Emilio del Río (Logroño, 1963), doctor en Filología Clásica, profesor de la Universidad de La Rioja, exdiputado del PP en el Congreso, divulgador y escritor, tiene perfil de senador romano de los que comentaban la actualidad paseando por el foro. Su vida es una cruzada a favor de la cultura grecolatina, que considera injustamente tratada y olvidada en España. El libro Latín Lovers va por la décima edición. El pasado mes de junio el Gobierno de España le concedió la cruz de Alfonso X el Sabio. Del Río está convencido de que el latín abre las puertas al conocimiento del mundo actual.

Los profesores de Latín y Griego han tenido que reciclarse hacia otras materias por falta de alumnos. No parece muy alentador para ese propósito de fomentar la cultura clásica que usted abandera...

Yo decidí dedicarme a lo que me gustaba, desoyendo a quienes me hablaban de las salidas profesionales y esas cosas. Es bueno preguntarse dónde vas a trabajar y más vale elegir algo que te haga feliz. En eso vas a pasarte buena parte de tu vida. En cualquier caso, el desinterés que existe en España hacia el latín y el griego contrasta con lo que sucede en Alemania o Inglaterra.

El caso es que el mundo clásico sigue siendo un gran desconocido, y usted se ha empeñado en que deje de ser así.

Me gusta el mundo clásico, la literatura, el arte... todo eso va relacionado con las humanidades, que son el estudio del ser humano. Es la forma de conocernos. En la mayor parte de los países avanzados se estudia Latín y Griego y eso los hace mejores. España es un gran país y no debería desaprovechar ese legado. Conocer el mundo clásico nos hace mejores ciudadanos.

Tampoco los romanos eran perfectos?

No se trata de hacer un club de fans del mundo romano, pero a partir de los mensajes que nos trasladan podemos atar muchos cabos. Para entender todo esto es esencial un buen profesor, que es el que hace amar una materia. Las páginas más bellas de la literatura universal se han escrito en latín.

¿El sistema educativo español es tan nefasto como a veces se le considera desde algunos ámbitos?

Claro que no. A nuestros ingenieros, médicos y arquitectos se los rifan en el mundo. Tenemos un sistema educativo mejorable y un cuerpo de maestros al que hay que pagarles más. No hay derecho a que cobren tan poco. También hay que darles el reconocimiento social que han ido perdiendo. Como decía Camus, "Un mal maestro es un crimen". El profesor transmite valores, y eso es esencial para mantener a la tribu unida.

Así que poco se ha hecho a partir de Roma...

Pues más o menos. Quintiliano, hace 2.000 años, ya se lamentaba del comportamiento de los jóvenes, que, según él, traían los vicios de la familia. Esos valores de comportamiento, respeto y solidaridad han estado en crisis en todas las etapas de la humanidad.

Hispania dio tres emperadores a Roma. Por toda la geografía existen vestigios y Asturias no es una excepción. ¿Se está rentabilizando ese patrimonio?

Desde el punto de vista cultural y económico no aprovechamos ni el cinco por ciento del potencial que tiene el pasado clásico en la Península, donde se ha hablado más siglos latín que español, no lo olvidemos.

Hay gente en la Península que se expresa en lenguas derivadas del latín, y algunas aún aspiran a ser declaradas oficiales. ¿Qué le parece?

Una lengua es una riqueza. Todas lo son. Hay que protegerlas y conservarlas. Llegar a ese punto no tiene sentido. Al final, el lenguaje es un acuerdo, lo más democrático que hay. Nunca debe imponerse.

A veces también se producen fuertes colonizaciones lingüísticas, el latín en su día o el inglés en la actualidad...

Bueno, los romanos trajeron su idioma, pero tampoco arrasaron con el resto. La prueba es que el vascuence, que no es de raíz latina, pervivió en la Península Ibérica. Las lenguas romances se desarrollaron a diferente ritmo. Más bien hubo un proceso de amoldamiento.

El sesenta por ciento del vocabulario inglés procede del latín, no deja de tener su gracia.

Ahora que los ingleses quieren irse de la Unión Europea el latín podría sustituir al inglés en Europa. Por cierto, hasta la propia palabra brexit es totalmente latina. Viene de Britania, el nombre que los romanos dieron a Inglaterra, y exit (salida). El latín tiene una musicalidad y belleza que engancha.

Cuesta imaginar un Pleno del Parlamento europeo en latín... Qué le voy a contar a usted que ha sido diputado.

Por supuesto que cuesta imaginar algo así. Es una hipótesis que a mí sí me gustaría. Desde mis cargos políticos, como consejero en La Rioja y diputado del PP en el Congreso, entre otros, siempre he tratado de hacer valer la cultura clásica.

Las citas latinas siempre acaban por aparecer en la tribuna de oradores.

Necesitamos políticos formados. La gente debe implicarse en la política, que no puede dejarse en manos de los políticos. La palabra idiota, que procede del griego, designaba a quien no quería saber nada de los asuntos públicos. Hay que implicarse en la asociación de vecinos, en la de padres del colegio. El pasotismo no conduce a nada bueno.

En el mundo romano tampoco se concebía el separatismo. Un caso como el de Cataluña habría sido aplacado de forma contundente.

Ellos trataban de convivir con otras realidades. El Imperio era un todo, pero Hispania tenía una identidad muy marcada. Eso queda en evidencia cuando Cicerón habla de los hispanos. Hay un sentimiento de paisanos, de pertenencia a algo. Si avanzamos en la historia vemos que el propio rey Fernando el Católico en su testamento dice que ha cumplido con el objetivo de reconstruir la Hispania romana. Somos una de las naciones más antiguas de mundo. Eso debería estar por encima de otras consideraciones excluyentes.

¿Es un exceso considerar a la Unión Europea una especie de versión moderna de Roma?

La Unión Europea es una realidad y un marco de progreso, en buena medida gracias al mundo clásico y al humanismo cristiano. Por eso la historia es la base sobre la que debemos construir su desarrollo.

¿Eso tiene algo que ver con el "modo de vida europeo" que se ha propuesto proteger la Comisión Europea en la legislatura que comienza?

Tiene todo que ver. Hay que ser integradores, pero hay principios que no son relativos. El valor de la democracia y la libertad, entre ellos. Esa es la esencia del modo de vida europeo. Al César lo que es del César.

Todo imperio tiene su fin...

Nunca ha habido imperio tan potente ni que haya durado tanto como el romano. Quizá por eso todos los que ha habido después se fijaron en sus símbolos. Basta pensar en Napoleón y Francia, o en el proceso de independencia de los Estados Unidos.

Ahí tenemos el Capitolio, sin ir más lejos.

La mayoría de los promotores de la Declaración de Independencia fueron figuras que recibieron una educación clásica, basada en ideas de Roma y Grecia. En un recorrido por la historia del continente americano se hallan varias fuentes que mencionan la posibilidad de que el griego fuese la lengua oficial de los Estados Unidos. Así lo dejó escrito el erudito Charles Astor Bristed. Los padres fundadores (John Adams, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin), llenaban sus discursos y cartas con citas de Cicerón, Virgilio o Tácito. La propia Constitución se inspira en los principios de la filosofía clásica.

La cuestión será cómo casar todos esos principios con un mundo invadido por la tecnología, con poco tiempo para sumergirse en la lectura de 'La Eneida', por ponerle un ejemplo.

No lo veo tan complicado ni alejado de la realidad. La cultura clásica es una de las cosas más modernas que hay. Gracias al latín entendemos mejor el mundo que nos rodea, y damos respuesta a muchas preguntas que nos hacemos.

En su libro 'Latín Lovers' alguna respuesta debe de haber... Diez ediciones no se alcanzan tan fácilmente.

El libro sigue estando entre los más vendidos y, efectivamente, estamos en la décima edición. Es un libro divertido que juega con el latín, la cultura y la actualidad. También hay mucho humor. Los romanos nos dan las claves para entender cómo sentimos, cómo amamos y, en definitiva, cómo vivimos.

Claro, a usted cualquiera le dice eso de que el latín y el griego son lenguas muertas...

Durante siglos el latín ha sido un potente vehículo de comunicación. No se trata de hablarlo, pero sí merece la pena conocerlo. Más que lengua muerta yo creo que estamos ante una lengua inmortal. Lo ha resistido todo: la desaparición del Imperio, el surgimiento de las lenguas romances y miles de cambios, incluido el del paisaje. El latín es uno de los materiales más resistentes.

Definitivamente, usted sabe latín.

Precisamente en el libro demuestro, a través de ejemplos muy gráficos, que todos sabemos mucho más latín del que pensamos. Por ejemplo, en España, vamos a votar por cuarta vez en cuatro años, estamos llamados a unos comicios, que significa ir juntos a un sitio.

¿Mensaje contra la abstención?

Un país no puede estar parado, el mundo no para. Hay que estar en movimiento con reformas permanentes. Los clásicos son una gran lección de vida.