El pasado julio inauguró en Perugia, Italia, la muestra 'Romper viejos hábitos' como un contrapunto contemporáneo contenido dentro de la exposición 'Territorio Goya', dedicada al gran artista aragonés, uno de sus referentes artísticos. ¿Cómo dialogan ambas propuestas?

Esta exposición nace a raíz de mi libro Romper viejos hábitos (Vegueta Ediciones), cuya imagen de portada es una peluca rococó diseñada al estilo Mozart y que hace referencia a que nos tenemos que quitar las pelucas y, como dice el título, romper con los viejos hábitos. La cuestión es que esta idea conectaba con la exposición Territorio Goya en el Palacio Museo Bourbon del Monte, en Monte Santa Maria Tiberina (Perugia), porque vimos que había una relación o contrapunto contemporáneo entre Goya, uno de mis referentes como pintor, y esta reflexión personal sobre nuestro tiempo, para la que me inspiro en el acto de quitarse las pelucas durante la Revolución francesa. Por tanto, la exposición de Goya, en la planta superior, dialogaba con la mía, en la planta inferior, como un guiño contemporáneo que, además, se enmarcó dentro de una semana entera dedicada a Goya, que contó con expertos del Louvre o el Hermitage. La experiencia fue maravillosa.

Una de las reflexiones que recoge este libro, que acaba de presentar en el Gabinete Literario, es que atravesamos un período de transición, "cuando lo viejo aún no ha desaparecido y lo nuevo no termina de llegar". ¿En qué se manifiesta esta idea?

Así es, por eso tomo como punto de partida la imagen de la peluca rococó, porque vivimos una época de cambios muy parecida a la Revolución francesa, que se manifiesta, a todas luces, en la revolución digital continua que estamos viviendo. En este sentido, creo que esa frase recoge a la perfección esa idea de estar entre dos mundos, porque estamos en un período de transición muy difícil sobre el que planteo varios interrogantes: ¿Cómo mantenerse intacto ante la tormenta? ¿Qué hago yo para salir adelante con tanto cambio?

Y al hilo de esa tormenta, ¿diría que el arte o la creación es su paraguas?

Supongo que sí lo es, pero también sucede que me he dado cuenta de que hemos cambiado nuestra actitud ante el arte. Esta es una de las conclusiones que he extraído, porque las galerías de arte están cada vez más vacías y la gente ya no va a ver arte como antes, porque la tecnología nos ha ido ganando mucho terreno. Definitivamente, el cambio es drástico y yo, como artista, debo revisar mi posicionamiento ante esta nueva realidad y pensar en cómo lo afronto para seguir adelante.

Su labor al frente de la editorial Alba, para la que ha diseñado más de un millar de cubiertas (distinguida con el Premio Nacional al Libro Mejor Editado y expuesta entre los libros más bellos del siglo XX en la Biblioteca Nacional de Madrid), ¿se inscribe en ese amor por el libro o la obra de arte como objeto de valor frente a la hegemonía digital?

Sin duda, mi labor en la editorial Alba es también una declaración de principios y de amor absoluto por el papel. Al fin y al cabo, las obras que publicamos se imprimen siempre en papel, pero en mis diseños también juego mucho con las sombras del papel, que tiene muchas posibilidades creativas. Me identifico con esos valores que menciona.

¿En qué medida confluyen o se interrelacionan su pintura, sus ilustraciones y sus diseños?

Me he dado cuenta de que, muchas veces, las propuestas que hago en diseño suelen estar relacionadas con mi búsqueda como pintor. Por ejemplo, si tengo que diseñar un nuevo libro y, en paralelo, estoy en otro proceso de creación en la pintura, ambos mundos se retroalimentan continuamente. Mi trayectoria artística siempre ha transitado entre la pintura y los libros, pero este proyecto une por primera vez los dos campos y, al mismo tiempo, engloba una serie de pensamientos sobre el tiempo que estamos viviendo, donde cada frase o reflexión poética que he escrito en el libro está arropada por una ilustración.

Su vida y trayectoria han transcurrido entre Gran Canaria, Barcelona, Múnich y la Toscana, ¿qué impronta han fijado estos lugares y paisajes en su obra?

Es que todo te va marcando, pero yo defiendo que solo te marca lo que llevas dentro, esto es, lo que resuena con algo tuyo. Siempre digo que, para mí, lo más importante es observar la luz de los lugares, que es lo que me va marcando el ojo y el recuerdo. Pero no solo las luces, sino también las sombras que las hacen posibles, ya sean sombras más fuertes, más difuminadas o más doradas. Mi búsqueda va en esa dirección.

¿Y diría que la búsqueda del artista se apoya en la formación, el talento o la perseverancia?

Yo creo que hay que encontrar un camino personal, una voz propia. En mi opinión, ese es el único camino posible hacia la madurez, que no tiene tanto que ver con lo que viene de fuera, sino con lo que mencionaba antes de que algo resuene dentro. En este sentido, todo lo que hago tiene que ver conmigo, ya sea libros, pintura o ilustraciones. En todos los casos, siempre soy yo, y creo que eso es lo importante, porque se aprende más de la vida que de las escuelas.