Su voz continúa sonando de manera envolvente como si el tiempo no hubiera hecho mella; igual de cantarina y fuerte que en el pasado... Javier Gurruchaga (1958, San Sebastián) pasó esta semana por la capital tinerfeña para protagonizar un interesante diálogo con Mario Gas en la clausura del Festival Internacional Canarias Artes Escénicas organizado por la Fundación CajaCanarias y la Caixa. El cantante, actor y presentador, también fundador de la Orquesta Mondragón, concedió una entrevista a El Día antes de entrar en faena. "No quiero ser demasiado catastrofista, pero estamos regresando al medievo", apunta en relación a ciertos condicionantes que se están dando en el mundo de la cultura.

¿Es consciente de que algunos de sus éxitos, como por ejemplo, 'Ellos las prefieren gordas', hoy en día lo hubieran metido en un lío?

Esa no es una de mis canciones favoritas, pero cuando la tocamos funciona bastante bien. La letra de Eduardo Haro es inteligente y tiene varias lecturas. Yo prefiero otras como Viaje con nosotros o Caperucita feroz.

Me refería a la alta sensibilidad que parece dominar a la sociedad actual...

Le he entendido... En algunos estribillos canto "Ellas los prefieren gordos" y entonces quedo muy bien como portavoz y "portavoza", aunque eso suene horroroso. Esa canción nos ha dado mucho dinero, pero no creo que la gente venga a ver a la Orquesta Mondragón por Ellos las prefieren gordas.

¿Le preocupa la autocensura que se está dando en el mundo de la cultura para ser políticamente correcto?

Creo que la cultura está sufriendo una regresión inquisitorial poco racional en medio de una sociedad que sigue siendo machista... En España se torquemadiza a todo el mundo con mucha facilidad. Esa labor la tienen que seguir ejerciendo los jueces, no los usuarios de las redes sociales. No quiero ser demasiado catastrofista, pero estamos regresando al medievo.

Para un provocador como usted...

No tanto (interrumpe).

Bueno, para un agitador como usted no debe ser demasiado cómodo tener que estar midiendo constantemente sus actos y palabras, ¿no?

Yo vengo de una dictadura terrorífica en la que además hubo muertos... Lo que está ocurriendo no es un problema exclusivo de este país. Ahora lo quieren mezclar todo hasta dar forma a un cóctel explosivo en el que lo cultural importa poco o nada. Yo no voy a ver una película de Polanski por las polémicas que generen a su acreedor; voy porque su cine me parece interesante. Deberíamos reflexionar todos en torno al papel que juegan las redes sociales y, sobre todo, a los poderes ocultos que están por detrás destrozando la vida de una persona.

¿Javier Gurruchaga ha hecho de todo en la vida?

De todo menos no respetar la libertad de las personas y de la democracia... Yo no he robado ni un mísero bolígrafo en mi vida. A nivel cultural me han ofrecido proyectos muy interesantes y otros los acepté por una cuestión alimenticia.

¿Se ha quedado con las ganas de acometer un proyecto que aún no se ha hecho realidad?

Eso siempre... Durante los días que he coincidido con Mario Gas y Cuco Afonso en Tenerife hemos hablado de esas aventuras que están por venir. Esas que todos tenemos en la cabeza, pero que cuestan dinero y tiempo. Sabemos que esto es breve y que todo se acaba, es decir, que hay que aprovechar el tiempo antes de morir... Un cantante no se jubila nunca; ese instante está reservado para los oficinistas y los taxistas.

¿Qué fue de la movida madrileña?

Eso es una etiqueta que se inventaron los periodistas. Fue un fenómeno de los años ochenta en el que se sucedieron una serie de cambios sociales y de recuperación de libertades. Estábamos encorsetados en un régimen opresivo franquista al que ahora algunos quieren volver, pero esa transformación no solo se dio en Madrid. Se dio en Madrid, Euskadi, Cataluña, Canarias... Es verdad que nos oxigenamos un poco, pero llamar a eso movida me resulta un poco atrevido, porque cada uno iba a su pelota. Madrid era la capital de España, pero no la factoría de Andy Warhol.

Sus apariciones en televisión siempre fueron muy llamativas. ¿Echa de menos esas críticas?

Por lo general eran buenas, aunque a los más conservadores e iconoclastas se les revolvía las tripas cuando me veían. Viaje con nosotros fue un referente de la televisión que ganó un Ondas y también participé en un programa algo escatológico de Fin de Año que dio mucho que hablar... Aquel gag un poco surrealista en torno al tratado de un pedo no se entendió demasiado bien. No sé si fue porque la fecha era algo inapropiada o por otras cuestiones que se me escapan. Lo cierto es que Pilar Miró (directora general de RTVE) me dio carta blanca para que hiciera lo que yo quisiera. ¡Eso fue lo que hice!