Quizá llegue el día en que el padre de una nueva serie de cocina olvide mencionar Chef's table entre sus referentes, pero esa fecha parece lejos de llegar. Su huella es evidente en Las crónicas del taco, serie que retrata el platillo mexicano y su elaboración con primor visual, y que se introduce hábilmente en las vidas de quienes lo cocinan. Cambia el contexto, menos lujoso. Cambian también los personajes, menos conscientes de su grandeza, quizá por ello incluso aún más grandes.

La primera temporada de la serie documental gastronómica creada y producida por Pablo Cruz y estrenada por Netflix se centra en seis variedades de tacos, a saber, al pastor, de carnitas, de canasta, de carne asada, de barbacoa y de guisado. El cicerón no es un reportero a imagen y semejanza de Bourdain, sino el propio taco, en una voz en off deliciosa. "El proyecto fue cambiando durante años", comenta Cruz, experimentado productor no solo de documental, sino de gran cine narrativo.

Hablan, además, los taqueros, sus clientes o expertos que recorren los orígenes de cada variedad. Se habla de las raíces y de las puntas: últimas evoluciones que pueden no interesar a los puristas, pero suenan deliciosas, como el taco de trompo negro, hecho con una pasta compleja de cenizas de chiles con especias.

Cruz confió la dirección a Carlos Pérez Osorio, con quien había trabajado en Back home, una serie en la que famosos de Hollywood (como Diego Luna, con quien Cruz cocreó el festival de documental Ambulante) caminaban de vuelta a sus raíces latinas. Pérez Osorio comparte la pasión del jefe por Chef's table.

Otra persona clave del equipo es Javier Cabral, crítico culinario que se dedicó a investigar y encontrar los mejores tacos de todo México y, por supuesto, las historias interesantes detrás de ellos. Su labor suena envidiable pero empachosa. "Algún día llegué a comer en hasta 18 taquerías", explica. "También llegué a viajar a tres estados en un día". Cabral debería ir haciendo sitio en el estómago, porque según Cruz hay tema para más temporadas.