Ana Wagener (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) es una de esas actrices que se ha especializado en encarnar roles secundarios y siguiendo la estirpe de Lola Gaos o Terele Pávez termina por "robarle" el protagonismo a los intérpretes principales. Su carrera, cocinada a fuego lento, tuvo su recompensa en 2011 con el Goya a la mejor interpretación femenina de reparto gracias a La voz dormida. Forma parte del elenco de la segunda temporada de la serie La otra mirada, que emite actualmente TVE.

¿Por qué es actriz?

Por vocación. Ya con 4 años me gustaba cantar y bailar. Con 13 años ya tenía claro que quería ser actriz. No entiendo otra forma de vida. Además, los actores tenemos que reciclarnos constantemente.

¿Qué pasó en su vida profesional entre la serie Vísperas, de 1987, y la serie Querido maestro, de 1997?

Vísperas la hice en Madrid con 25 años y no me fue bien. Así que regresé a Sevilla y volví al mundo del teatro. También estuve 5 años haciendo doblaje. En una función en el teatro Alfil de Madrid vino Achero Mañas a ver una función, que me escogió para El Bola. Ahí empezó realmente mi andadura en el cine.

Trabajó en series de televisión como Compañeros o Raquel busca su sitio. ¿Cómo han cambiado las series españolas desde entonces?

(Resopla). Ahora hay más competencia. Ha cambiado la mentalidad, la forma de ver la ficción. Antes la ficción española era más conservadora, más apegada a la trama. Ahora existe otro lenguaje. Nos hemos modernizado como se ha modernizado la sociedad española. La actuación ahora es más sutil, antes se remarcaban más las cosas. Ahora se respeta más al espectador y se le ofrece un producto audiovisual menos remarcado para que este incluya su punto de vista.

¿Cómo se tomó que la nominaran al Goya a la actriz revelación en 2008 por El patio de mi cárcel?

[Se ríe] Pues mira, me lo tomé con muchísima alegría. Fue mi primera nominación y fue una composición de un personaje que tuve que currar mucho, desde el acento a la composición física. Entendí que era un problema de la industria del cine.

¿Por qué ha renunciado al acento canario?

No he renunciado al acento canario. Estoy deseando hacer un personaje con acento canario. Me considero trilingüe. Soy canaria, el acento lo tengo dentro de mi corazón; tengo familia en Andalucía, donde viví 17 años; y trabajo en neutro castellano porque cuando comencé en esta profesión o hablabas en neutro castellano o no te comías una rosca. La diversidad de acentos que existe ahora, antes era inviable. El acento condiciona el carácter de un personaje.

Ha ganado cuatro premios de la Unión de Actores y Actrices. ¿Se siente más reconocida por sus compañeros de profesión que por el público?

No soy la típica actriz a la que le ponen nombre y cara. Puedo seguir viajando en el metro de Madrid. Yo trabajo para el público y me siento reconocida por el público, aunque no soy una actriz de una popularidad extraordinaria, pero tampoco lo pretendo. Sentirme valorada por mis compañeros de trabajo es un prestigio impresionante porque somos nuestros peores críticos.

Sus intervenciones más conocidas son El Bola, Biutiful, La suerte dormida (por la que ganó el Goya) o El Reino. Sin embargo otros trabajos como el cortometraje Exprés han pasado desapercibidos.

Todo suma. Cuando hice Exprés, conocí a Daniel Sánchez Arévalo, que luego me escribió un papel para Azuloscurocasinegro. El cine es una carrera de fondo, que no se sustenta por un éxito clamoroso.

Participa en el elenco de la serie La otra mirada en el que el equipo de guionistas de la segunda temporada es íntegramente femenino. ¿No estamos creando una especie de segregación sexual?

A mí me preguntaron que si por ser las guionistas solo mujeres había percibido alguna diferencia entre la primera y la segunda temporada y dije que no. Almodóvar o Miguel del Arco entienden maravillosamente el espíritu de la mujer. Que el equipo de guionistas de la segunda temporada solo sea femenino fue una decisión de los productores, que son hombres. No me gusta poner etiquetas, para así evitar caer en la segregación sexual.

¿Qué proyectos ensanchan su horizonte?

Hay tres películas, en las que tengo pequeñas intervenciones, que están pendiente de estreno: Legado en los huesos, Un mundo prohibido y Ofrenda a la tormenta.

¿Le gustaría que le ofrecieran más personajes protagónicos?

Cómo no. En Contratiempo ya hacía un protagónico. Hacer un protagónico no es solo aparecer al principio de la película en letras grandes. Tienes la ventaja de que tienes más posibilidades de contar más cosas sobre tu personaje. En mi caso, estoy especializada en encarnar papeles de tres o cuatro secuencias. Lo cual es más complicado porque en una pequeña parcela tengo que contar cosas que no están escritas. Es un reto más difícil.