía total. Incluso algún pintor me ha comentado que veía música en algunas de mis pinturas. Después hay otras cosas en las que parece que tengo exceso de dibujo y hay momentos determinados en los que tengo necesidad de desdibujar, de expresar con dos manchas y cuatro trazos un paisaje, con dibujos más sueltos. Siempre digo que es el público el que tiene que terminar de ver el cuadro, en el que siempre tiene que verse movimiento y, sobre todo, atmósfera".

Testimonios también cuenta con algunos bodegones, con elementos como chácaras y diferentes frutas, un tema no muy habitual en sus trabajos. "He hecho alguna exposición con bodegones. Siempre me ha gustado ser osado, atreverme a todo para aprender", indicó con seguridad.

Un género que nunca ha abordado de cara al público, salvo algunas excepciones para amigos y familiares, ha sido el retrato. "No me gusta mucho. A veces me gusta hacerlo quizás como una osadía, un atrevimiento. El retrato es más difícil porque estás amarrado a los rasgos, al parecido y te condiciona mucho. Tiene que tener un tremendo amarre. No es la libertad de un paisaje", aseguró.

Por último, este veterano artista mostró su satisfacción porque diez de sus obras ya forman parte de la colección del Museo de Historia de La Habana.