Viena está considerada la mejor ciudad para vivir de todo el planeta. Es una ciudad con mucha historia que se enorgullece de una abundancia de música y arte en todas las esquinas y de su gran arquitectura. También presume de la calidad de vida que le otorgan sus maravillosos cafés, con su Kaffeehauskultur, única en su género.

Pero además de su cultura, lo más destacable de Viena es como es capaz su ayuntamiento de garantizar una vivienda asequible para todos y de construir actualmente en torno a 10.000 pisos al año para alquiler asequible. Viena ha logrado crear un conjunto de políticas para convertirse en una de las ciudades más amables del mundo y con precios más módicos. La estrategia de vivienda de Viena se basa en crear vivienda pública, y controlar y subsidiar el alquiler. La mayoría de los vieneses son inquilinos, el 78% de los habitantes de la ciudad austriaca vive de alquiler, y la mitad de todas esas viviendas de alquiler son públicas.

Y aunque solo las familias por debajo de un cierto límite de ingresos pueden solicitar vivir en una vivienda pública, si los ingresos de un hogar aumentan después de mudarse a una unidad de vivienda pública, no están obligados a mudarse y como la vivienda pública vienesa es tan asequible y deseable, y hay edificios de tanta calidad y tan bonitos, la gente rara vez se muda. Además, como ciudad de distancias cortas, Viena proporciona acceso inmediato a la infraestructura pública para todos los ciudadanos, lo cual reduce el tráfico. Igualmente apoya el uso del espacio público y genera valiosas áreas verdes.

Como si fuera poco lo anterior, las intervenciones artísticas son alentadas y apoyadas por la ciudad e implementadas por KOR, el fondo vienés para el arte público. El arte ha jugado históricamente un papel muy específico en la vivienda pública en términos de expresión social. Ya se trate de murales, esculturas o mosaicos, el arte en Viena está estrechamente relacionado con la arquitectura y en las últimas 2 décadas han sido testigos de una mayor participación del arte contemporáneo en las condiciones sociales y urbanas y la vida cotidiana en la ciudad. Hoy en día, los proyectos de arte en el espacio público, que son tan variados como las prácticas artísticas posconceptuales, aparecen en la mayoría de las viviendas públicas (igualito que en Canarias?).

Los altos estándares arquitectónicos con pocos signos de diferencias físicas evitan la estigmatización habitual de las viviendas públicas, evita la segregación y logra la cohesión social y proporciona una alta calidad para todos, no solo para los más vulnerables.

Destaca un magnífico edificio curvo que se encuentra, imponente, en el distrito suburbano 23 en las afueras de Viena, el Wohnpark-Alterlaa. Es una estructura curiosamente futurista, extensa, intimidante y formidable, diseñada en la década de los 70 por el arquitecto austríaco Harry Glück. Este complejo de viviendas sociales fue construido con la idea radical de crear hogares para los pobres con todos los beneficios que favorecen a los ricos. Dentro de esta increíble arquitectura se encuentran todas las comodidades necesarias: tiendas, consultorios médicos e incluso una piscina en el techo.

Otro ejemplo diferente son los antiguos tanques de gas que se han transformado en viviendas. Ubicadas en el área de Simmering, estas estructuras esféricas, con capacidad de almacenamiento de 90,000 metros cúbicos se utilizaron para abastecer el área local con gas desde 1896 y ahora son monumentos históricos industriales protegidos y se han convertido en pisos y 'pueblos'.

Otro ejemplo que seduce a todos es la Casa Hundertwasser, del arquitecto Joseph Krawina, que combina pisos y fachadas ondulantes, aberturas irregulares, gran colorido y vegetación (250 árboles en el edificio), porque no se adapta a las normas y clichés convencionales de la arquitectura.