Qué duda cabe que llevar a cabo una alimentación correcta y adecuada a cada edad es algo tan importante que todos deberíamos tener muy en cuenta. Y en lo que se refiere a la función cerebral, su relación con la dieta ha sido bien documentada. Por ejemplo, los niños que consumen el desayuno antes de ir a la escuela muestran mejores habilidades de memoria y adquisición durante el aprendizaje. Por todo ello, deberíamos conocer las propiedades de algunos alimentos que se ha demostrado que ayudan a mejorar la función cerebral, a protegernos contra el deterioro cognitivo asociado a la edad y a fomentar la concentración y claridad.

¿Y cuáles son esos alimentos que contienen nutrientes tan especiales? Pues, por ejemplo, las nueces, fuente muy rica de magnesio, que es el mineral relacionado con la mejora en la memoria a corto y largo plazo. El brócoli, rico en vitamina K, conocido para mejorar el rendimiento cognitivo y la capacidad intelectual. Las semillas de calabaza, proporcionan zinc, fundamental para mejorar la memoria y las habilidades de pensamiento. Los arándanos, contienen antocianinas, antioxidantes compatibles con la comunicación neurona a neurona en el cerebro y que pueden ayudar a prevenir la pérdida de memoria. El chocolate negro, aumenta las características cerebrales de atención y concentración. Las verduras de hoja verde, espárragos, aceitunas y granos enteros, también están llenos de vitamina E, que, según los expertos, es probable que ayude a prevenir el deterioro cognitivo en las personas mayores.

Ahora bien, no solo la alimentación va a ser importante en el cuidado de la función cerebral. Tener una dieta sana y equilibrada, es solo parte de la ecuación. De hecho, también el ejercicio físico va a tener un papel primordial en la mejora de la flexibilidad cognitiva. De ahí que sea necesario saber que, incluso, el ejercicio moderado, como caminar durante 40 minutos tres veces a la semana, puede mejorar la conectividad de los circuitos cerebrales, disminuyendo el deterioro de la función cerebral, debido al envejecimiento, e incluso aumentar las habilidades cognitivas.

Por otra parte, se ha demostrado que los estiramientos tienen efectos positivos sobre la capacidad intelectual. Y, por supuesto, escuchar música ya que ejerce un auténtico efecto placentero sobre la mente. Y, todo, gracias a la dopamina. Si se trata, en concreto, de música clásica, se ha demostrado que ayuda en el desarrollo de mejores niveles de concentración.