Salvo en Aprenda con la cocina (2002), Fábulas culinarias con moralejas en su jugo (2004) y Todas las recetas con gofio (2006), en adelante Lourdes Soriano y Benítez de Lugo ha celebrado cada uno de sus lanzamientos literarios con acontecimientos vitales.

Así, Cocina las letras con el principito (2013) se lo dedicó a Juan, su primer nieto; en 2015 sacó a la luz Do, re... ¡Mi cocina! Cocina con ritmo, escrito para Jaime, su segundo nieto, al que siguió en 2016 Serendipias en la cocina, en honor a su nieta Julia.

Buena parte de esos libros, orientados a la gastronomía, han alcanzado reconocimientos a nivel nacional e internacional, pero ahora, esta mujer que ha dedicado su vida a la familia y la docencia, ha decidido aderezar una novela. "La comencé poco después de fallecer mi marido, que fue la persona que me animó a escribirla".

Y recuerda el origen, cuando se encontraban en la lagunera plaza del Adelantado, frente al callejón, a la derecha el Palacio de Nava y a la izquierda el convento, y su hermano Alfonso les contó una historia sobre Sor Úrsula de San Pedro. Aquella religiosa se enamoró de Jerónimo Grimón, que la raptó, razón por la que fue decapitado en la plaza, a ojos de la monja.

"Comencé a divagar", dice, pero sostiene que los sueños tienen la capacidad de alumbrar ideas. "Y vi la estructura de la novela". Como la historia de la monja era tan descarnada y cruel, decidió abordar "un libro de redención".

Y al triángulo que forman urbanísticamente el callejón, el convento y el palacio, Lourdes Soriano sumó otro triángulo: el del amor imposible entre el noble y la religiosa; el platónico entre la Siervita y el pirata Amaro Pargo y, por último, el amor de una niña, ya redimida, nacida en el Palacio de Nava. Hasta aquí puedo leer.