Braulio es el mejor mago del mundo, o por lo menos eso es lo que él cree. Adrián Conde se pone en la piel de este entrañable ilusionista para llevar hasta la nueva edición del Festival Internacional Clownbaret (FIC) su espectáculo, que combina a la perfección sobre el escenario el clown y la magia.

El artista de origen argentino se estrenó ayer en el FIC, con una actuación en La Gomera y llega hoy a Tenerife para enamorar esta tarde al público, a partir de las 19:00 horas, en el local de la Asociación de Vecinos Príncipe Ruymán del santacrucero barrio de La Salud. Su andadura por el FIC continuará mañana en la Asociación Sociocultural Taganana, también en Tenerife, a las 19:00 horas, y la próxima semana estará, el viernes, en el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria, y el sábado en la plaza de España de Los Llanos de Aridane, en La Palma.

Adrián Conde aúna malabares, mimo y la expresión corporal con la magia para dar forma a espectáculos originales, con los que lleva años dando la vuelta al mundo. Se sube al escenario de la mano de su alter ego, el Gran Braulio, un ilusionista tan torpe y despistado que no es consciente de que sus trucos le ocurren de pura casualidad.

Conde recorrerá el Archipiélago estos días junto al FIC con un espectáculo que ha sido premiado en festivales especializados de todo el mundo. Así, a lo largo de los últimos años, se ha hecho con el segundo Premio Mundial de Magia en la Calle así como el segundo Premio de Magia Cómica del Congreso Mágico Nacional y el Premio Latinoamericano de Magia Cómica.

El Gran Braulio nació hace unos siete años de la mano de Adrián Conde, quien afirma que se trata de un personas "con el que me encuentro muy cómodo". "En mis actuaciones, yo no soy un mago que hace magia, sino que esta ocurre en contra de mi voluntad y para ello entreno cada día para darle naturalidad a los juegos", relata el argentino afincado en Asturias.

De este modo, el artista afirma que lo que busca es "un contrapunto entre el mago, que es muy poderoso, que tiene un don especial y que puede llegar a ser hasta soberbio, frente al clown, que es vulnerable, tierno y transparente". "Son dos polos opuestos y en ese contrapunto encontré mi equilibrio. Ahora trato que la gente empatice con el personaje, que cuando le ocurre algo al mago Braulio, el público sienta que le está ocurriendo a todos ellos", indica el argentino.

Los espectáculos se han convertido para Adrián Conde en una especie de terapia que emplea para evadirse de la realidad y centrarse únicamente en hacer disfrutar al público. De ahí que afirme que su magia sirva "para generar y resolver conflictos".

Pero nada sucede en el espectáculo como a Braulio le gustaría que fuera y, a pesar de ello, logra meterse al público en el bolsillo: "La gente siempre me dice que Braulio es un personaje muy tierno y entrañable, que a los dos minutos de salir a escena, el público ya lo quiere". Así, Conde habla con el mismo cariño de su otro yo, con el que protagoniza "un espectáculo de magia original y distinto, con el que la gente, de todas las edades, seguro que se va a reír", adelanta el payaso argentino.