Al cineasta inglés Danny Boyle le gusta experimentar con cada nuevo proyecto que emprende. No se encasilla en ningún género determinado ni narra las historias de la misma manera. Desde que saltó a la fama con su inclasificable filme Trainspotting ha abordado la comedia en Una historia diferente, el terror en 28 días después, el drama místico en Millones, la ciencia ficción en Sunshine o las pseudobiografías basadas en hechos reales en 127 horas y Steve Jobs. Dichos títulos reúnen los suficientes méritos como para considerar a Boyle un realizador interesante. Curiosamente, obtuvo su mayor éxito gracias a la premiada Slumdog Millionaire aunque, en mi opinión, se trata de una cinta demasiado sobrevalorada que, pese a su corrección formal y a algunas escenas conmovedoras, resulta de visión un tanto indigesta y desconcertante.

Ahora el director retorna a la comedia que, sin ser uno de sus campos habituales, encara con frescura e inteligencia para ofrecernos una muestra pura y simple del género, sin esas mezclas artificiosas a las que últimamente nos tienen acostumbrados a los espectadores. Se trata del mismo fenómeno que la cocina o la música fusión, un empeño por combinar gastronomías y ritmos de lo más variado, a veces hasta incompatibles. Nos hemos tenido que habituar a aceptar la acción en la comedia o el humor en el drama y la ciencia ficción, como si ya no fuera posible encajar un largometraje netamente cómico. En este concreto caso, la propuesta se destina a provocar las sonrisas y las risas del público, y los condimentos añadidos de música y fantasía en nada desvirtúan su verdadera naturaleza.

Todo el mundo conoce a Los Beatles. Al menos, así era hasta que un desafortunado músico de una pequeña localidad de Inglaterra, consciente de que sus sueños profesionales no se van a cumplir, un día se percata de que la gente ha olvidado al mítico grupo tras un misterioso apagón en todo el planeta. Llegará entonces su oportunidad de hacerse inmensamente famoso interpretando las canciones del cuarteto de Liverpool, aunque por el camino se arriesgará a perder a la musa y amor de su vida.

Reconozco que he disfrutado con Yesterday. Acostumbrado a tener que soportar comedias absurdas o groseras, valoro enormemente la recuperación de un estilo narrativo que entretiene y, al mismo tiempo, conmueve con esa dulzura y energía propias de las comedias bien estructuradas. Quizá decepcione a quienes prefieran al Boyle más crudo e intenso porque aquí no le van a encontrar. Por el contrario, ha filmado un trabajo liviano, puede que incluso superfluo, pero absolutamente tierno y adorable y que, pese a ciertas pinceladas surrealistas y sin sentido, jamás pierde el tono.

Richard Curtis, realizador de Love Actually y Una cuestión de tiempo y autor del texto de Cuatro bodas y un funeral, se hace cargo del guion. A todas sus notables aportaciones artísticas suma ahora este Yesterday, de cuyo elenco forman parte numerosos actores muy poco conocidos y a quienes se une alguna estrella emergente.

El protagonista es Himesh Patel, un intérprete eminentemente televisivo al que le ha llegado esta oportunidad, que no ha dejado pasar. Mucho más popular es Lily James (La sociedad literaria y el pastel de piel de patata, El instante más oscuro, Baby Driver). Ambos llevan a cabo unas eficaces actuaciones. Interviene también a cargo de un breve papel la española Ana de Armas. Tras su excelente participación en Blade Runner 2049 o su aparición en Juego de armas, aguarda una temporada de estrenos de relevancia en la que su incorporación a la nómina de "chicas Bond" en la vigésimo quinta entrega de la saga tal vez resulte lo más impactante. Confieso que no me interesaba en absoluto hasta que me enteré que el responsable es Cary Joji Fukunaga y eso cambió las cosas. Tanto que tendré que ir a verla.

www.cineenpantallagrande.bogspot.com

Yesterday

Dirección: Danny Boyle

Intérpretes: Himesh Patel y Lily James