El Festivalito no es un festival de cine es un festival en el que se hace cine. Bajo esa máxima, la decimocuarta edición, que se clausuró ayer, acogió una ingente cantidad de rodajes en la sección La Palma Rueda a cargo de los cerca de doscientos sesenta y cinco inscritos.

Todos los trabajos rodados de forma improvisada, bajo el lema Ha llegado el momento, se proyectaron en la plaza Santo Domingo de la capital palmera, de entre los cuales se seleccionaron treinta y un finalistas, que se exhibieron ayer en el Circo de Marte de la capital palmera, en la que se dieron a conocer los ganadores de esta genuina forma de rodaje exprés.

La esencia del Festivalito son los rodajes a salto de mata y cerca de doscientos sesenta y cinco realizadores asumieron el reto que cada año les plantea esta cita con el séptimo arte en La Palma, el de rodar en apenas unos días un cortometraje de cuatro minutos para presentarlo a la sección a concurso.

Consecuentemente el resultado suele ser mayoritariamente anecdótico, aunque siempre hay alguna perla fílmica. Las calles palmeras, los montes, los teatros, e incluso, un camposanto fueron algunas de las localizaciones escogidas.

El jurado de la sección Andrómeda (dirigido a participantes en festivales internacionales) conformado por Guadalupe Arensburg (directora del departamento de cortometrajes de Movistar), Iván Martín (Docente del grado medio de la Universidad del Atlántico Medio de Las Palmas de Gran Canaria), Nicolas Differding (presidente de la junta de asesoramiento de Nuestro Parque Natural de Luxemburgo) y Benjamín Reyes (programador de DocuRock) decidió otorgar el premio al Cortometraje Más Destacado de Andrómeda a Palmero, de Víctor Hubara, que gravita entre el drama de la pérdida de un ser querido y la comedia de su giro final.

Por su parte, el cortometraje Más Destacado de Lyra fue a parar a manos de Punto G, de José Manuel Marrero. Una divertida pieza audiovisual sobre sexualidad anal. La intérprete amateur Lorenza Machín Alarcón fue valorada como la actriz más destacada por el conjunto de obras en la que participaba. Se da la circunstancia de que es la segunda vez que es reconocida con esta distinción, que valora su naturalidad y la empatía que genera en el espectador.

Mientras que el actor más destacado fue Adrián Torrijos por Mariposas, una simpática historia de amor. Cabe reseñar que el tema de la pareja fue la temática más socorrida. Una de las piezas más valoradas por el jurado fue la estética Salakta, de Ruth Angielina G. Fuentes, que se alzó con la fotografía y el diseño sonoro, que mostraba una panoplia de paisajes palmeros con un inopinado giro final de tintes humorísticos.

Por su parte, Check Out, de Octavio Guerra, que será distribuido por festivales internacionales, es una especie de spin off del largometraje En busca del Óscar, protagonizado por un simpar crítico de cine.

Tras proyectar los treinta y un cortometrajes finalistas (tras la criba hecha por el público de los ciento un trabajos presentados) dio comienzo la ceremonia oficial de clausura, que contó con la presentación de Luifer Rodríguez, Alba Cabrera y Juanjo Neris, que tocaron una ranchera para amenizar la velada que puso fin al XIV Festivalito de La Palma.

Entre las veintitrés proyecciones de películas rodadas antes del Festivalito, que se pudieron ver a lo largo de la semana, destacaron varios títulos. Es el caso de El Bejo, de Adrián León Arocha, que explora la intimidad de uno de los cantantes urbanos de mayor éxito actual en el público juvenil.

Asimismo, se exhibió La ciudad oculta, de Víctor Moreno. Un documental observacional que muestra una realidad desconocida: el subsuelo de Madrid. Una película fascinante que presenta imágenes evocadoras como la del túnel que va hacia la oscuridad, una forma de proyectar los miedos del espectador.

Dos de las proyecciones más variopintas fueron las inefables En tierra de María y El mayor regalo, ambas del simpar Juan Manuel Cotelo, que emplea el cine como un altavoz de su mensaje cristiano, que en La Palma caló en la gente gracias a la herencia religiosa de la sociedad palmera. Su cine no deja indiferente, para bien o para mal.

El Festivalito también apuesta por el teatro y se pudieron ver dos obras de diverso pelaje. El tratamiento, de Carlos de León, hizo reír al respetable con una divertida reflexión sobre el proceso de hacer una película. Mientras que Jirafas, de David Sainz, consiguió las carcajadas del público que abarrotó el Circo de Marte, sobre todo gracias a un descacharrante Kike Pérez, que soltó ocurrencias varias como que "si viviera en La Palma estaría flaco" (en alusión a las empinadas calles palmeras) o contó experiencias personales que incluía sexo sobrenatural.

El Festivalito está patrocinado por el Cabildo de La Palma (Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Consejería de Turismo), el Go bierno de Canarias, y los ayuntamientos de Los Llanos de Aridane, Santa Cruz de La Palma y El Paso.