Para bien o para mal su nombre sigue latiendo en el universo musical diez años después de morir. El legendario productor Quincy Jones, por citar solo un ejemplo, no se mordió la lengua cuando declaró que "Michael Jackson robaba canciones". Sí. Una década después Jacko está en boca de todo el mundo. Eso es algo que solo está reservado a leyendas como Elvis Presley, Marilyn Monroe o Prince.

Éxitos y excesos convivieron en un equilibrio casi perfecto a lo largo de la carrera artística del genio de Gary (Indiana, 1958). Sus triunfos fueron casi tan sonados como sus polémicas y eso terminó siendo una bomba de relojería que estalló a las 02:26 horas del 25 de mayo de 2009, instante en el que los servicios de urgencias del Ronald Reagan UCLA Medical Center (Los Ángeles) certificaron el fallecimiento de Rey del Pop.

Todo comenzó con los Jackson 5, a reglón seguido vino una separación amistosa y finalmente se inició una carrera en solitario que arrasó en los cinco continentes: el pequeño Jacko quiso ir por libre después de que los primeros cuatro álbumes del quinteto dominaran la lista del Billboard Hot 100. El sonido Motown ya era historia ante las suculentas ofertas que realizaron las discográficas de mayor calado. A principio de los años ochenta Michael Jackson ya brillaba entre los más grandes y los conflictos con sus hermanos empezaban a calar.

Cada triunfo venía acompañado de un fracaso emocional. Denuncias por abusos sexuales, fotografías comprometidas -la de su hijo sostenido de forma temeraria en un hotel de Berlín engordó sus problemas judiciales-, deudas, separaciones, denuncias de plagios... La lista ya era extensa cuando el mito estadounidense aterrizó en Los Rodeos el 26 de septiembre de 1993 para ofrecer uno de los escasos conciertos que dio en territorio español. Once años después de la puesta a la venta de Thriller -álbum que ostenta el récord de ventas- el impulsor de Neverland desató una tormenta en el transcurso de una entrevista con Oprah Winfrey -habló de su infancia, del color de su piel y desmintió que utilizara una cámara hiperbárica para dormir- que se desbordó con una acusación de unos supuestos abusos sexuales sobre un menor. Un juez autorizó el registro de su mansión y las denuncias por pedofilia crecieron: las pruebas no certificaron esos hechos, pero sus abogados cerraron un acuerdo extrajudicial de 15 millones de dólares. Muchos vieron en aquel gesto el final del legado del Rey del Pop, pero Michael no se rindió. Con la curva de popularidad claramente en descenso -se dio un segundo matrimonio, apareció otra denuncia por abusos y la relación entre el cantante y Sony se rompió- el mito se resistía a apagarse para siempre.

Invincible (2001) no encontró la repercusión que tuvieron los temas del mejor Michael Jackson, pero las deudas acorralaban a un creador que empezó a planificar un regreso a lo grande. Muchos creyeron que era posible que volviera a brillar en la frontera de los 50 años y los productores planificaron una reaparición inolvidable. No hubo más. Los investigadores encontraron una conexión entre Conrad Murray, asistente médico de Michael Jackson, y una intoxicación de propofol que le supuso una condena por un homicidio involuntario.

Vea aquí el videoclip de 'Thriller', tema de un disco del que se vendieron más de 100 millones de copias.