El Festival de San Sebastián acogió ayer la presentación de las primeras imágenes exclusivas de la película El verano que vivimos, un "drama romántico" con "sensibilidad masculina" protagonizado por Blanca Suárez, Pablo Molinero y Javier Rey que tiene previsto su estreno para 2020.

Tal y como señaló Mercedes Gamero, de Atresmedia Cine, una de las empresas productoras del filme, en su afán de ir más allá de la "comedia o el thriller" han elegido un drama "romántico", con "lealtad y compromiso", que muestra cómo en ocasiones la vida invita a vivir "situaciones complejas" y "fuera de ruta", como es el caso de los protagonistas de esta película, cuyo rodaje tuvo lugar entre Galicia y Andalucía.

Los "referentes claros" han sido cintas como El paciente inglés, Expiación o Los puentes de Madison, aunque ninguna combinaba "todos los ingredientes" que buscaba el equipo y que han logrado en una película rodada hasta el pasado jueves y que será distribuida por Warner.

El verano que vivimos ha contado con seis millones de euros de presupuesto y su rodaje se ha extendido durante nueve semanas.

Teresa Fernández-Valdés, de Bambú Producciones, indicó que la cinta cuenta cómo una periodista local descubre unas esquelas que llegan cada año, siempre sin firmar, y dedicadas a una tal Lucía. A través de ellas, la acción se traslada a 1958 en Jerez.

Dos amigos de universidad, Hernán, enólogo, y Gonzalo, arquitecto, suman fuerzas para construir una bodega en tiempo récord. Cuando Gonzalo se reúne con su amigo se encuentra algo inesperado: una mujer, Lucía, a quien da vida Blanca Suárez. B

La actriz describía a su personaje como una mujer heredera "pasional", "comprometida con su trabajo" y que se "remanga la camisa para ir a la uva". "Cuando se cruza con Gonzalo, éste le vuela los esquemas y le muestra un mundo con el que sueña, y lo vive también con pasión", dijo.

Molinero explicó sobre Hernán, su personaje, que es un "emprendedor positivo y enérgico" que "encarna algunas cualidades de la tierra". "El conflicto y pulso entre el amor y el tiempo pone en un extremo a estos personajes, que no pueden escapar de su destino".

El director, Carlos Sedes (Fariña), subrayó que aunque esta película se desarrolla en dos tiempos, en 1958 y también en 1995, habla de lo mismo: amor.