LLa artista canaria Cristina Déniz presenta en la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) la exposición Sacer. Rituales, sacrificios y ofrendas, integrada por una treintena de obras realizadas con restos óseos de animales encontrados en las Islas. La muestra invita a reflexionar sobre la búsqueda de lo sagrado en la vida cotidiana y sobre el culto de los objetos que se convierten en reliquias cuando se les atribuye un valor especial. Esta propuesta nada tiene que ver con la religión, aunque sí se acerca a su estética y su simbología.

La exposición se inauguró ayer, viernes, en este espacio, situado en el edificio de la Biblioteca Pública del Estado, y se podrá visitar hasta el 30 de agosto.

Cristina Déniz Sosa (Las Palmas, 1981) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna. Vive y trabaja en la capital grancanaria y ha participado en más de una decena de exposiciones colectivas celebradas en ciudades de España, Italia y Portugal.

El proyecto expositivo está integrado por una cuidada selección de una treintena obras, creadas, en su mayoría, con restos óseos de animales encontrados en espacios naturales de Canarias, que la artista interviene con una extrema delicadeza hasta convertirlos en piezas de arte de un indudable valor estético y gran carga simbólica.

En palabras de la artista, cada pieza creada a partir de un hueso animal "tiene implícita una carga simbólica referida a su origen, a su relación con el paisaje y también a su uso cultural como alimento en la dieta de la mayoría de los humanos. Su cambio de significado en otro entorno, su intervención y su uso como objeto de arte lo transforman en sagrado, en una reflexión crítica abierta sobre su uso cotidiano y efímero".

Los restos óseos que la artista encuentra abandonados en la naturaleza -aves, insectos, mamíferos o frágiles criaturas marinas- son transformados a través de una especie de ritual que da como resultado un conjunto de obras cercanas a la poesía visual; objetos que renacen y adquieren una nueva vida.

El amor a los animales es uno de los puntos de partida del universo creativo de Déniz. La artista los protege durante la vida y también en la muerte, de manera que al morir sacraliza y expone sus restos materiales en otro contexto, "dotándolos de una inesperada existencia a la manera de reliquia exhibida", explica la historiadora del arte, Mari Carmen Rodríguez, en el texto del catálogo.

Este proyecto es el resultado de un trabajo de algo más de dos años de recopilación y posterior intervención de las 29 obras seleccionadas para la muestra, que comienza en los entornos naturales de Canarias, de un especial valor cultural y paisajístico, donde la creadora, desde su admiración y respeto a la naturaleza, encuentra la necesidad de rescatar del olvido esos restos de seres vivos que, pulidos por el paso del tiempo, merecen una segunda oportunidad.

Mediante un sencillo proceso de maceración, blanqueo y desinfección, cada pieza se va transformando en objeto de una gran pureza y apariencia de porcelana. Este proceso incluye la incorporación de elementos de metal o de madera que abrazan y se funden con la materia prima animal hasta cristalizar en piezas singulares que "mantienen la dualidad entre la naturaleza y el impacto ambiental, el azar del encuentro y el trato delicado, la muerte y lo eterno", indica Mari Carmen Rodríguez.

Las obras se disponen sobre atractivos soportes, como marcos de madera, cofres o vitrinas, que otorgan al sencillo hueso la dignidad de cualquier material noble. "La predilección por la solemnidad del marco, la dedicación manual a la materia, ya sea metal o animal, tal es el caso de esta exposición", resume la historiadora.

Entre las 29 obras se incluyen dos murales site-specific que Déniz presenta bajo los rótulos Sagrada Vértebra de Todos los Huesos Rotos, 2018-2019, realizado con huesos rotos de animales, pintura dorada y latón, y Exvotos 2019, creado en latón.