Brillaron con luz propia en la época dorada del cine en Hollywood. Las décadas de los años 40 y 50 fueron momentos de esplendor en el séptimo arte y, entre los nombres de las actrices que protagonizaron los dramas y las historias de aventuras en la gran pantalla, figuran dos cuyo origen está en Canarias. Son Patricia Medina y María Montez y su relación con el Archipiélago no puede ser más estrecha, sus padres nacieron en Gran Canaria y en la isla de La Palma, respectivamente.

El profesor y escritor Pedro Nolasco Leal ofreció ayer una conferencia sobre ambas actrices en el salón de actos de la Real Sociedad Económica de La Laguna. El motivo, indicó, es que el próximo mes de julio se celebrará el centenario del nacimiento de Patricia Medina. Hay que tener en cuenta la importante trayectoria de esta actriz, que falleció en 2012 cuando ya contaba con 92 años. Participó en medio centenar de cintas y trabajó a las órdenes de directores como Orson Wells, Robert Aldrich o Jean Nebulesco. Además, actuó junto a estrellas de la talla de Gene Kelly, Lana Turner, James Steward, Glenn Ford o Deborah Kerr.

Medina nació en Liverpool pero su padre, Ramón Medina Nebot, era de Las Palmas de Gran Canaria. Estudió derecho en Sevilla y poco después entró a trabajar en la compañía frutera Yeoward Line y fue destinado a Liverpool, donde conoció a su esposa y tuvo tres hijas. La segunda de ellas fue Patricia, que inició su carrera cinematográfica en Inglaterra antes de partir hacia Estados Unidos junto a su esposo Richard Greene, también actor. El matrimonio fracasó y poco después se divorciaron, corría el año 1951. En 1960, la actriz rehace su vida con otro actor, Joseph Cotten, con el que también llega a rodar alguna que otra cinta. Cotten pasaría a la historia por su papel en la mítica Ciudadano Kane, de Orson Wells. Mientras, su aspecto físico de mujer latina y morena llevaron a Medida a protagonizar muchas cintas de aventura entre las que destacan Bandera Negra (1952), La nave de los condenados (1953) o Mr. Arkadin (1955).

Mientras, María Montez nació en Barahona, en la República Dominicana. Allí llegó su padre, el palmero Isidoro Gracia después de probar suerte como emigrante en Cuba. Existen datos que apuntan a que la actriz fue educada en un centro católico de Santa Cruz de Tenerife. A mediados de los años 30, su padre fue nombrado cónsul español en Belfast y es allí donde María conoce a su primer marido, William McFeeters. Como Medina, Montez también se separó de su primer esposo y decidió trasladarse a Nueva York, donde dio sus primeros pasos como modelo para una revista. Allí conoció a Joe Pastemark, importante directivo de Universal, y comenzó su fulgurante carrera cinematográfica de la mano de esta compañía. "Con la segunda Guerra Mundial se populariza un tipo de cine conocido como de escapismo, cintas que muchas veces se emitían para animar a las tropas y que en muchas ocasiones eran de temática arábica", explicó Nolasco. De esa época son, probablemente, sus películas más famosas: Las mil y una noches, Alí Babá y los cuarenta ladrones y La reina Cobra. Otras muy famosas fueron Alma zíngara y Sudán.

En 1943, Montez conoce a su segundo esposo, un actor francés muy famoso llamado Jean-Pierre Aumont. Cuando concluye la guerra, la pareja tiene a su hija, la también actriz Tina Aumont. Su última película en Hollywood, antes de mudarse definitivamente a Francia, fue La Atlántida. Tras varios proyectos que incluyen música y poesía, María Montez falleció en su bañera con tan solo 39 años cuando planeaba su regreso a la meca del cine norteamericano.

Coetáneas y con una carrera exitosa, nunca llegaron a compartir un proyecto pero tienen en común -además de su herencia canaria- el haber alcanzado la fama con una filmografía que ha pasado a la historia. Pese a que su origen es bastante desconocido en las Islas, son un referente en la historia del cine y Montez, por ejemplo, tiene varias calles y da nombre al aeropuerto de su ciudad natal, Barahona.