Daniel Abreu (La Matanza, 1976), Premio Nacional de Danza 2014, hace ya muchos años que trabaja con la flamante Premio Nacional de Danza en la modalidad de interpretación 2019, la grancanaria Dácil González, por su papel en el espectáculo La desnudez que comparten ambos en escena desde 2017.

La estrecha relación existente entre dos de los mejores bailarines de España, como así lo constatan los sendos galardones que les ha concedido el Ministerio de Cultura, también les ha llevado a compartir la dirección de un ambicioso proyecto que acarician con amor y orgullo canario: Lava, formación residente del Auditorio de Tenerife integrado en su mayoría por intérpretes de las Islas.

"Este premio es más que merecido porque es una mujer que tiene una capacidad de trabajo, un compromiso con lo que hace, una constancia y un amor como intérprete increíble, y además con muchísima efectividad. Estas palabras se quedan cortas para su buen hacer y el premio creo que reconoce todo esto. Dácil es una de las mejores bailarinas que tenemos en el país indudablemente", opinó con todo lujo de detalles Daniel Abreu.

Dácil González comenzó a trabajar en las coreografías de Daniel Abreu en 2008, en concreto en las piezas tituladas Equilibrio (2010), Animal (2011), Silencio (20139, Venere (2015) y La desnudez (2017), todas ellas creadas por el bailarín tinerfeño e interpretadas junto a él.

"Llevamos trabajando juntos desde 2008. De hecho la última producción que hice fue solo con ella. He podido ver su capacidad para adaptarse a todo lo que se le pedía, además es una intérprete que no requiere demasiada atención en la dirección porque con unas cuantas notas es capaz de hacer crecer cualquier idea que se le proponga. Es una excepción no por su capacidad de trabajo sino por esa capacidad que tiene de transmitir única y personal".

Abreu también destacó la trayectoria que ha marcado su bagaje profesional que la ha permitido conocer in situ toda la historia de la danza que ha pasado por Madrid. "Ha trabajado con casi todos los coreógrafos y es indudable su profesionalidad para defenderlo todo con mucha brillantez", puntualizó el artista matancero.

Con respecto al papel de Dácil González en La desnudez, interpretación que tuvo en cuenta el jurado para concederle el Premio Nacional, su autor, Abreu, considera que "hace un papel maravilloso e impecable en ese entorno, en La desnudez, quizás porque tiene más protagonismo, puesto que somos tres en escena, un músico, ella y yo".

La admiración profesional y personal que siente el bailarín tinerfeño por la bailarina grancanaria se sustenta en la amplia experiencia que han acumulado juntos en media docena de montajes.

"Cualquiera de los trabajos que ha hecho para la compañía han sido siempre brillantes y cuando terminas la función la gente te devuelve cosas de la obra y siempre se quedan con su rol en el espectáculo, con su capacidad de transmitir y ejecutar con limpieza, además de constancia. No es una bailarina que un día tiene una función excelente y otra peor, sino que siempre se mantiene en el nivel de excelencia, por eso este reconocimiento".

Otro aspecto que llama la atención de Dácil González como bailarina es su talento innato para comunicar, para saber expresar esos sentimientos que subyacen en las diferentes piezas que aborda con mucha técnica, con un profundo conocimiento de las claves del lenguaje en el que se desenvuelve y ha sabido absorber de la larga lista de profesionales con los que ha trabajado.

"Es muy elegante y muy versátil porque tiene la capacidad de adaptarse a los registros que se le imponen. Es una artista silenciosa en el sentido de que lo hace y no te lo cuenta. Tiene magnetismo, cuando la veo es que me fijo en ella y no le puedo quitar el ojo. Siempre digo que ella es como si desprendiera purpurina cuando baila porque tiene esa facultad de brillar por sí misma".