Amor, crueldad, inocencia, ingenuidad, violencia, candor, optimismo, poder, miseria o rudeza, entre otras cualidades que definen al ser humano forman un explosivo cóctel que se degusta en La Strada, versión teatral de la película del cineasta italiano Federico Fellini que se representa hoy, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, dentro del Festival Telón.

Esta obra, cuya adaptación la firma Gerard Vázquez y la dirige Mario Gas, reúne en el escenario durante cerca de noventa minutos a los actores Alfonso Lara, Mar Ulldemolins y Alberto Iglesias, quienes dan vida a Zampanò, Gelmosina y El Loco, tres personajes que habitan en la calle (la strada) y comparten la soledad, la marginación, el desarraigo y la miseria.

Zampanò es un forzudo de circo, violento y rudo, que compra a una joven para que le ayude en su espectáculo ambulante, Gelmosina, que representa el optimismo y la inocencia. Entre ellos surge un atisbo de amor. El Loco es otro artista de circo que se les cruzará en el camino y generará los celos de Zampanò.

"La mirada de Mario Gas es muy respetuosa con los protagonistas de la película, porque la versión teatral se ha condensado en Zampanò, Gelmosina y El Loco. Aún así conserva todo el espíritu que habita, el dolor que contienen y la belleza de esos personajes. Es una mirada muy respetuosa, muy feliniana, porque a Mario Gas le gusta mucho el mundo del circo, del espectáculo y los seres humanos singulares", señaló Alfonso Lara.

El intérprete madrileño, que escenifica un jugoso papel, en el cine lo protagonizó Anthony Quinn, opina que Zampanò, "es una persona que, sin ser malvado, es una bestia que representa la crueldad de la naturaleza que habita en el ser humano. Es como un ser primitivo que no ha aprendido a amar, que ha perdido la dignidad del ser humano, a hacer lo que sea para comer. Está sobreviviendo continuamente, pero no es una mala persona".

El proceso de preparación de este personaje por parte de Lara ha sido bastante intrincada, sobre todo cuando se cuestionó si podría parecerse a él en cierto modo. "Zampanò es como un agujero negro que he contemplado durante este tiempo con horror y fascinación. También me ha enseñado cosas sobre la naturaleza de nuestro trabajo de actor, porque La Strada al fin y al cabo es la historia de un cómico errante que compra una chica y se va a un circo. Con Zampanò se puede aprender tanto en la vertiente humana como en la de actor", matizó.

La Strada, con una escenografía que es un verdadero ejercicio de síntesis, presidida por un carromato, plantea una realidad muy vigente. "Está hablando de una sociedad deprimida, de la postguerra, en la que la pobreza campa a sus anchas en Italia. La Strada habla de esa miseria que habita en los seres humanos, pero podríamos apostar por tener un espíritu más limpio dentro de las carencias naturales", apuntó.

"Este espectáculo -añadió- es un buen resumen de lo que es la vida en la tierra y los hombres en general. Es un espectáculo errante. No me extraña que tuviese este gusto porque es un lugar metafóricamente muy apropiado para describir el mundo".