Otro título imprescindible para los amantes de las aventuras del pequeño galo. Porque Generaciones Astérix. El álbum homenaje era el tributo que necesitaba un personaje de esta envergadura para la cultura europea. Un trabajo que reúne una lista de autores imprescindibles donde cada uno contribuye con una o dos páginas a llevar al icono que crearan Goscinny y Uderzo a su terreno desde el punto de vista gráfico. Pero es que, además, cada invitado incluye una pequeña biografía particular y cuenta cómo surgió la relación que les une con Astérix a través de unos primeros recuerdos. No es necesario aclarar que lo más importante radica en la aportación diferente del clásico por cada dibujante.

Todo comienza con una página en blanco y negro del realizador francés Louis Clichy, que ha trabajado, junto a Alexander Astier, en últimas películas de animación sobre el inmortal galo: Astérix en la residencia de los Dioses y El secreto de la poción mágica.

Clichy presenta un dibujo muy minimalista creador en blanco y negro con Goscinny y Uderzo sonrientes y felices mientras sostienen un Astérix recién nacido.

El primer momento magistral lo firma Fabrice Tarrin, un nombre asociado a la escuela francobelga que, entre otros títulos, ha realizado la genial aventura de Spirou La tumba de Champignac. El dibujante francés crea una historia desternillante en la que Obélix, afectado por la ingesta excesiva de poción mágica, confunde a todo el mundo en la aldea. Uno de los dibujantes más importantes del momento, Arthur de Pins, autor de la magistral Zombilleniun, aporta una página sin diálogos en la que, sin embargo, se resume todo lo esencial de las aventuras de la celebérrima aldea.

No menos destacado es Pierre Alary, relacionado con esa intensa y trepidante serie que mezcla la Historia con la ficción conocida como Silar Corey, que aporta otra página en la que Astérix, a sus 60 años de edad, descubre el árbol que Panorámix plantó cuando nació. Sin embargo, la aventura más divertida la firma Fabrice Parme, responsable de la simpática Astrid Bromuroy coautor del Pánico en el Atlántico de Spirou, que muestra a los romanos espiando al druida para fabricar su poción mágica aunque aquél sólo buscara cocinar una sopa casera. La aportación de Boucq, unos de los autores más revolucionarios de los últimos 40 años, es con una simpática anécdota en la que Astérix y Obélix caen en la cuenta de que la edad real de Ideáfix es 420 años.

Finalmente, Guy Delisle, creador de las famosas Crónicas, sitúa a los dos protagonistas ante un menhir para reflexionar sobre lo efímero del arte. La nómina sigue con autores no menos importante como Gallego y Rey, Juanjo Guarnido, Bastien Vìves, Charlie Adlard o Terry Moore que realizan un trabajo delicioso que contagia positivismo.