En esta ocasión también se les da un zasca a las personas que, a fuerza de pronunciar mal una palabra, se apuntaron una victoria el día que, por citar un ejemplo, la Real Academia de España (RAE) aceptó incorporar al Diccionario de la Lengua Española (DLE) el vocablo toballa.

Antitaurino, beatlemania o brunch son solo otras tres referencias que se han sumado a un diccionario que a partir del pasado jueves cuenta con 229 artículos, 88 acepciones nuevas y 284 enmiendas de acepción. En total, al XXIII Diccionario de la Lengua Española se presenta con 1.100 modificaciones. Una de esas mutaciones tiene que ver con la actual acepción del término Biblia. Hasta que se dieron a conocer las permutas se entendía como 'libro sagrado del cristianismo que comprende el Antiguo y el Nuevo Testamento', mientras que desde hace 48 horas se referencia como 'conjunto de Escrituras Sagradas formado por el Antiguo y el Nuevo Testamento, de las cuales el Antiguo Testamento es común a los judíos y los cristianos, y el Nuevo Testamento es aceptado solo por los cristianos'.

Cambios en homeopatía

En la lista interminable de variaciones hay una que afecta a la homeopatía, que pierde su "capacidad curativa" para convertirse en una práctica a la que se le atribuye "supuestamente" producir síntomas "iguales o parecidos a los que se trata de combatir".

El primer Diccionario de la Lengua Española data de 1780 y la actual edición (XXIII), de 2014, consta de 2376 páginas y 93.111 artículos frente a los que consta en la versión anterior. Además de las antitaurino -la dictora del DLE, Paz Battaner, asegura que "había que incorporarlo porque hay un movimiento social muy fuerte detrás"-, beatlemania, brunch y el zasca inicial, también se estrenan amish ('que pertenece a una comunidad protestante emparentada con los menonitas y establecida principalmente en los Estados Unidos'), arboricidio, brioche, casaplón, casteller, cumplemés, mensajear, panhispánico o testear.

Y es que la RAE ha dejado claro en más de una ocasión que cuando una cosa se convierte en generalidad hay que normalizarla. Si no que se lo pregunten a los académicos que dieron luz verde a la inclusión en el diccionario de los denominados "términos catetos", es decir, a las palabras que suena como almóndiga, madalena, moniato, toballa, vagamundo, bluyín, dotor, arremangar, culamen y setiembre y otubre. Este es para muchos expertos el Top Diez de los mejores patadones que le han dado a la lengua de Cervantes. Ante tanto descontrol era inevitable que la RAE le diera un zasca al diccionario.