¿Cómo encuentra el Gran Braulio el equilibrio entre el clown y la magia?

La magia es la excusa del Gran Braulio para salir a escena y el clown es la forma en la que se comunica con el público. Pero también empleo muchas más herramientas, como la pantomima o el teatro, que me ayudan a comunicarme con el público.

Y la improvisación, ¿qué papel juega en el espectáculo, sobre todo en lo que tiene que ver con la magia?

Habitualmente la magia no permite tanta improvisación. Por eso llevo muchos años perfeccionando mis espectáculos, para poder ir cambiando el orden de las funciones. Busco fenómenos mágicos, como desapariciones u objetos que toman vida y los voy cambiando de orden porque me pongo a jugar con el público e improviso mucho. Durante muchos años hice espectáculos de calle y en ellos era muy importante esa parte de improvisación. Además, a la gente le encanta porque sienten que es algo fresco y que no se va a volver a repetir. También a mí me gusta porque de lo contrario sería muy aburrido hacer siempre lo mismo. Siempre quiero hacer cosas que me mantengan fresco para que el público también lo sienta.

¿Cómo afronta su participación en esta nueva edición del FIC?

Hace años ya participé en el Festival y la respuesta fue espectacular. Además, yo empecé a trabajar en la magia precisamente en Tenerife porque me vine a trabajar desde Argentina a Los Cristianos, donde hacía espectáculos de magia, y después de un año me fui a vivir a Gijón (Asturias). Empecé siendo un mago tradicional pero, al ser una zona turística, no sabía hacer los espectáculos en otros idiomas por lo que empecé a emplear la música y mis estudios de expresión corporal y mimo para hacer espectáculos no verbales.

¿Cómo prepara sus espectáculos para todo tipo de público?

He trabajo en pubs para adultos y en ludotecas para niños de tres años. El público que más me gusta es el familiar pero no quiero que solo lo pasen bien los pequeños sino que los padres también se mueran de risa. Niños fuimos todos, así que si hago un chiste que un niño pueda entender, el adulto también lo entenderá. Mi labor, la parte más difícil para mí, es que entren en el espectáculo todos los espectadores, tengo que conectar con ellos y ganármelos. Después de eso, ya entenderán mi juego.

Y en estos años, ¿ha actuado para público diverso?

El otro día, en Portugal, hice un espectáculo en una cárcel y fue brutal. Flipé porque eran personas que habían cometido crímenes pero que se reían como si fueran niños. También he tenido la oportunidad de actuar en Corea del Norte, y allí la gente se reía con el mismo espectáculo que se ríe la gente en España. Lo importante es hacer que las personas se sientan como niños y que entiendan el juego sobre el escenario.

¿Qué hay de Adrián en el Gran Braulio y viceversa?

Creo que Braulio se parece más a Adrián que al contrario. Braulio me permite hacer cosas que Adrián no podría hacer porque me moriría de vergüenza. Recibo muchos cursos de magia clown y me parece que es una terapia. Cuando estoy actuando no puedo estar pensando, tengo que estar en el presente, pendiente del público y sus impulsos y tengo que estar muy conectado con todo lo que ocurre. No uso tanto la cabeza ni tantas máscaras.