Miguel Campello, entonces como líder del grupo Elbicho, caminó durante diez años en la pasada década por el manto del territorio nacional con su propuesta de flamenco fusión, en los rescoldos de lo que se conoció como la gran España del mestizaje musical. Y lo hizo con un éxito destacado, participando en algunos de los principales festivales de país y llenando las salas y auditorios más destacados.

Ahora, en este tiempo presente, acumula ya cuatro discos en su carrera en solitario y lo hace bajo la misma fórmula de originalidad y personalidad, huyendo de modas y de atajos fugaces, e imprimiendo a su propuesta un carácter mucho más íntimo si cabe. El próximo 9 de noviembre se subirá al escenario del Teobaldo Power de La Orotava como parte de la programación paralela del Festival de Cortos de la localidad norteña.

Con discos como Agua, pan amor y vino, su última grabación en solitario, Campello abre una escotilla a un mundo interior surrealista repleto de objetos destartalados con vida propia des-ubicados en medio del campo bajo un cielo abierto.

Imposible de clasificar en un solo estilo, hablar de Miguel Campello siempre es hablar de mestizaje con mayúsculas. Flamenco, rock fusión, rumba, jazz, ritmos chill out y hasta hip hop. Un mix al alcance de muy pocos, porque el artista capaz de lograr temas tan variados, pero sin perder su sello de identidad es un artista con una capacidad creativa que traspasa estilos y no entiende de fronteras entre ellos.

Ahora llega a Tenerife en medio de su gira acústica Entre mil historias, la misma que le ha permitido ya actuar durante el presente año en las principales salas del país, en las que ha conseguido llenos absolutos y en las que ha vuelto de dejar la huella del último gran héroe del mestizaje bien entendido.