Bauhaus, se traduce como "casa de construcción", fue un lugar fundado por el arquitecto Walter Gropius como escuela de artes en Weimar, Alemania, en 1919. El Bauhaus fue una combinación de arquitectura, artesanía y arte, y como tal, su naturaleza y concepto fueron considerados como algo completamente nuevo en aquel entonces. Hoy en día, la histórica Bauhaus es el establecimiento de educación más influyente en los campos de la arquitectura, el arte y el diseño. La Bauhaus existió desde 1919 hasta 1933, y hoy el mundo la considera el hogar de la vanguardia del estilo moderno clásico en todos los campos de las artes liberales y aplicadas. El impacto de Bauhaus todavía resuena, aunque en estas islas no lo suficiente.

El pasado 6 de julio se celebró en Tenerife un tributo a la Bauhaus, lo organizó el proyecto cultural Razón y Emoción y durante el mismo se proyectó una película mítica de dicho movimiento artístico y arquitectónico, Lotte am Bauhaus gracias al patrocinio de Canarias Cultura en Red. La película se visionó en un garaje del barrio Salamanca, detalle que habría encantado a muchos miembros de dicho movimiento acostumbrados a trabajar en talleres y locales austeros. Esta película es una producción de la televisión pública alemana que reivindica el papel, olvidado durante demasiado tiempo, de las mujeres que estudiaron en la Bauhaus. La Bauhaus comenzó prometedoramente para las mujeres: "No hay diferencia entre el sexo bello y el fuerte. Igualdad absoluta, pero también deberes absolutamente iguales", había anunciado Walter Gropius. Durante el período de Weimar fueron inicialmente la mayoría, pero pronto fue al contrario y muchas aterrizaron en los talleres de tejidos.

Lo mismo que le ocurrió a las mujeres en la Bauhaus le sucedió al propio movimiento, que finalmente terminó siendo clausurado por Hitler. Sin embargo, ambos, las mujeres de la Bauhaus y el movimiento en sí han dejado una enorme huella en nuestras calles, Tenerife, por ejemplo, está plagado de ejemplos de inspiración en la Bauhaus y en Gran Canaria, el edificio del Cabildo, diseñado por Miguel Martín Fernández de la Torre es también un paradigma de cómo ese movimiento cultural llegó a las islas.

Lo que cabría preguntarse, al menos en la isla de Tenerife, es en qué momento perdimos el sentido del buen gusto que imperó en los años 30. Porque ya no se construye con el delicado y razonable espíritu de la Bauhaus.

Decía Walter Gropius, su fundador y uno de los arquitectos más interesantes de ese movimiento "que la mente es como un paraguas, más útil cuando está abierta." Si seguimos sus palabras, hoy en Canarias no tenemos una democracia auténtica. El decía que "Una arquitectura moderna, armónica y animada es el signo visible de la democracia auténtica." Por tanto, si vemos la mayoría (menos mal que no todas) de las construcciones que se están levantando ahora en las islas? y damos la razón a Gropius ¿a qué conclusión debemos llegar? ¿Y se ve diferencia entre ayuntamientos gobernados por uno y otro signo en la materia?

Tristemente hace tiempo que por aquí no podemos decir lo que el joven Philip Johnson escribió con entusiasmo a su madre, "el edificio más hermoso que jamás hayamos visto" con "gran fuerza de diseño... majestad y simplicidad".

El edificio en cuestión era el Bauhaus, la escuela alemana de arte y diseño diseñada a mediados de la década de 1920 por el arquitecto Walter Gropius en la ciudad industrial de Dessau.

Johnson no estaba solo en su admiración. Ha habido otras grandes escuelas de diseño, pero ninguna que haya dejado tanta huella como la Bauhaus. Muchos de los diseñadores más influyentes del siglo XX enseñaron o estudiaron allí. Gropius y Mies van der Rohe en arquitectura. Trabajando junto a ellos había grandes artistas como Paul Klee, Josef Albers y Wassily Kandinsky. László Moholy-Nagy en cine. Marcel Breuer creando mobiliario inolvidable. Bayer reiventando el diseño gráficos. Oskar Schlemmer en teatral. Anni Albers y Gunta Stölzl en textiles. Marianne Brandt y Wilhelm Wagenfeld en diseño de producto. La lista continua. Nuestras vidas no serían iguales sin la Bauhaus, pero en Canarias hemos olvidado la esencia de un movimiento que trajo hasta nuestras islas la revista Gaceta de Arte y que impregnó muchas de nuestras calles, ¿es recuperable?