Luifer Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 1967) es actor, director, cantante, productor y guionista. En 1987 inicia su carrera profesional, entre Canarias y Madrid. Con una docena de largometrajes y una veintena de cortometrajes y obras de teatro a sus espaldas, reaparece en la plataforma Movistar con la serie Hierro.

Usted empezó en el teatro de calle. ¿Qué queda de aquel actor?

Pues la esencia, que es lo más importante. Queda la ilusión de aquel chico que aún sigue estando y queda el camino. Además queda lo que siempre consideraré mi casa: el Festivalito de La Palma.

¿La insularidad ha supuesto un inconveniente o una ventaja para el mundo de la TV o del cine?

Sin duda un inconveniente porque la lejanía te marca y, sobre todo, Canarias que tiene una especificidad muy concreta como es el acento. El acento nos crea una barrera que, poco a poco, se va abriendo porque en el mundo del cine se van respetando más los acentos de la zona. En España estaba más centralizado el castellano, no solo en Canarias, sino en todas las regiones, pero Canarias se veía más influida por la lejanía.

¿Cómo ve el panorama de la representación artística en el archipiélago?

Lo veo muy bien. En muchos ámbitos de la cultura el espíritu artístico está más fuerte que nunca. Hay muchas disciplinas con artistas de un nivel inmenso, cada vez hay más escuelas, cada vez el talento se ve antes y se cuida un poco más. Lo que sigue faltando es la distribución y que los trabajos se exporten y se distribuyan hacia otros lados. También falta una política realmente a largo plazo con unas medidas que sean comunes a todos. Así como que sean capaces de ponerse de acuerdo todas las ideologías en los puntos comunes que nos influyen a todos, que creo que sería lo que establecería que esta profesión tuviese solidez.

Acaba de ver la luz la serie 'Hierro' con una enorme acogida. ¿Qué ha significado para usted?

Hierro, sin lugar a dudas, es el proyecto más importante de mi vida a nivel profesional hasta ahora. Hierro significa muchas cosas. A nivel personal, simboliza la oportunidad enorme de trabajar en una serie de primer nivel con grandes actores y actrices, como Dario Grandinetti, un referente con el que he podido hacer pareja y currar a su lado codo a codo. Además esta oportunidad me ha venido después de una racha mala que tuve, así que todo tiene una dimensión mayor, por lo que de alguna manera Hierro significa decir "he vuelto".

¿Y a nivel profesional?

A nivel profesional está ese actor canario que empezó su carrera aquí y que luchó por crear una profesión en las islas. Es el gusto de haber compartido reparto con un gran equipo de compañeros y amigos que hemos ido creciendo juntos en el cine canario. Esa es la gran satisfacción de "Hierro". Es un paso muy importante, un punto de inflexión en lo que es el audiovisual en Canarias. Y sin duda es una tarjeta de presentación a España con una serie donde han luchado y han defendido nuestro acento. Hierro es una bofetada sin manos a la televisión autonómica. Jorge Coira, el director, supo ver que nuestro acento cuenta historias al mundo y a nosotros mismos.

Le afecta mucho que no acepten nuestro acento?

Sí. Me da mucha rabia y denuncio constantemente que, por ejemplo, empresas punteras en Canarias sigan realizando anuncios en castellano porque quieren entrar en el país. Tenemos que defender nuestros productos con nuestro acento. No puedes vender algo canario y luego hacerlo con acento castellano.

¿El estreno en una plataforma como Movistar augura un éxito seguro?

No, nadie tiene la receta del éxito. El éxito es algo que tú puedes prever, pero debes concentrarte en hacer un buen trabajo y ese era el espíritu que reinaba en Hierro, la sensación de que estábamos trabajando todos juntos en algo que estaba muy bien. Lo que ocurre con Hierro es algo que no ocurre siempre y es el éxito transversal. Esta serie le gusta a la profesión, a la crítica y a la gente de la calle. Y eso, normalmente, es complicado que ocurra aunque es el sueño de todos.

¿Cómo vivió el papel de Bernardo, un personaje más trágico que cómico?

Bernardo es un personaje que está construido como apoyo al protagonista: Díaz. Yo tenía que aportarle la parte legal. Al principio teníamos miedo porque el personaje está en una delgada línea entre lo cómico y lo trágico. El reto estuvo en mantenernos en la línea y dibujar un personaje con equilibrio. Tanto el director como yo llegamos a la conclusión de que un abogado como Bernardo es un abogado sin ambición, acostumbrado a pleitos de bajo calibre, que sabía que no era un abogado brillante y un tío tranquilo. Bajo esta premisa trabajé mucho, me apoyé en Pepe Palomino, un amigo abogado penalista, estuve por la Ciudad de la Justicia hablando con jueces, con fiscales e, incluso, alguno me dijo que esto es un mercadeo de dinero y tiempo. Un poco eso era lo que queríamos mostrar en la serie, la angustia de un abogado que no se sentía capaz de sobrellevar un caso como el de Díaz.

¿Podría decir, por tanto, que ha sido su papel más difícil?

Es que esa pregunta es complicada, más difícil no, pero más importante sí, sin duda. Y que me ha permitido estar trabajando en él mucho tiempo. Cada representación tiene una dificultad. Para nosotros los personajes son como hijos y eso es como decir a qué hijo quieres más. El reto era muy grande porque tenía por primera vez un personaje con una trama. Le tengo mucho cariño al papel de Bernardo.

¿Qué le ha supuesto trabajar con actores como Darío Grandinetti o Candela Peña?

Una de las cosas más importantes es el desafío de probarte. Desgraciadamente, con Candela solo compartí las escenas de los juicios pero no otras más personales. Me hubiese gustado porque es una actriz impresionante con una gran verdad. A veces en las cenas del hotel bromeábamos pidiendo que nos pusieran alguna escena, un lío o algo. Y Trabajar con Darío o con Juan Carlos Vellido -que fue otro de los actores que venía de fuera- fue un placer. Darío es un actor top y me tuve que poner las pilas para trabajar con él. Fue muy fácil porque los grandes actores son más humildes y generosos y Darío lo era. Me abrió la puerta desde el primer momento, me apoyó. Además es un actor que lo hace bien cuando habla y cuando escucha, así que te puede robar planos por todos lados (risas). A mí, trabajar con él, me ha hecho mejor actor.

El Hierro es una protagonista más de la serie. ¿Cómo lo vivió usted, siendo canario?

El Hierro tiene una historia muy especial porque la primera vez que fui me enamoré de ella. Para mí todas las islas son bonitas, no hay una más bonita que otra. Todas tienen su belleza personal. Pero El Hierro tiene una particularidad concreta: lo pintoresca que es. Yo decía que cómo era posible que en una isla tan pequeña pasaran cosas tan curiosas. Es un espacio dentro de Europa en el S.XXI que tiene otro ritmo y otros tiempos. Cuando estás en esa isla descubres el verdadero ritmo de la vida y también cómo palpitas tú por dentro. El Hierro tiene una gran geografía pero sobre todo una gran gente que vive a un ritmo que se está perdiendo y que debería ser el ritmo real.

Actualmente, ¿en qué proyectos anda concentrado?

Estoy esperando la segunda temporada de Hierro, que quizá se dé. Sería muy bonito porque se consolidaría un proyecto que nos puede dar más posición. Seguir dando clase en el Instituto de Cine Canario y retomar Zalakadula, que es una compañía musical que se representa en navidad. Me apetece escribir, no sé el qué, pero escribir. Y el proyecto más importante ahora mismo es disfrutar del verano y de la playa de las Canteras.