La montaña sagrada de Umiaya, el lugar al que según las crónicas peregrinaban los antiguos pobladores de Gran Canaria, está en los riscos de Amurga, el macizo casi inexpugnable que separa los barrancos de Tirajana y Fataga.

El equipo arqueológico responsable del estudio de los diferentes yacimientos que circundan el enclave de La Fortaleza, en la caldera de Tirajana, cree haber resuelto uno de los misterios que más polémica ha suscitado entre los estudiosos del pasado prehispánico de Gran Canaria: la localización del sitio sagrado de Umiaya.

El director de la empresa de arqueología Tibicena, Marco Antonio Moreno, recordaba ayer que a Umiaya se le adjudicaban en el pasado hasta tres ubicaciones diferentes, pero siempre con el mismo problema: al explorar cada lugar candidato (como Risco Blanco o El Campanario), no se encontraban pruebas arqueológicas que relacionasen ese enclave con un uso ritual previo a la Conquista.

Se trata de un problema común con otros dos riscos sagrados citados en las crónicas históricas en el caso de Gran Canaria, Tirma y Amagro, donde los restos hallados muestran un uso doméstico, pero no acreditan que esos lugares tuvieran un papel ceremonial.

Los últimos trabajos realizados en el entorno de la caldera de Tirajana, uno de los enclaves más prometedores para estudiar el pasado prehispánico de la isla, con casi medio centenar de yacimientos datados desde el siglo V hasta el XVI, llevan al equipo de Tibicena a defender que Umiaya existió y que estaba en Amurga.

En una rueda de prensa celebrada en el Museo Canario, que colabora con las investigaciones, Moreno explicó que en el trabajo de investigación de archivos históricos complementario a la arqueología de campo han descubierto un plano del año 1792, levantado con motivo de un litigio sobre el uso de las aguas de la zona con toponimia antigua que sugieren que Umiaya está en Amurga.

Y lo más importante, subrayó, ha sido que al explorar sobre el terreno ese enclave encontraron un viejo camino acondicionado para acceder a los riscos, restos de una antigua muralla, grabados rupestres, cazoletas (agujeros en el suelo de roca con posible uso ceremonial) y ocho pequeñas plataformas que no son naturales, sino fruto de un trabajo para explanar el terreno.

Falta conocer qué dirá el carbono 14 sobre la antigüedad de los restos allí recuperados, pero el equipo de Tibicena defiende de forma "fehaciente" que allí estaba Umiaya. Y, además, sostiene que ese lugar de fortificación natural por su orografía muestra signos de haber sido un antecedente de lo que después sería el sitio hoy conocido como La Fortaleza, al otro lado de la caldera de Tirajana.