Canarias ha cambiado mucho en los últimos 70 años. Las Islas y sus habitantes se han transformado pasando de una economía basada en la producción agrícola y ganadera a una estructura basada casi por completo en el sector servicios. Con esos cambios sociales han llegado otros físicos, el abandono de los cultivos y la desaparición de costumbres y formas de vida. Ese abismo -esa diferencia entre generaciones que conviven pero difícilmente se entienden sin la conversación, sin la comprensión y el diálogo- es lo que la Fundación CajaCanarias ha querido salvar tendiendo un puente cultural. Heredero del galardonado programa Nos cuentan sus historias, la fundación ha impulsado un proyecto que pretende servir del nexo entre los más jóvenes y los mayores: Memoria Isleña. "La vida de los mayores nos ayuda a comprender nuestra sociedad", explicó el director de la entidad, Alfredo Luaces. "La palabra de nuestros mayores no se puede perder", añadió. El resultado de este proyecto es un documental que resume las entrevistas realizadas por más de 60 estudiantes de varios centros de Tenerife, La Palma y La Gomera a unos 30 mayores de su entorno. Además de sus profesores, los alumnos han contado con la ayuda de Cirilo Leal y del cineasta David Baute.

Ayer, el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife acogió la presentación de este documental. El acto contó con la presencia de los alumnos participantes, los mayores entrevistados y varios responsables del proyecto. Los centros participantes han sido los Institutos de Enseñanza Secundaria (IES) de Alcalá y Los Realejos (Tenerife); Las Breñas (La Palma) y Vallehermoso. "Este proyecto aviva en los más jóvenes las ganas de saber sobre el pasado", explicó el joven palmero Aday García, que habló en nombre de todos sus compañeros. "Te cambia mucho la visión, ahora ves el pueblo con otros ojos. Ves cómo ha cambiado la sociedad y que todo va muy rápido, nos estamos comiendo el mundo", explicó.

En representación de los mayores que colaboraron con el proyecto estuvo Antonio González, que solo tuvo que recordar que se vio obligado a dejar el colegio con apenas 12 años para ponerse a trabajar. "Esa ha sido mi lucha, con eso se pueden imaginar. He vivido bien aquí, he luchado con problemas normales y he trabajado mucho", explicó. "Ahora es una pena que haya jóvenes que quieren emprender sus propios negocios y no puedan", añadió. "Lo único que deseo es ilusión para la juventud", sentenció.

La proyección del documental fue un momento muy emotivo para los responsables del proyecto. Las imágenes llevaron a los presentes a las primeras décadas del siglo XX, a los años de la escasez, donde casi todo dependía de los cultivos, de la lluvia y de la fortuna. Con todo, muchos de los entrevistados recordaron con cariño años en los que los vecinos "se ayudaban mucho, como familia", y donde las pequeñas cosas eran celebradas con una fiesta.

El acto concluyó con una actuación del grupo Pieles, que estrenó para la ocasión un espectáculo musical que "parte de la fusión de estilos e instrumentos tradicionales y modernos y transmite la necesidad de una armonía generacional como fórmula para mantener viva nuestra tradición implicando y haciendo participar para ello la juventud de las Islas", explicaron.