Natural de Tegueste y con apenas 21 años, Sara Socas se ha convertido en todo un referente, no solo por llevar sus improvisaciones a la que es sin duda la competición más importante de freestyle a nivel nacional, sino porque la presencia femenina en este tipo de espectáculos es todavía muy limitada. Aunque las cosas, por fortuna, están cambiando.

Socas estuvo el pasado viernes en la Última Oportunidad Red Bull Batalla de los Gallos 2019. Fue la única mujer en lograr el paso a esta semifinal nacional de un concurso que se jacta de escoger al mejor gallo -así se denomina a los improvisadores que compiten por hacer la mejor rima en un concurso- del país. "La improvisación es algo que existe desde hace mucho tiempo, un ejemplo es el punto cubano. Lo que hacemos nosotros es improvisar con música de rap, cada uno a su manera, con su estilo", detalló esta joven estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid.

Pese a que no logró el pase a la final, todos los ojos estaban puestos en esta joven freestyler tinerfeña, que ha despuntado en los últimos años gracias a sus inspiradas rimas. Es, además, la primera vez que participa en esta Batalla de Gallos y su nombre era firme candidato para hacerse con una de las tres plazas de la gran final, que tendrá lugar el próximo día 13 en Barcelona.

Socas se acercó al mundo de las batallas de gallo casi por casualidad, aunque desde siempre "escuchaba mucho rap". "Sabía que existían estas peleas pero no sabía mucho más", recordó. Fue en una fiesta, en el verano de 2016, cuando Socas se atrevió a improvisar por primera vez delante de un grupo de gente. "Esa noche justo fuimos a un bar con un espectáculo así y me impresionó cómo eran capaces de improvisar con lo que sacaba el público: desde un mechero hasta una cartera", recordó.

Ya en Madrid, conoció a otros chicos que "rapeaban muchísimo" y la improvisación se convirtió en un hábito para ella. "Empecé a apuntarme en las competiciones que se hacían en la calle. Así fue, poco a poco", indicó.

Socas adelanta que va a seguir "dando la tabarra" en esto de la improvisación, un mundo en el que cada vez hay mayor presencia de las Islas. "En Canarias hay mucha gente muy buena, el problema que tenemos es la distancia", aclaró. El mayor miedo de un freestyler, confiesa, es "quedarse en blanco, como cualquier actor o cualquier persona que tenga que hacer algo frente al público". Por contra, lo más importante es "el ingenio y acabar bien las frases", concluye.