La exposición Territorio Goya acoge en un mismo espacio de Perugia (Italia) obras del genio aragonés y la apuesta creadora del artista español Pepe Moll de Alba titulada Romper viejos hábitos. "Es un honor", afirma Moll de Alba, "pues Goya ha sido para mí uno de los grandes referentes como pintor. Vivo, además, parte del año en la Toscana y desde mi ventana veo a lo lejos el Monte Santa Maria Tiberina, el Palacio Museo Bourbon del Monte, el lugar donde será la exposición. Por este motivo, el compartir espacio con sus obras, en un evento cultural tan importante en Italia, en la zona donde vivo, es uno de los momentos más emocionantes de los que he vivido".

¿De qué forma influye Goya en un autor contemporáneo?

Muy joven viví muchos años en Alemania y nada más volver a España me encontré trabajando en Madrid en un libro con el entonces conservador de pintura flamenca del Museo del Prado. Fue un trabajo que me llevó años, en ese tiempo pasé infinitas horas en el museo y fue allí donde descubrí de verdad a Goya. En vez de mirar más a Rubens yo me escapaba a ver a Goya. Con él descubría otro lenguaje, otra luz que conectaba más conmigo. Es la manera que tiene de tratar la luz en el espacio la que más me ha interesado de su obra y lo que ha tenido más influencia en mí quizás porque sea la misma luz de la que vengo.

¿La delicadeza en el arte es signo de fortaleza creativa?

Hablaría de seguridad creativa. Me interesan las zonas de frontera y esa combinación de delicadeza exterior con fortaleza interior encuentro que es una meta en la creación.

¿Qué se queda viejo en el arte y qué permanece joven?

Me interesa observar el pasado, compararlo con el presente para luego intuir el futuro, pero esta mirada al pasado no viene de un sentimiento nostálgico: se trata de la búsqueda de la atemporalidad. Este es un concepto que me interesa tanto en el arte como en la vida. Ese punto donde pasado, presente y futuro se funden. Más que un concepto es una experiencia difícil de explicar. Vivir como si el tiempo no existiera, solamente la esencia de las cosas. Por eso lo permanente en el arte, esa atemporalidad, lo encuentro en la obra sin ornamento, en el espacio vacío, en el cuerpo desnudo.

¿Los tiempos convulsos son propicios para los creadores?

Goya es el mejor ejemplo para ver cómo los tiempos difíciles pueden ser una dolorosa inspiración. Que sean propicios para los creadores es otra cosa. Serán quizá propicios para el Arte. Justo ahora es la ciencia y la tecnología las que están reemplazando a la cultura, las galerías están vacías y no podemos competir con las nuevas tecnologías. ¿Y quién va a tener interés en algo que ya no tiene valor? De todas formas, en mi opinión, este proceso será muy largo. Arrastramos cientos de años de cultura sobre nuestras espaldas como para que pueda desaparecer de la noche a la mañana. Y esto es lo que planteo en esta obra. ¿Estaremos ya experimentando un cambio a nivel biológico por el contacto con ordenadores, redes sociales y ondas wifi? Imaginemos lo que será cuando lleguen los robots, cuando empecemos a ponernos microchips dentro de nuestro cuerpo. Quizás seamos los últimos de una cadena de humanos que desde la Prehistoria hizo uso de la fantasía, la ficción, en definitiva del Arte, para sobrevivir ante un medio hostil. ¡Cuántas veces una música, una pintura, un poema, nos han ayudado a seguir adelante en un momento difícil!

¿Dónde se siente más cómodo, en la luz o en las sombras?

Si tuviera que decir qué es lo más importante, aquello en que me fijo y más me toca, diría que es la luz: la observación de la luz, aunque quizás debería decir de las diferentes luces, aquellas de los lugares en los que he vivido, aquellas que lleva uno dentro. En mi caso sería la luz de Barcelona, de Canarias, de Múnich, de la Toscana y de Umbría. La luz atlántica y la luz mediterránea, de esa mezcla vengo yo. Se habla tanto de la tierra, pero lo que me interesa son las luces: ¿de qué luz vienes? ¿qué luces llevas dentro? Y siempre que hay luces también hay sombras y esto es todavía más interesante: ¿Qué sombras llevas dentro?

¿Qué es la honestidad en el arte?

Es seguir trabajando aunque no se nos haga caso. No tirar la toalla y seguir en la búsqueda. Ahí es donde veo al verdadero artista, ese que está en la sombra y no desfallece.

¿Cómo encaja en su puzzle creativo su experiencia como ilustrador en Alba?

He diseñado más de 1.000 cubiertas de libros. Como es natural estos dos mundos, la pintura y los libros, se tenían que unir en algún momento y el libro Romper viejos hábitos es el fruto de esta unión.