Varsovia, agosto de 1942. Doscientos niños judíos, liderados por el doctor y pedagogo Janusz Korczak (Varsovia, 1897-Treblinka, 1942) , viven en un orfanato ubicado en el gueto de la capital polaca bajo el dominio de los nazis. Aquel espacio vital, una verdadera república infantil que contaba con sus propias leyes, reglamentos y un código penal acordado entre ellos mismos, se convierte en el escenario de Último tren a Treblinka También habrá una función especial para quinientos alumnos de varios institutos.

Este montaje de Vaivén Producciones, escrito por Patxo Tellería y dirigido por Mireia Gabilondo, se basa en unos hechos reales que narran el último día en la vida de aquel grupo de niños que terminó en un campo de concentración, el de Treblinka, donde fueron asesinados en una cámara de gas.

Último tren a Treblinka, que ha optado a varios premios Max, entre otros galardones, reúne en el escenario a nueves actores y a una veintena de extras voluntarios que saldrán entre el público y vivirán en directo en los aposentos del orfanato, en sus camas-literas y en las mesas, el desarrollo de una jornada y el momento en el que reciben la noticia de que deben dirigirse en tren hacia lo que será su exterminio.

"Se sentirán como si fuesen parte de ello. Es muy mágico, tienen a los actores a diez centímetros y se les trata como si fueran niños de ese orfanato, forman parte de la trama. Es una función tan emotiva que les tiene completamente implicados, están atrapados desde el principio al final", explicó la actriz Ana Pimienta, autora de la idea original, el argumento y la producción de esta pieza que tanto esfuerzo y medios exigió para llevarla a escena.

Enseguida comentó que se sintió atraída por este histórico y polifacético personaje (médico, escritor, pedagogo...) que desarrolló tan loable labor con aquel grupo de jóvenes a los que dignificó su existencia y organizó en torno a unos valores cívicos que defendieron y juzgaron en sus relaciones.

"Me llamó la atención la labor que hizo en un momento tan crítico como el que llevó a cabo en el año 1942. Que se dedicara en pleno gueto de Varsovia a levantar casi repúblicas infantiles en los orfanatos y que desarrollara una serie de programas pedagógicos como los que puso en pie. Se le ofreció la oportunidad de salvarse y eligió irse con ellos porque estaba dispuesto a dar su vida por ellos. Me fascinó todo el halo que tenía ese hombre".

Este drama de unos setenta y cinco minutos de duración, con ciertos toques de humor, se caracteriza por la ternura y la emoción que encierra al intentar reflejar las vivencias de aquellos indefensos niños.

"Hacen música con varios instrumentos, teatro y tienen su tribunal de justicia... Lo que va a presenciar el espectador es la vida de unos niños en un gueto, en unas circunstancias difíciles, pero rodeados del amor que les brinda este hombre. Se enamoran, se separan, se enfadan, se pelean, lloran... Son niños normales dentro de una coyuntura terrible y complicadísima".

La realidad que se plantea en esta historia, que seguramente no dejará indiferente al que la vea, es denunciar aquellos hechos causados por la Alemania nazi, pero también, aseguró Pimienta, "denunciamos que los niños siguen siendo las mayores víctimas de los conflictos de los adultos, de las terribles situaciones que se viven hoy en día en Europa, son víctimas de los abusos sexuales, se mueren en el pateras... Es lo que también queremos denunciar. No se les mete en cámaras de gas, pero se les deja morir en los mares"