Corría el 2 de abril cuando el actor y productor Arturo Fernández tenía que suspender la gira que estaba realizando con la obra Alta seducción, debido a una operación de urgencia por un problema estomacal. Nunca habló de su retirada, pero tampoco se recuperó de aquella intervención, sus problemas de salud se agravaron y ya no regresaría a los escenarios.

Desde entonces se encontraba hospitalizado en la madrileña clínica Ruber hasta que fallecía en la madrugada de este jueves.

Precisamente, para hoy, viernes, y mañana, sábado, tenía programadas dos funciones de esta pieza en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña, que fueron suspendidas en su momento, una comedia de María Manuela Reina que interpretaba junto a Carmen del Valle y en la que el actor encarnaba uno de sus papeles ya interiorizados a su persona y con los que el eterno galán, a pesar de su edad, decía sentirse cómodo: seductor, elegante y divertido.

La bombonera tinerfeña era uno de esos espacios que se resistían al glamour del galán de la escena española y auténtico maestro de la alta comedia. Y es que no fue hasta el mes de noviembre del año 2010 cuando se estrenaría en Santa Cruz de Tenerife, la única capital de provincia que le quedaba por conquistar, y lo hizo con uno de sus grandes éxitos, La montaña rusa, junto a Carmen del Valle, obra escrita por Eric Assous y con adaptación española a cargo de Juan José de Arteche.

El actor no sabía explicar por qué "se me había resistido hasta ahora" y manifestaba sentir "un cosquilleo especial" con la idea de actuar en el Guimerá. De hecho, comentaba cómo "mucha gente que venía a verme a Madrid me preguntaba por qué no iba nunca a Tenerife, pero no sabía darles una respuesta porque yo siempre he tenido muchas ganas de trabajar ahí", aseguraba.

El caso es que la reapertura del teatro de la capital tinerfeña puso fin a este desencuentro.

En palabras de Arturo Fernández, La montaña rusa fue, sin exagerar un ápice, "la mejor comedia" que había tenido en sus manos y en la que, por primera vez, el popular galán era seducido, en lugar de ser el seductor.

Junto a este título figuran entre sus éxitos teatrales obras como Pato a la naranja, Smoking o Los hombres no mienten, aunque también coqueteó con el cine y la televisión, donde su mayor éxito fue la película Truhanes, de la que también se hizo una serie televisiva, o La casa de los líos, donde popularizó aquello de chatín, un diminutivo asturiano de chato.

Dada su prolífica carrera, Arturo Fernández fue aplaudido por la crítica y el público. Muestra de ello son los múltiples premios que recibió a lo largo de su vida profesional, como los títulos de Hijo Predilecto de su Gijón natal y el de Hijo Adoptivo de Oviedo, además de galardones como los del Sindicato del Espectáculo al mejor actor (1961 y 1968); el Nacional de Interpretación (1962); el Nacional de Teatro Pepe Isbert (2002); la Medalla del Ministerio de Cultura al Mérito en Bellas Artes (2004), además de un Micrófono de Oro (2003), varios premios TP y un Premio Butacas de Oro en 2017.

El actor estuvo casado entre 1967 y 1978 con la aristócrata María Isabel Sensat Marqués, con quien tuvo tres hijos. Desde 1980, su pareja era la abogada Carmen Quesada.

Nunca eludió hablar de política, se declaró siempre de derechas y arremetió contra Podemos. Su padre fue simpatizante del movimiento anarquista y exiliado durante el franquismo y él apoyó a Adolfo Suárez cuando se restauró la democracia.

Madrid dedicará una calle en recuerdo del actor

El callejero de Madrid reservará una de sus calles para recordar al actor asturiano Arturo Fernández, cuya carrera ha transcurrido en parte en los teatros madrileños, como ha destacado el Gobierno municipal. La portavoz del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida (PP), Inmaculada Sanz destacó de Fernández que es un actor "absolutamente reconocido y reconocible por todo el público español" y que, asimismo, desarrolló una parte "fundamental de su carrera en Madrid".

Homenaje del Teatro Amaya

El Teatro Amaya de Madrid quiso despedirse ayer de Arturo Fernández con un homenaje y dando posibilidad a su público de dirigirle unas palabras en un libro de condolencias. Fernández tuvo que interrumpir su actuación de la obra Alta Seducción precisamente en este recinto. En la obra compartía escenario con Carmen del Valle. Como tributo, un empleado del teatro explicó a Europa Press que el teatro ha puesto su nombre al Patio de Butacas y ha empapelado sus paredes con imágenes del celebre actor, que realizó sus últimas obras en las tablas de este mítico escenario. En su cuenta de Twitter, el teatro ha informado de que iba a habilitar un libro de condolencias para que el público que lo desee pudiera dar el último adiós a Arturo Fernández.