El director y compositor murciano José Alberto Pina (Cartagena, 1984) dirigió el pasado domingo a la veterana Sociedad Filarmónica Nivaria de Arafo, banda que estrenó en Tenerife dos de sus obras, Pompeii y The Ghost Ship (El barco fantasma). Cien músicos de la citada banda tinerfeña siguieron con precisión las indicaciones de su valorada batuta.

Él conocía a la formación arafera por referencias de otros colegas que ya la habían dirigido, como el maestro Ferrer Ferrán, además de lo que vio en las redes sociales. "Es una de las mejores bandas de la isla y me apetecía mucho trabajar con ellos". Al final lo consiguió y se lleva un grato recuerdo y la esperanza de volver a reencontrarse con ella.

¿Qué tal fue el concierto. Dieron la talla los músicos ante sus composiciones?

Ha estado genial. La verdad es que está al máximo nivel. Es un lujazo tener una banda aquí de este nivel. El concierto ha sido un llenazo total, no quedaba ni una sola silla libre. Ha habido gente que se ha tenido que quedar fuera porque no había espacio. Bueno, bueno, un exitazo.

¿Cuál es su valoración de la banda?

Estamos ante una banda amateur, no profesional y es municipal, pero sin embargo el nivel musical es altísimo, como el de una banda profesional. Me sorprendieron gratamente en los ensayos y en el concierto. Fue fantástico, disfruté muchísimo.

Usted ha dirigido a numerosas bandas en España, ¿qué cualidades destacaría de la Sociedad Filasmónica Nivaria?

Es una banda con mucho entusiasmo. Hay mucha gente joven y cuando empecé a trabajar con ellos la verdad es que estaban todos con una sonrisa en la cara, con los ojos bien abiertos, deseando ver qué teníamos que decir, qué teníamos que trabajar, esperando cuáles eras mis comentarios o mis opiniones acerca de mi música. Da mucho gusto trabajar con músicos de este tipo, porque en ocasiones trabajamos con músicos profesionales que a lo mejor son muy buenos, pero ni tienen a lo mejor esa curiosidad, esa inseguridad o esa juventud musical, y eso da mucho gusto.

¿Luego satisfecho?

Si. Mi música la he dirigido cientos de veces, entonces llega un momento que en ocasiones corremos el peligro de que se convierte en algo mecánico, pero cuando empecé a trabajar por primera vez con ellos me llevé una grata sorpresa. Abrí los ojos y me dije, esto va a ser un concierto que seguro voy a recordar siempre y así ha sido.

¿Qué le aporta esta experiencia a usted como director?

El estar al frente de una banda de este nivel para mi es un gustazo tremendo porque estrenamos en las islas mi última obra, Pompeii, entonces comenzar la gira con una banda así para mi es muy gratificante, un placer enorme.

¿Por qué ha elegido estos dos temas suyos para interpretarlos con la Nivaria?

Pompeii, cuyo estreno a nivel mundial fue en Alemania, pero ahora comienza lo que es la gira y hacemos una presentación en cada comunidad autónoma y luego lo puede interpretar cualquier banda que quiera tocarla. The Ghost Ship (El barco fantasma) es una obra que me encargó la Gran Canaria Wind Orchestra y su temática está relacionada con Fuerteventura y un barco, el trasatlántico SS American Star, que se quedó varado en una playa. Me pidieron si podía escribir algo acerca de la isla y esa temática me inspiró mucho. Me apetecía hacer algo relacionado con todo eso.

¿A qué se debe su especialización en música para vientos y percusión?

Me encantan las orquestas, pero tengo un sentimiento especial por las bandas de música, que es donde me he criado. También creo que el factor social está mucho más destacado en las bandas de música, porque tenemos niños, gente joven, pero también tenemos el típico señor mayor y es lo que le llena la vida. Entonces el factor social es lo que más me engancha, porque es como una sociedad. Todo está ahí y eso me llena muchísimo, por su puesto también la orquesta, pero la banda tiene algo especial que me gusta mucho.

¿Quizás porque actúan por amor al arte, no por dinero?

Ellos conciben la música de otra manera. No la ven ni como un trabajo ni como una obligación, la ven de otra manera entonces tienen muchas ganas de aprender. Son muy curiosos y eso me encanta.

¿Es la primera vez que dirige usted una banda en Canarias?

No, estuve hace mucho tiempo, doce o quince años, con la Banda Municipal de Santa Cruz de Tenerife, con otros grandes maestros. Fue una gran experiencia y guardo recuerdos con mucho cariño. Cuando puedo venir por aquí lo aprovecho. Pero sobre todo conozco a la Gran Canaria Wind Orchestra, tengo en ella algunos compañeros, pero hacía tiempo que no venía por aquí.

¿Le gustaría grabar un disco con la Nivaria?.

Hombre, la verdad es que una suerte que esta banda cuente con el apoyo que tiene detrás, porque le permite hacer proyectos de esta envergadura, que creo son de vital importancia. La banda y el pueblo

¿Y volver a actuar con ella?

Claro que si porque estoy muy contento. Han sido cuatro días muy intensos. Ya no solamente el tema musical, sino el humano, porque he podido conocer a los chicos, además he estado comiendo y cenando con las familias, he visto el ambiente, las tradiciones. Ha sido muy bonito. No ha sido llegar, hacer un concierto y te vas para casa. Por un lado ha sido el aspecto musical, pero también está el humano.

¿Qué le ha llamado más la atención de la experiencia que ha vivido durante estos días en Arafo?

Me ha sorprendido muchísimo el nivel de los músicos, la manera en la que trabajan y hacen las cosas. Me da mucha alegría ver que se apuesta por la cultura, eso es muy importante. A veces sucede que hay bandas muy buenas pero no consiguen ir más allá porque no tienen apoyos detrás, todos estos problemas que tenemos hoy en día con la cultura. Aquí apoyan la cultura, a la Sociedad Nivaria y ojalá continúen así.

¿Hay alguna anécdota que se lleve en el bolsillo de los recuerdos?

Al final del concierto me ha venido una señora y me comentó que su niño, que tendría unos ocho años, estaba todo el día escuchando mi música en el coche. Eso hace que me sienta muy orgulloso. Si con eso hemos conseguido que a un niño no le tengamos que obligar para que estudie música, sino que es algo que él vive, aunque no entienda exactamente porqué. Lo principal es que lo disfrute solo. Eso es maravilloso. Otros te dicen puedo hacerme una foto contigo, o me puede dedicar la partitura... Recuerdo que en el estreno de Pompeii me vino un chaval y me regaló un dibujo de un volcán en erupción. Me hizo una ilusión tremenda, tan pequeños que amen la música de esa manera. Eso es lo más grande para mi. Se olvidan todos los problemas cuando ves a los jóvenes disfrutar así de la música, por iniciativa propia.

¿Cuál es el papel actual de las bandas de música?

No tiene el lugar que desde mi punto de vista deberían de tener. Las bandas de música quedan relegadas a un segundo plano en relación con las orquestas sinfónicas, que tienen mejores auditorios y es también como un punto de encuentro entre la alta sociedad.

Creo que las bandas de música no deben quedarse atrás, por supuesto que también deben cumplir esa función social que desarrollan, como hacer pasacalles y todo eso, pero deben tener su propia programación de conciertos. Que la imagen esta de Paquito El Chocolatero deben dejarla un poco atrás y dar cabida a este tipo de conciertos que hemos realizado, proyectos de altísimo nivel con obras actuales escritas fundamentalmente para bandas de música, pero creo que queda un largo camino por recorrer.

¿Dirige a cientos de músicos, pero toca usted algún instrumento?

Estudié percusión, pero también he tenido que estudiar un poco muchos instrumentos para poder comprender cuál es su funcionamiento. Violín, viola, clarinete, saxofón, piano..., un montón de instrumentos que evidentemente no los domino, pero un compositor y director debe conocer cómo es el funcionamiento de la mayoría de ellos.

Una buena escuela

Este prestigioso director señaló que para él lo más importante de una buena banda no es sólo el terreno musical, porque si se hacen las cosas bien se acaba llegando a un buen nivel. "Es fundamental tener una buena escuela de música, un buen apoyo y un buen equipo gestor, porque los directores tenemos la facultad de formarnos como directores, como músicos, pero la principal deficiencia que encuentro yo en la banda de música es que a día de hoy las personas que las gestionan no tienen la oportunidad de formarse. Son gente que de manera altruista intentan ayudar. Echo de menos eso, que ellos tengan la oportunidad de recibir un curso de gestión cultural, por ejemplo, porque si eso no funciona, el resto tampoco. Es un aspecto que a día de hoy aún queda por desarrollar".

Fuentes de inspiración

José Alberto Pina es también un compositor de renombre de música para bandas. Trabaja para la editorial holandesa Molenaar Edition y para los encargos que le surgen. Ahora está centrado en una partitura que se basa en el episodio bélico que se vivió durante la II Guerra Mundial en Dunquerque. Es un encargo de la Banda de Música de dicha ciudad francesa. Pompeii está basada en la erupción del Vesubio y la destrucción de la ciudad, y El barco fantasma, en el transatlántico S.S. American Star, que encalló en una playa de Fuerteventura. Siente una especial atracción por los acontecimientos históricos que le dan juego.