Participó codo con codo junto a Rick Davies en la fundación de Supertramp, mítica formación de rock progresivo británica que hace cuatro décadas conquistó el mundo con Breakfast in America. Medio siglo después, Roger Hodgson (1950) sigue mostrando su alma sin filtros. "La música me mantiene joven", apunta poco después de aterrizar en Canarias y tras asegurar que "creo en las buenas personas, en la vida, en las cosas que vienen del corazón y en Dios... Ah, también en las buenas canciones". Consciente de los cambios que ha encadenado una industria de la que no quiere alejarse aún, el creador de buena parte del catálogo musical de Supertramp actuará hoy, a partir de las 21:00 horas, en el Pabellón Santiago Martín de La Laguna. Será su segundo concierto en Canarias. "Esta es la mejor bienvenida que me han dado en toda la gira", subraya simpático Hodgson sin esconder que en la escaleta del concierto estarán Dreamer, Give a little bit, It's raining again, School, Take the long way home, The logical song y, por supuesto, Breakfast in America.

¿Si ahora tuviera 19 años, volvería a escribir una canción como Breakfast in America?

Probablemente. Entonces tenía muchos sueños. Y ahora, si tuviera 19 años, creo que sería igual. Me gustaría ir a California, porque hace 50 años no conocía a las españolas, para ver a chicas en bikini. Me vinieron una serie de ideas a la cabeza, apunté las palabras en un papel y compuse la canción en una hora. Y hoy, tantos años después, la sigo cantando. Creo que no me fue mal.

Celebra los 40 años de Breakfast in America, ¿cambiaría algo de lo que ha hecho en todo este tiempo?

No, creo que no. Me siento agradecido por la vida. Por aguantar tanto tiempo haciendo algo que me gusta. Me siento feliz por conectar con el corazón de la gente en los conciertos. Es una gran sensación hacer feliz a la gente durante dos horas show.

¿Ni siquiera intentaría evitar su marcha de Supertramp?

Dejar Supertramp fue muy difícil para mí, algo doloroso. Fue como dejar a mi hijo. Pero entonces mi corazón decía que era el momento de dejarlo. Y ahora creo que fue la mejor decisión. Además, 14 años son muchos años para un matrimonio.

¿No hay ni una pequeñísima posibilidad de que se vuelvan a juntar?

Creo que no. Como apunté, fue una decisión muy difícil para mí. Hoy tal vez es mejor recordar la magia del pasado y no desilusionar a los fans.

En los conciertos, ¿cuál es la canción que más y mejor conecta con el público?

¿Cuál cree usted? Dígame cuál es la que más le gusta... Llevo 15 años seguidos de gira. Y veo cada vez más gente joven que descubre estas canciones. Todas las generaciones disfrutan de dos horas de música, dejan los problemas atrás. Lo cierto es que en cada país es diferente. ¿Aquí, en Canarias, le gente se siente parte de España? Porque en España siento una conexión muy fuerte con el público. En algunos lugares la que más gusta es Breakfast in America, en otros It's Raining Again. Para mucha gente, el mejor momento es cuando llega Dreamer. Otros son felices con Give a Little Bit. Pero en todos los sitios siento profundamente cómo gustan mis canciones, cómo la gente canta de corazón temas que brotaron de mi corazón. Así que, al final, es como una conexión de corazón a corazón.

Entre sus canciones, ¿cuál es su favorita?

No tengo una canción favorita... Son como mis hijos y no puedes tener un favorito.

¿Y qué pasará con las canciones que tiene guardadas en un cajón?

Eso es un problema, porque me gustaría publicarlas. Pero el público, cuando viene a un concierto, quiere oír las canciones que tienen un significado para ellos. De todas formas, la canción de la que más se va a hablar no ha sonado aún porque la oirán en el concierto que voy a dar. Hacer un disco es un compromiso enorme. Y ahora, ¡nadie compra discos! Tal vez, en algún momento, las cuelgue una a una en Youtube. Gratis.

Eso quiere decir que tiene cuerda para rato.

Me temo que sí, lo siento. La música me mantiene joven. Bueno, en realidad la música es una gran medicina.

¿Qué le motiva a seguir en los escenarios?

Un legado artístico que no solo es mío, sino que pertenece a cada una de las personas que han crecido con Supertramp. Eso sí, me siento orgulloso de que muchas de mis creaciones hayan llegado a lugares perdidos de este mundo.

¿Cómo explica, con una versión resumida, esa sensación?

La música es una medicina en estos tiempos de locos que vivimos... No resuelve los problemas, pero te lleva a lugares que posibilitan evadirte de una realidad que la mayoría de las veces la estropearon otros. El simple hecho de provocar que los demás se puedan emocionar con algo que en sus orígenes fue mío es la mejor recompensa que me ha dado este oficio. ¡Esos temas son tan míos como de ellos!

¿Y esas canciones han envejecido bien?

Mejor que yo... Hoy disfruto mucho más cantando y tocando esas viejas letras que en el pasado. Llevo una vida saludable (no bebe, no fuma y afirma tener una gran fortaleza cardiaca) y alejarme de Supertramp fue un acierto. Necesitaba tiempo para mí y, sobre todo, para los míos. Esa etapa fue como tener un bebé al que entregué más de 14 años de mi vida. Le gente quiere oír a la banda en la que yo estuve; la actual tiene unas influencias que lo acercan al jazz y al blues. Es menos rockera, ¿no?

¿Pero esta industria no tiene nada que ver con la que usted conoció a finales de los 60?

Es uno más de los muchos cambios que se han ido dando a lo largo de mi existencia, pero le voy a contar algo que igual nos hace reflexionar sobre esta cuestión: la música que sale del corazón aún tiene futuro.