Para iluminar la noche capitalina, no hay nada mejor que la magia de las artes escénicas. Pese a contar con la competencia directa de las Fiestas del Cristo de La Laguna, el recinto portuario de la capital tinerfeña le dio un merecido y cálido recibimiento a los miembros de la compañía belga Theater Lol.

El Festival Canarias Artes Escénicas abrió anoche su agenda de espectáculos con Pedaleando hacia el cielo, uno de esos shows que hace volar -también- la imaginación de quien lo observa. El festival, que se desarrollará hasta el próximo 16 de noviembre, incluye trece actuaciones diferentes que se celebrarán en Tenerife, La palma, Fuerteventura y Lanzarote.

El espectáculo escogido para empezar no dejó a nadie indiferente anoche en Santa Cruz. Música en directo con intérpretes alados que hacen un recorrido desde el suelo y vuelan luego a bordo de sus mágicas bicicletas conducidas por violinistas de otros mundos. Pedaleando hacia el cielo es un espectáculo interactivo que ayer hizo soñar tanto a grandes como a pequeños en el puerto santacrucero.

La voz de una cantante totalmente ataviada de rojo fue la encargada de marcar el inicio de la velada. Ella y su acompañante, un caballero de blanco que agitaba un abanico, comenzaron a cantar y con sus voces empezó la magia.

La música, con temas populares como el Cucurrucucú Paloma de Pedro Infante o el Oh mío bambino caro que tan espléndidamente cantaba Callas, fue una de las protagonistas del show. También hubo plumas y pétalos flotando entre el público, así como luces y confeti. El momento más especial llegó con el vuelo de un carrusel con cuatro bicicletas a bordo y proyecciones de imágenes de la Isla. A las miles de personas que anoche escogieron la velada santacrucera en lugar de las fiestas laguneras, Pedaleando hacia el cielo se les hizo muy corto.