De formación escenógrafo y arquitecto, Carlos Santos, responsable de la escenografía de César Manrique, el musical, ha estado presente en diversos montajes de teatro, zarzuela, ópera o televisión alcanzando ya las 50 producciones. "En este trabajo, por encima del vértigo ha estado el respeto a la obra de César", dice.

Menudo bombón César Manrique para un profesional con su trayectoria.

Desde luego que sí. La figura de César Manrique me ha acompañado a lo largo de mi vida desde pequeño, cuando, con 8 años, viajé por primera vez a Lanzarote. A pesar de haber estado allí en posteriores ocasiones, aún tengo plasmados imágenes y recuerdos de todos los rincones que la isla guarda creados por César de ese primer viaje y las sensaciones que me provocaron. Posteriormente me volví a unir a su obra con otra mirada, durante mi formación como arquitecto, desde un punto de vista paisajístico y ahora se me ha brindado la oportunidad de adentrarme en ella, conociendo, aún más, toda la amplitud de estilos y disciplinas que abarca (que va mucho más allá de lo que la gente relaciona con él) y su vida, con el reto de llevar su esencia al escenario. A lo largo de mi carrera como escenógrafo he tenido que llevar al escenario espacios marcados por los textos o libretos y conceptos en base a las ideas de los directores, siempre pudiendo aportar de una manera directa mi estilo, pero nunca me he visto en la tesitura de tener que crear a través de la plástica de otro artista, lo que convirtió esta experiencia en un proceso muy enriquecedor, ya que me aportó otras maneras de plantear el proceso creativo.

Sin duda, César ha pasado a ser un adjetivo. Esa casa o ese jardín "es muy de César" se ha convertido, de hecho, en una muletilla común de todos los canarios tipo el habitual comentario ese sofá o una cocina "es muy Almodóvar".

La obra de César está tan presente en la sociedad canaria que no podría ser de otra manera. Ya no sólo por su estilo, sino por lo que su trabajo y defensa supuso y supone a día de hoy para el archipiélago y, sobretodo, para la isla de Lanzarote. No se me ocurre nadie con quien identificar el contraste de la lava negra con el blanco de las construcciones de una manera tan integrada o las formas y colores de sus peces y murales. Lo curioso es que ese estilo que directamente identificamos con él, ya sea paisajística o pictóricamente, es solo una pequeña parte de todo lo que abarcó su desarrollo como artista, ya que experimentó y trabajó en muchísimas disciplinas llegando a líneas de trabajo muy dispares.

¿Vértigo?

Todo proyecto siempre conlleva algo de vértigo desde que te sientas delante del papel, ya que directamente asumes una responsabilidad con la obra, que en esta ocasión ha sido mayor, pero en este trabajo, por encima del vértigo ha estado el respeto. El hecho de tener que trabajar desde uno mismo mediante la plástica de otra persona lo ha convertido en un reto mayor. La figura de César está tan presente que, de alguna manera, la línea de trabajo se convirtió en estar al servicio de su obra, llegándome a preguntar en parte del proceso cómo plantearía el propio César el espacio escénico de este musical, incluso abandonando momentáneamente mi manera de diseñar para acercarme aún más a su esencia. De esta manera he podido llegar a una escenografía que nos habla de César pero que no pierde mi identidad.

¿Cómo se traduce la esencia de Manrique? Paisajismo, como él lo definía, frente a la madera, las formas, la pintura y un espacio limitado y cerrado.

Es un cúmulo de elementos lo que ha hecho que podamos llevar la esencia de Manrique al escenario. La escenografía es sólo una parte, un sustento, que junto al vestuario, la iluminación y videoproyecciones, crean una unidad en lo que a la plástica se refiere. Además están la música y la interpretación, imprescindibles. Por la parte que respecta a la escenografía, veremos esa esencia mediante el uso de elementos extraídos de la obra de Manrique. Formas que nos llevan a los dibujos de sus casas campesinas, un suelo trazado con líneas que recuerdan a sus murales o texturas que reflejan sus esculturas con restos de barcos antiguos.

¿Ha tenido en cuenta las referencias creativas del artista de Lanzarote para crear la escenografía del musical?

No tanto para crear la escenografía sino para entender de dónde viene César y su evolución artística. Su obra es tan amplia y variada que ha hecho que el resultado del diseño escenográfico lo encontrase mediante la síntesis. En el musical nos movemos a lo largo de muchas etapas de su vida, por lo que comprometerme estéticamente con un estilo o momento concreto llevaba a que la escenografía estuviese desconectada de la escena según en que punto de la obra nos encontrásemos.

¿Es bueno o malo que todos los canarios tengan en su memoria claramente fijada la obra y estilo de Manrique?

No creo que sea malo, aunque si es determinante para tomar decisiones a la hora de diseñar. Que el espectador tenga una idea hecha sobre una estética, un personaje o una obra, muy probablemente hace que espere ver justo lo que tiene en su cabeza. Pero una parte muy positiva de lo que, a priori, puede parecer delimitador es que da la oportunidad de incrementar el factor sorpresa, y es ahí donde hay que buscar el resultado. Te obliga aún más a salir de lo obvio y a dar una vuelta de tuerca en el proceso creativo, te obliga a arriesgar.

¿En qué ha consistido el trabajo y cuándo comenzó?

Mi incorporación al equipo del musical fue en Marzo de este mismo año, cuando recibí una llamada de Israel Reyes tras tener una conversación con Manolo González. Anteriormente había trabajado en varias ocasiones con Israel, ya nos conocíamos, y casualmente, unas semanas antes Manolo había visto un trabajo mío para la producción de la ópera Don Carlo. Desde ese momento ha habido un trabajo de búsqueda y diálogo con ambos, persiguiendo un resultado que fuese efectivo desde la funcionalidad, bajo las necesidades de la dirección de escena, desde la articulación del espacio, que sirviese para contar el texto y la música, y desde la plástica para transmitir la esencia de Manrique.

¿Cuántos bocetos se han descartado desde que comenzó a trabajar?

Siempre son mucho más los papeles y bocetos que se quedan en el archivo que los que llegan a formar parte del proyecto final. En esta ocasión, el diseño es una cuarta o quinta versión de otras propuestas radicalmente diferentes. Además, una vez encontrada la línea definitiva de trabajo, hay otros muchos esbozos de los elementos que forman el conjunto, en cuanto a forma, dimensiones, color, disposición,?

Ya se ha probado parte de la escenografía en el Centro Cívico de Carrizal, en Ingenio. ¿Sensaciones?

Muy buenas. En el comienzo de los ensayos siempre es un privilegio poder visualizar lo que se está montado de la escena con el espacio que posteriormente se monte en el teatro ya que tengo muy interiorizado el diseño. Muchas veces puede pasar que en ese proceso de ensayos haya que tomar decisiones que modifiquen la escenografía pero aquí no ha sido así. Al Carrizal se trasladó parte de los elementos que interferían directamente con el elenco. Son unas piezas de bastante dimensión que entran y salen de escena y que son manejadas por ellos, por lo que tenerlas desde el principio era fundamental.

¿Ha sido sencillo lidiar con Manolo González e Israel Reyes, las cabezas más visibles pero no las únicas que están dirigiendo el proyecto?

Si, ha sido muy sencillo. Con Israel es la tercera ocasión que trabajo, aunque la primera en un proyecto de este formato. El "feedback" es continuo y, como director, te lleva a buen puerto para que una vez montado, el espectáculo tenga sentido en su totalidad. Tiene las cosas muy claras, y eso se agradece. A Manolo no lo conocía personalmente. Es la primera vez que trabajamos. Por su parte, como productor, ha sido muy respetuoso con la evolución del diseño. En las primeras reuniones tenía muy claro en su cabeza la imagen del espectáculo. El resultado final es muy distinto a lo que comentábamos en ese tiempo, fruto, en parte, de la confianza depositada.

¿Puede hablarme de dimensiones?

La escenografía es de gran presencia y magnitud. El hecho de introducir elementos móviles que llegan a los 4 metros de largo y que deben moverse por toda la escena o que llegue a haber en el escenario más de 50 personas a la vez, obliga a tener que abrir el espacio y plantearlo de una manera amplia. El ancho de la espacio sobrepasa los 10 metros y medio, y de fondo llegamos a los 15 metros, en dos niveles. Hay elementos, como el skyline de rascacielos de la etapa de César en Nueva York, que alcanzan los 7 metros de altura.

¿Cuánto ha durado la construcción y dónde?

La construcción de la escenografía ha llevado cerca de un mes y medio y se ha realizado íntegramente por profesionales de la isla. Directamente he apostado por dos equipos de trabajo con los que ya había trabajado anteriormente en varias ocasiones y en los que ya hay una confianza depositada. En cuanto a la construcción y carpintería, fue realizada por el equipo liderado por Miguel Maroto, que cuentan con una amplísima experiencia en montajes de este calibre, y la pintura escénica y acabados por el equipo de XHOXB, cuyos resultados se han visto de aquí a muchos años atrás en los carnavales de la ciudad.