El águila de San Juan la incorporó Francisco Franco al escudo de España, pero en realidad esta imagen la había tomado prestada de la heráldica de Isabel I de Castilla, quien precisamente se coronó reina el día de San Juan.

Francisco Estupiñán Bethencourt (Las Palmas, 1961), doctor en Ciencias de la Información y licenciado en Filología Hispánica, presenta hoy a las 19:00 horas, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, una novela del mismo nombre: El águila de San Juan, Ediciones Idea.

La trama tiene dos partes: una, la documentada, que compone los hechos principales y la visión que se da de la Guerra Civil española y del franquismo, fundamentada históricamente, y otra, de ficción, que tiene como personaje central a Gerardo Martel, marinero y masón, quien el 18 de julio de 1936 embarca y pone a salvo a Carmen Polo de Franco y a su hija, además de vivir otros avatares posteriores.

El tema de la mar vuelve a tener presencia y sentido en esta obra de Francisco Estupiñán, un elemento que lo fascina y le procura la posibilidad de trasladarse en el espacio, como ya sucedió con El corsario de Lanzarote, premio Benito Pérez Armas (2011), o Negro Juan (2015).

El autor refiere que Gerardo Martel acaso resulte un personaje singular, por cuanto "puede extrañar que, además de las dos Españas, existiera una tercera, la de aquella gente que no comulgaba ni con la contienda civil ni con los extremismos políticos, tanto de derechas como de izquierdas, y que en cambio reivindicaba un país democrático al estilo de la Europa occidental".

Este personaje tiene las hechuras de "un hombre con principios morales y comprometido con su sociedad, un defensor de la convivencia pacífica de las ideas", subraya Estupiñán.

Lo cierto es que las circunstancias lo llevan a movilizarse y se enrola en la Armada franquista, pero aquel servicio prestado el 18 de julio y su condición de políglota lo libran de la contienda, pasando a ocupar un puesto de traductor en el Gobierno de Burgos. En la posguerra se convierte en uno de los hombres de confianza de Blas Pérez, jurista palmero que fue ministro con Franco.

Desde esta posición, y a través de la masonería inglesa, contribuye a que los británicos conozcan detalles del encuentro que mantuvieron Franco y Hitler en Hendaya, "colaborando con los ingleses para así evitar que España se aliara con las fuerzas del Eje". Pero, sin duda, su aportación más decisiva fue la de transmitir el mensaje que el dictador enviaba a Churchill a través del famoso actor Leslie Howard, que no pudo cumplir su misión al ser derribado por los alemanes el avión que lo devolvía a Londres.

La novela, que se inicia en Las Palmas, sigue un itinerario que pasa por Cádiz, Burgos, de ahí a Madrid, da un salto a Londres y termina en Tenerife.

La documentación histórica refiere la salida de Carmen Polo y Carmen Franco del puerto de Las Palmas. "Lo único añadido en mi obra es el personaje de Gonzalo Martel", pero el comandante de la patrullera en la que ellas hacen noche, Gabriel Pita, llegó a ser ministro de Marina con Franco.

También está presente la figura de Lorenzo Martínez Fuset, conocido como el primer valido del dictador y a quien este encomendó el cuidado de su esposa y su hija, jefe del Cuerpo Jurídico Militar que ejerció como notario en Santa Cruz de Tenerife y fue presidente de la Autoridad Portuaria.

"He tomado los hechos y he hilvanado una historia que encajara de manera creíble", comenta Estupiñán, quien asegura que, por formación, "llevo clavada la máxima de que la literatura y el arte deben ser algo útil y dulce, es decir, entretener y hacer pensar".

Esa posición tiene dos direcciones, "me divierte y me forma a mí, y también pretendo que el lector participe de lo mismo. Que la novela se convierta en un ocio cualificado", subraya.

Con la exhumación del cadáver del dictador de plena actualidad, Francisco Estupiñán considera que "la Guerra Civil española y la dictadura franquista serán tema de debate durante largo tiempo. Un filón literario, sí, pero también un motivo político y social. Desde mi punto de vista, hoy empezamos a ser menos partidistas y más reflexivos en el análisis".