La nómina de Premios Nacionales de Danza canarios sigue aumentando. La última la grancanaria Dácil González, que acaba de obtener el Premio Nacional de Danza en el apartado de interpretación por su impecable "nexo entre técnica, emoción y capacidad comunicativa", cualidades que ha desarrollado con solidez y constancia durante más de dos décadas.

El jurado, que también ha otorgado esta distinción nacional en la modalidad de creación a Estévez/Paños y Compañía, puntualiza la calidad de González en la interpretación de La desnudez, pieza que comparte con el tinerfeño Daniel Abreu, Premio Nacional de Danza en 2014.

Esta tándem de bailarines y coreógrafos canarios, que ya forman parte del Top Ten de la danza española, junto a las también grancanarias Mónica Valenciano y Zenaida Yanowsky de adopción, ya comparten su experiencia profesional desde 2008 en cinco espectáculos firmados por el coreógrafo tinerfeño.

"No me lo esperaba para nada. Ha sido como un shock. Estoy muy ilusionada. Una viene a trabajar como todos los días, con ilusión, poniéndole pasión a un trabajo que me encanta, siempre el público ha sido muy amable conmigo y he recibido críticas muy buenas, pero de ahí a un premio, chiquillo...", comentó con sinceridad.

El año pasado casi pudo acariciar un Premio Max como bailarina por su papel en La desnudez, pero no pudo ser porque se lo llevó Abreu por ser éste el mejor espectáculo de danza, además de los de intérprete masculino de danza y coreografía con La delicadeza.

"Para mi es un regalo trabajar con Daniel como director que intenta exprimirme al máximo y sacar cosas nuevas y seguir potenciándolas. Es un gusto la verdad", confesó esta bailarina que se autodefine como muy "comprometida porque hay algo que a mi me apasiona como intérprete y es trabajar con un coreógrafo para el que realmente eres un instrumento para contar su historia y de la manera que él o ella quiera. Siempre me gusta llegar a un gran grado de compromiso porque mi mayor satisfacción es cuando el coreógrafo o coreógrafa está feliz por el trabajo que realizas".

El jurado que le ha otorgado el Premio Nacional de Danza también destacó que esta bailarina canaria es un reflejo de la historia de la danza contemporánea hecha en España por su estrecho vínculo con la mayoría de los profesionales del sector que han experimentado su capacidad.

"He trabajado con diferentes coreógrafos durante todos estos años y cada uno tenía su manera de contar las cosas. Había historias que estaban ya definidas porque había un hilo argumental de principio a fin; en el caso de Abreu el paisaje se va componiendo en realidad, la historia la decide la persona, el espectador que la ve según su experiencia. Su vivencia, al final, es la que conforma la historia a su propia vida".

En este sentido, reiteró que ella disfruta con cualquier papel que le encarguen y le atraiga de alguna manera, además de ser muy respetuosa con las ideas que le transmiten los directores, tanto que puede dar la idea de ser muy formal. "Abreu me ha llegado a decir: piérdeme el respeto, no me hagas tanto caso...", ríe.

Dácil González comenzó sus estudios de danza clásica en Las Palmas de Gran Canaria, hasta que se trasladó a Madrid en 1996, donde ha desarrollado gran parte de su carrera y ha bailado con diferentes compañías, ha participado en diversas óperas y algunas películas como Pasos de Baile, dirigida por John Malovich.

"Iba a la Ventilla, donde tenía la residencia Provisional Danza de Carmen Werner y Mónica Rinde, Pedro Berdäyes y José Reches. Todos los canarios que íbamos a Madrid pasábamos por ella y allí me empezó a picar el gusanillo y de esta manera fue todo rodando".

La intérprete canaria se siente muy vinculada a su tierra, cuna de buenos bailarines y bailarinas. 'Cuando salgo en Carnaval y veo como se mueve la gente... Es algo que se lleva dentro y nace. Es muy ilusionante ver que cada día hay más excelentes bailarines canarios que salen fuera".

Uno de los proyectos que también centran su atención actualmente es la Compañía de Danza Lava, del área de Unidades Artísticas del Cabildo de Tenerife, en la que actúa como ayudante de dirección de Daniel Abreu.

"Estoy muy implicada con el proyecto. La cantera de gente que hay invita a que esos proyectos salgan adelante y ahora el apoyo institucional es fundamental y está ahí detrás. De repente es maravilloso que todo haya podido unirse en el momento justo para llevarlo a cabo. Estamos muy contentos y ahora estamos trabajando en el estreno en diciembre de las dos nuevas piezas de Lava, coreografiadas por el israelí Roy Assaf y el coreano Dong Kyu Kim".

Cuestionada sobre si seguirá vinculada a la compañía de Daniel Abreu o si le gustaría dirigir sus propias coreografías tras conseguir el Premio Nacional señaló que no. "Seguiré vinculada sobre todo por la figura del intérprete. Me hace especial ilusión trabajar para los demás, meterme en su manera de contar las cosas, en sus cabezas. Creo que es algo que no voy a abandonar por ahora y luego hay una parte creativa, porque cada vez que sales al escenario es como un mundo".