No son como dos gotas de agua, pero sí que comparten criterios literarios. Sus rostros reflejan cansancio y felicidad al cincuenta por ciento. También la curiosidad de lo que está por llegar con la aventura que iniciaron al borde de la medianoche del pasado martes. Javier Cercas, ganador del Premio Planeta 2019 con Terra Alta, y Manuel Vivas, finalista con Alegría, no quieren poner excusas. Sobre todo, el autor de Anatomía de un instante. "Estar vivos es un puñetero milagro. Si no somos capaces de darnos cuenta de eso seremos unos desdichados... ¡Qué coño importa que anoche (por ayer) no durmiera si sigo vivo!", explica Cercas después de que su compañero de mesa se trasladara a 1947, concretamente, al año en el que José Hierro sale de la cárcel y escribe Alegría. "El significado de esa obra gira en torno a la idea de que ahora, cuando todo está mal, yo pongo alegría... Ahí fuera hay más de 50.000 fracasos, pero nadie puede quitarte las ganas de vivir", acentúa Vilas mientras aclara que él no puede renunciar a su condición de poeta.

Terra Alta y Alegría se pondrán a la venta el próximo 5 de noviembre. En el caso de la primera novela habrá una tirada de 300 mil ejemplares; para la historia finalista el encargo inicial será de 90 mil libros. "Si vamos a estar de acuerdo en todo lo que vamos a decir esto no va a funcionar", bromea Cercas cuando sobre la mesa se exponen los puntos de anclaje que existen entre el autor extremeño, aunque afincado en Cataluña, y el oscense. "Los dos coincidimos en la idea de que a los lectores hay que darles buenas historias", aseguran en una comparencia de prensa en la que el peso lo lleva el ganador del Planeta. Eso sí, entre los asistentes el comentario generalizado es que ambos son dignos vencedores de un certamen que en su 68 edición ha realizado una apuesta de altura.

"La ficción no existe"

Cercas transmite una verdad contundente, que no absoluta, en cada una de sus respuestas. "La ficción está preñada y cebada de realidad, es decir, que no existe... La ficción es un invento literario", incide un intercambio de posicionamientos que Vilas lleva a su terreno con un argumento sólido. "En una novela tienen que pasar cosas. La vida es una pura narración y, por tanto, mi gran obsesión es seguir capturando en una página las experiencias que vivo todos los días. Lo que ocurre a mi alrededor lo analizo en clave literaria".

Para el creador de El vientre de la ballena, entre otros títulos, su primera incursión en los Planeta ha supuesto una especie de metamorfosis -en distintas fases de su comparencia ante los medios de comunicación hizo referencia a la obra de Kafka-, una peregrinación hacia un espacio nuevo que le provocaron unas inquietudes que no estaban en sus tripas: "Me he reinventado, pero sin perder la esencia. En Terra Alta me he preocupado por encontrar un significado a la justicia, la ley, la venganza... Ahora estoy aprendiendo a hablar de este libro, pero mi deseo sigue siendo no alejarme del escritor que conocí hace 30 años. Uno tiene que estar sometido a un cambio permanente, pero yo no encuentro una gran diferencia con respecto al autor de Soldados de Salamina (2001). No quería resultar aburrido, pero si una historia se te mete en casa, sal corriendo...", puntualiza en relación a las manías que deambulan por la imaginación de un novelista. "Adoro a los lectores ingenuos; esos son los mejores", agradece.

En torno al pacto autobiográfico se volvieron a reunir los pensamientos de dos narradores que en más de una ocasión se colaron en el universo de la meta literatura. "Yo te cuento mi vida porque se parece mucho a la tuya", sostiene Vilas a las puertas de confesar una de sus claves literarias: "soy feliz cuando he logrado tocar el corazón del lector con el contenido de una página. ¡Ese es el gran milagro de la escritura", certifica antes de que Cercas retome la iniciativa. "Para mí el secreto está en hacer libros fáciles de leer y difíciles de entender. Por esa razón leemos una y otra vez los clásicos, porque las páginas no están llenas de banalidades y tonterías... El arte verdadero siempre oculta el artificio", remarca en un punto de la ya conversación entre autores en el que optan por eliminar esa supuesta línea que se quiere trazar entre la alta literatura y la literatura. "Cervantes no ganaría el Cervantes, pero sí el Planeta", apostilla Cercas al tratar de explicar que el éxito de El Quijote no está en la complejidad de su trama y de su lenguaje. Tampoco en el caso de Madame Bovary. El Quijote es tan bueno porque se lo leían a todas las personas que terminaban en una posada. Shakespeare, por ejemplo, tampoco era un erudito pero su escritura llegaba, simplemente, escribía para ganar dinero. Lo que sucedió es que era muy bueno...". Vilas, en este caso, es el que toma la palabra para apuntar que eso forma parte de la artesanía del escritor. "Soy un amante de Lou Reed, pero aunque lo intente con todas mis ganas y sabiduría, yo nunca podré cantar Walk on the wild side con la misma sencillez poética que él le sabía imprimir a esa frase", elogia un amante confeso de la obra del poeta y solista neoyorquino. Igualmente, declaró su admiración pública por Bob Dylan. "Soy un amante del rock and roll".

Cercas, por su parte, puso como ejemplo para buscar la perfección al tenista rumano Ilie Nástase. Su inteligencia para ser el mejor, según él, es un ejemplo que le ha servido en distintas fases de su vida para superar instantes complicados. "Ese perfección hay que buscarla todos los días... Nuestro trabajo consiste en pelearnos con las palabras. Es como si Manuel Vidal se pone en estos instantes a hacer un muro. Yo sé que él buscará levantar un muro impecable", compara sin olvidar al grupo editorial que premió a Terra Alta con 601.000 euros. "Yo sé que todos los libros que publica Planeta son muy buenos", sale al quite minutos después de generar una sonrisa muda con la respuesta en la que mezcló el Cervantes y el Planeta.

Vilas y Cercas, por último, no dudaron en poner sus libros en manos de los lectores para que sean estos los que juzguen su contenido. "Ahora nos vamos a enterar de verdad lo que duelen las críticas a un ganador y finalista del Planeta", avisa el extremeño.