El primero de los ocho capítulos de la serie televisiva Hierro, rodada en la Isla del Meridiano y en el sur de Tenerife, se estrena a partir de hoy completa bajo demanda en Movistar+ y en los canales Movistar de Latinoamérica.

Candela Peña, galardonada con 3 Premios Goya, y el argentino Darío Grandinetti, Premio Konex y Emmy Internacional, encarnan los papeles protagonistas de este thriller criminal, en el que también intervienen actores y actrices con acento canario, como el caso de Mónica López, Yaiza Guimaré, Kimberley Tell, Luifer Rodríguez, Mary Carmen Sánchez y Antonia San Juan, además de la gaditana y el catalán Juan Vellido, entre un elenco de 60 intérpretes.

Hierro, coproducida por Portocabo, la francesa Atlantique Productions y la prestigiosa cadena franco-alemana ARTE, comenzó a rodarse en el mes de mayo de 2018, con dirección y guion del gallego Jorge Coira y su equipo.

El director explicaba a El Día que "los personajes son complejos, veraces, con muchas aristas y convierten la historia en algo muy vivo". En esa misma línea, aseguraba que el objetivo que se plantearon fue hacer algo "que pueda fascinar a los espectadores, que los mueva en el asiento y, sobre todo, que transmita verdad".

La Bajada de la Virgen, la fiesta por antonomasia de El Hierro, arraigada desde hace siglos, se convierte, como sucede también con los paisajes volcánicos, en personajes.

De hecho, el proyecto de rodar esta historia en la Isla y no en Galicia surgió a partir de una visita del director a esta festividad, de ahí que La Bajada tenga un papel sustancial en la trama.

El actor argentino Darío Grandinetti también explicaba a este periódico que "la clave está en el suspense", un aspecto en el que incidía Alfonso Blanco, productor ejectuvo: "Nada es como parece".

La serie cuenta la historia de Candela, una jueza a la que acaban de destinar a la isla de El Hierro, la más remota y occidental del Archipiélago canario.

No va a resultar fácil para esta mujer adaptarse a la vida en una comunidad que, como ella misma, tiene un fuerte carácter. De hecho, la han enviado a este destino como un destierro, castigada por su comportamiento heterodoxo.

Nada más llegar a la isla, Candela se ve en la tesitura de instruir un caso complicado: Fran, un joven herreño, aparece asesinado en la playa, precisamente el mismo día en el que iba a casarse con la hija de Díaz, un oscuro empresario que hizo fortuna en el exterior y que, asentado en la Isla, se casa con la guapa del lugar, razones que lo convierten enseguida en el principal sospechoso del crimen.

Candela y Díaz se encuentran en lados opuestos de la ley, pero participan de un objetivo común: descubrir la verdad sobre el crimen. Ambos se adentrarán en un camino físico y emocional, un camino al infierno que comienza en el paraíso.