Juan Márquez Fandiño (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) es el nuevo viceconsejero de Cultura y Patrimonio. La secretaría general de Podemos le lanzó el reto de asumir el cargo a este músico que entre sus prioridades tiene favorecer el acceso a la cultura como un derecho, y potenciarla como sector estratégico.

Se incorpora a la gestión pública al frente de la viceconsejería de Cultura tras cubrir una etapa parlamentaria en la cámara regional, fruto del pacto de gobierno autonómico. ¿Le sorprendió el nombramiento?

Tenía muy claro que tras la etapa en el Parlamento de Canarias no me iba a volver a presentar a las elecciones, y se lo comuniqué al partido [Podemos], y he seguido militando, formo parte también de su consejo de coordinación. Cuando nos presentamos a la elecciones aspiramos a gobernar, y no estaba en mis planes inmediatos ni imaginaba que iba a ser así. Pero bueno, ya con los resultados electorales nos pusimos a trabajar porque vimos la oportunidad histórica de formar gobierno, y en ese contexto la secretaría general del partido y en el contexto de negociación del pacto surge el reto de asumir un área que siempre ha estado en manos de Coalición Canaria, justamente. Incluso cuando han estado en coalición con el Partido Popular o Socialista, Cultura siempre es un área que siempre se había reservado el grupo nacionalista, y por tanto ahora es un reto el cambio.

No es habitual que una persona especialista en el área sea la que tenga responsabilidad de gobierno. Usted es músico (de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, en excedencia en la actualidad) y ha manifestado en este tiempo que persigue resituar al área de Cultura como un sector estratégico en la acción de gobierno, a la vez que dignificar a los profesionales del sector.

Es verdad que, tanto Nona Perera [directora general de Patrimonio] que es arqueóloga, que siempre ha estado trabajando en cuestiones ligadas a Patrimonio Histórico, o Rubén Pérez [director general de Cultura], que es gestor cultural, se ha formado en el sector, y yo mismo como viceconsejero que vengo en concreto de la música clásica, supone para nosotros asumir un área que conocemos y que queremos cambiar en muchas cosas e impulsar. Es verdad que no va a ser la política cultural que quiere Juan Márquez en torno a los gustos que yo tengo, vamos a hacer la política que necesita Canarias y quiere este gobierno que lo conforman cuatro fuerzas políticas, no es una cuestión personal. Si es verdad, que conocer el sector desde dentro nos va a ayudar, y también habrá que saber gestionar esas expectativas que se generan. Mucha gente, de repente, ha visto que entra un equipo que no somos uno de cada, ni equilibrios territoriales ni partidistas, somos personas que tenemos una idea de trabajo y eso ha sido muy bien recibido por el personal de la casa. En cuanto a dignificar el trabajo de los profesionales, es un elemento troncal, no solo en las políticas de cultura sino en toda la administración pública; es imposible exigirle al sector privado que cumpla con las condiciones dignas para el empleo, si tú, desde la propia administración pública, no aplicas esa exigencia. A la hora de fomentar políticas culturales, la dignificación del profesional de la cultura en todas sus variables, va a ser como digo, un elemento troncal.

Convertir el área de cultura en un servicio público, y favorecer el acceso de toda la ciudadanía a las políticas culturales, la democratización, son cuestiones que igualmente están presentes en su hoja de ruta, tal como ha dejado claro la consejera Educación, Cultura y Deportes, María José Guerra Palmero.

Claro. Es la diferencia entre entender la cultura como un producto de consumo o como un derecho, y lo que queremos potenciar es la cultura como derecho. Es verdad que la cultura es un factor de desarrollo importante en el sector privado, pero desde las instituciones públicas debemos de tratar la cultura como un servicio.

¿Ha tenido tiempo de realizar un diagnóstico del área y trazar, a expensas de la dotación presupuestaria de la que disponga, cuáles son las acciones prioritarias en esta legislatura?

Los cuatro años en el Parlamento como portavoz de la comisión de cultura me ayudaron a entender cómo estaba la situación. Es cierto que la inversión es muy baja, ha habido un desmantelamiento de las políticas culturales, especialmente entre los años 2008 y 2012, cuando se produce el mayor recorte de un 80 por ciento. ¿Qué sector económico en Canarias sobreviviría con un recorte del 80 por ciento de los ingresos que le vienen de las administraciones públicas? Es complicado. ¿Cómo sobrevive? Por la precarización del trabajo. También hay un déficit importante. Es verdad que ha habido un incremento paulatino en los últimos años, pero muy breve porque no nos hemos recuperado de ese gran hachazo, y es algo que tenemos que batallar. Este gobierno ya se ha comprometido en el propio discurso de investidura del presidente Torres, donde advertía de ese aumento presupuestario en Cultura, pero también hay que tener en cuenta que los cabildos tienen un gran presupuesto en este área, incluso ayuntamientos que manejan más recursos que el propio Gobierno canario en materia cultural. Nuestro trabajo tiene que ser también el optimizar todos esos recursos, coordinando y vertebrando las inversiones, que no gasto, en materia cultural.

¿Qué sectores de los que conforman la industria cultural en Canarias requieren de una intervención urgente?

Si hablamos de un sector determinado, habrá otros que digan: "y nosotros también". Creo que el abanico de necesidades es muy amplio y afecta a todos los sectores, tanto si hablamos de música, teatro, el arte o la danza. Hay cuestiones que nos preocupan muchísimo, sobre todo lo que afecta a la lectura. Tenemos una ley recién aprobada en el Parlamento que tenemos que fomentar desde ya. Es una cuestión estratégica que va a determinar nuestra capacidad de desarrollo como sociedad e individuos. El sector del libro nos va a llevar tiempo desde ya, sin desatender otras áreas, pero para eso necesitamos de presupuesto y de sensibilidad para entender como funciona todo. Vamos a pivotar nuestra política en varios puntos esenciales: de un lado, la cultura como derecho y servicio público; la cultura entendida como un factor de desarrollo social y comunitario en un territorio que necesita diversificar su economía más allá del turismo.

¿Qué opinión tiene de la política de subvenciones o ayudas en materia cultural, y los criterios con que se reparten? Me refiero a las ayudas de patrocinio cultural, que superan el millón de euros. ¿Es necesario y qué grado de responsabilidad tienen las administraciones para subvencionar o incentivar la creación artística y a sus protagonistas? ¿Es el arte en su sentido amplio una actividad que necesita de lo público para existir y desarrollarse?

En absoluto estoy de acuerdo con esto. Siempre se cuestiona el arte subvencionado, la cultura subvencionada. Un ejemplo muy práctico para entender cómo funciona la activación del sector privado a través de la administración pública es el sector audiovisual. Si no somos capaces de impulsar desde la administración una ayuda, dar un primer paso, en el caso de una película por ejemplo, es imposible que esa producción tenga ayudas a nivel estatal o europeo, y el paso siguiente son las inversiones privadas, que el gran volumen; y para tener esto último lo que necesitas es ese impulso, encender la mecha. Esta demostrado que un euro en inversión pública en Cultura se multiplica por diez. Y también lo hacemos en otros sectores económicos, activa y pasivamente, en política fiscal por ejemplo, y ¿por qué no en cultura?

El Festival de Música de Canarias es el gran proyecto, por historia, envergadura y presupuesto, y que nadie ha cuestionado desde su creación. Usted ha manifestado que Jorge Perdigón, actual director, tiene su confianza, como se constata en el que se renovara su contrato. El nombramiento de Perdigón, así como que se declarase desierto el concurso público para cubrir la plaza, está en los tribunales, después de que una sentencia a instancias de la anterior directora Candelaria Rodríguez, anulase el proceso, y por tanto el nombramiento posterior de Perdigón. ¿Qué Festival de Música tiene en su cabeza?

Nuestra idea es que el Festival de Música no sea una inversión que dure únicamente dos meses, que no sea un evento burbuja, más allá de la propia programación. Lo haremos potenciando el tema pedagógico, vamos a involucrar a la comunidad educativa, aprovechando que ahora estamos en la Consejería de Educación, con unidades didácticas que nos permitan llegar a nuevos públicos. Una de las cuestiones que tenemos en marcha es que programas como Sigue la música empiecen antes que acabe el año, antes del festival, y hacer partícipe a los conservatorios para que la orquesta, del Conservatorio Superior, se sume al proyecto. Que todas las grandes figuras que vienen al Festival de Música, que ya anunciaremos en septiembre con toda la programación, pasen también por nuestros conservatorios, que den charlas, clases magistrales a nuestros alumnos, que se aproveche el Festival. Eso es muy importante, al igual que facilitar el acceso de la población a los conciertos, algo que no está reñido con mantener un altísimo nivel, y colocarnos en esa red de festivales importantes, sobre todo del circuito invernal. Tras el Festival habrá otras actividades que tienen que ver con otras músicas, como la contemporánea, que muchas veces cuesta programar en el Festival de Música de Canarias, y lo que hay que buscar es ese equilibrio entre el público más tradicional que busca una determinada programación, y el público que demanda un poco más de innovación. ¿Cómo hacemos eso? Pues con actividades paralelas. Es decir, mantenemos e impulsamos el Festival, y al mismo tiempo otras actividades para otro tipo de público. Y?el recurso no me preocupa, y seguro que llegamos a un acuerdo.

¿La inversión pública del Festival no se cuestiona?

Estamos viendo cómo optimizamos estos recursos de tal manera que con la misma inversión podamos hacer otras actividades. Hablamos de una inversión de 1,3 millones de euros, más patrocinadores y otros. De cara a próximas ediciones queremos ordenar la esponsorización, con la idea de fidelizar esas inversiones. Para este Festival vamos cortos de tiempo para desarrollar todo esto.

La transición en la dirección del Festival, de Candelaria Rodríguez a Nino Díaz hasta llegar a Perdigón, generó el mayor ruido y debate público que ha tenido el certamen en sus más de tres décadas de historia.

A veces una sacudida como esta ayuda a replantear las cosas, y en este contexto creo que todos aprendemos. Unos queríamos cambios más profundos frente los que demandaban aferrarse a la tradicionalidad, y lo digo como público. El Festival necesitaba de un cambio, y no podía ser que al reducir su financiación a un tercio de lo que disponía en otras épocas, dedicara gran parte de sus recursos a un solo concierto, y que dejaba escuálido al resto del Festival. Y ha pasado por todo este proceso hasta llegar a Jorge Perdigón, que es un director que ha conseguido encontrar ese equilibrio dentro del Festival de Música de Canarias, con el que nos entendemos, y dentro de la autonomía que va a tener tiene toda mi confianza. El Festival de Música es importante, pero no es el único. Y no es un evento elitista, es absurdo. En Cultura no hacemos eventos sociales, sino que organizamos eventos culturales.