El Festival Canarias Artes Escénicas 2019, organizado por la Fundación CajaCanarias y La Caixa, trae al Archipiélago el montaje reconocido con el Premio Max 2019 al mejor espectáculo musical, The Opera Locos. La compañía Yllana aterrizó hace días en Canarias para varias funciones escolares y anoche estuvo en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura. Esta noche llega al Teatro Leal de La Laguna con una función a las 20:30 horas. El tenor valenciano Javier Agulló interpreta a uno de los cinco personajes de este divertido espectáculo ideado para todos los públicos y, más allá de los estilos, para los amantes de la música.

¿Han realizado ya muchas funciones para escolares?

La primera función para escolares que hicimos fue en Corea el pasado septiembre. La verdad que es un espectáculo en el que además de cantar algunos de los temas de la ópera internacional más conocidos por el público neófito en la ópera, también es un espectáculo fácilmente exportable gracias a la parte mímica. Además, aunque no es un espectáculo para niños, sí que es para todos los públicos por lo que la acogida está siendo muy buena.

¿Han recorrido ya, por tanto, buena parte del planeta?

Sí, la verdad. El público coreano, junto al japonés y el chino, es de los que más afición tiene y más producciones de ópera y música clásica realizan. Es un mercado que está creciendo y que tiene mucho interés por la cultura europea, los grandes compositores de ópera y música clásica. Cada vez tiene más público, se hacen más conciertos y tiene más aceptación este sector.

Así que se abre un nuevo mercado para ustedes.

Por todos es sabido que en Japón hay mucha afición por el flamenco, pero también hay ahora muchos compañeros que están haciendo allí ópera y zarzuela. Es un público que está ávido de consumir este tipo de música y un mercado que se está abriendo para nosotros, así que estamos muy contentos.

Dadas las características de este espectáculo, ¿podría decir usted que es más cantante, actor o mimo?

Desde mi experiencia puedo decir que lo que debe primar es ser cantante, es lo que buscaban durante las audiciones, porque cantamos en directo y se trata de piezas de ópera con una dificultad alta. Podrían haber elegido a actores o clowns, pero si no saben cantar estas piezas puede ser un problema. Por eso se han buscado cantantes de ópera lo más versátiles posible para poder interpretar mímicamente el espectáculo y también abordar esa vertiente que caracteriza a Yllana y a este espectáculo, que busca la risa y hacer pasar al público un rato estupendo.

Y para usted ¿qué ha sido lo más complicado de este trabajo?

He tenido la oportunidad de interpretar alguna ópera cómica anteriormente, así que cuento con toda esa experiencia previa que he trasladado a esta producción. Evidentemente con Yllana todo es más histriónico, más grande y más exagerado. Pero el planteamiento de un cantante de ópera cuando se enfrenta a este tipo de espectáculo es el de dejarse llevar y pensar que se está haciendo una ópera cómica, y hacerlo todo más histriónico. También tengo que decir que los cantantes de ópera somos bastante maleables porque los directores de escena nos hacen hacer de todo. Simplemente ha sido un trabajo más.

La sinopsis de la obra habla de "excéntricos cantantes". ¿Llevan ese aspecto fuera del escenario?

Tengo que decir que nadie aguantaría un día con nosotros porque somos bastante raritos. Lo que ocurre en el espectáculo es que todo se magnifica y se buscan los tópicos que se supone que existen en la profesión y que muchas veces son verdad pero que otras no. Se explotan los personajes típicos y así la obra está muy bien llevada.

¿Cómo ha sido el trabajo de fusionar ópera con otras músicas?

La fusión está hecha con mucho talento. Los maestros musicales han sabido conjugar musical y armónicamente distintas obras y eso nos permite estar cantando un aria de ópera y que se transforme de repente en una canción de pop totalmente moderna, tan solo porque se cambia la modulación. Con las mismas notas, cambiamos de un aria de ópera a una canción de Whitney Houston. Se ha hecho de una manera brillante y es una de las claves del éxito porque además se ha sabido introducir dentro de los gags.

Es, por tanto, una forma de acercar la ópera al gran público.

Cuando Yllana concibió este espectáculo no lo hizo para aficionados a la ópera sino para el gran público, para mostrarles piezas conocidas y que se convierta en un incentivo para ver más ópera. Además, el público especializado en ópera es menor y más purista y este tipo de transiciones de una pieza de Verdi a una de rock no lo toleraría. Nosotros tomamos este espectáculo como un divertimento.

¿Disfruta la ópera ahora mismo de un buen momento?

Creo que sí. Y precisamente las funciones para escolares son muy importantes porque permiten poner una semillita que luego se cultiva con la actividad de Música de la escuela y con estudios en el conservatorio que harán que, cuando esas personas sean adultas, tengan el incentivo para ir a la ópera. Es un trabajo que lleva mucho tiempo haciéndose en Europa y al que nosotros debemos sumarnos también. En Europa se hacen muchos conciertos de música clásica y ópera para escolares y los teatros están siempre llenos de gente mayor y jóvenes. Esperemos que en España este trabajo vaya dando sus frutos.

Y en ese trabajo ¿qué papel juega la formación de las nuevas generaciones de cantantes de ópera?

Creo que existe mucha afición a la ópera, pero también muchas trabas para poder dedicarse profesionalmente a ello, sobre todo por parte de los teatros. En Valencia decimos que el santo, cuanto más lejos, más milagroso, y parece que siempre tendemos a admirar a los cantantes que llegan de fuera. Jorge de León es amigo personal mío y me parece totalmente ridículo que una persona que está cantando en los mejores teatros del mundo no esté programado todo el año en España. Viene un italiano, un americano o un japonés, que son peores, pero como son de lejos? Y ese es el mal que tenemos en España, que valoramos más lo de fuera.

Dice la sinopsis de The Opera Locos que "no cualquier artista es capaz de llevar a cabo el trabajo gestual que exige" la función. ¿Cómo ha sido ese trabajo?

Es un trabajo muy depurado y minimalista. No es tanto el movimiento de brazos exagerad, sino de hacerlo en el sitio y el momento oportunos y de la manera que te dicen. Son cosas muy sutiles pero que puestas en su sitio funcionan muy bien. Además del trabajo mímico, el trabajo coreográfico tampoco ha sido sencillo. Es una obra en la que los cantantes acabamos realmente cansados. La exigencia vocal y física es muy grande, con cambios de vestuario, coreografías, chistes? Es una hora y media totalmente trepidante, sin pausa para el público y tampoco para nosotros.

¿Abandonaría la ópera por hacer obras de este estilo?

Es algo que me divierte, pero lo considero solo una incursión. Tengo enfocada mi carrera como un cantante de ópera al uso. También le digo que si hubiera una segunda parte de The Opera Locos me gustaría participar.