"Siempre estamos contentos, pero este año un poco más por el numeroso público que ha asistido al festival, sobre todo en estos últimos días", comentó con satisfacción el responsable del Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias (Ficmec), el cineasta tinerfeño David Baute.

Este certamen se clausuró ayer con la entrega de sus Premios Brote, que recayeron en los largometrajes 'Honeyland' y 'Ága', en los apartados de documental y ficción, y en los cortometrajes 'Lord of the Taiga' y 'Äni', en documental y animación, respectivamente, según la decisión del jurado que estuvo integrado por Ángeles González-Sinde, Ana Wagener y Eva González Herrero.

El documental macedonio 'Honeyland', realizado por Ljubomir Stefanov y Tamara Kotevska, fue distinguido por "la naturalidad, la sencillez y la frescura de su protagonista: Hatidze. Por la manera en que ella es capaz de aceptar, con alegría y cariño, su propia realidad, así como por la bondad que desprende".

También se valoró la enseñanza que transmite sobre la apicultura tradicional basada en el equilibrio hombre-naturaleza y una explotación sostenible de sus recursos frente a una ambición desmedida que trae consecuencias para la biodiversidad, la naturaleza y el ser humano.

'Ága", largometraje de ficción del búlgaro Milko Lazarov, fue galardonada por la interpretación de sus protagonistas, la belleza de la historia de amor y supervivencia que narra, la magnífica fotografía y su lenguaje audiovisual; además de la sutileza y rotundidad con que aborda el cambio climático y la despoblación incluso en una región extrema en la que formas de vida milenarias están condenadas a desaparecer.

El jurado concedió una mención especial en la categoría de largometraje de ficción y animación a 'Woman at war' por la interpretación de la protagonista, la originalidad de la historia y el sentido del humor al tratar un tema complejo que valora el potencial del activismo individual.

En la categoría de cortometraje documental, el Brote se lo llevó 'Lord of the Taiga' por la belleza de su fotografía y la divulgación de un oficio, una forma de vida en peligro de extinción que sería desconocido por el público a no ser por este filme.

El mejor cortometraje de ficción y animación fue 'Äni', una original y sencilla película que plantea el problema de la movilidad y las dificultades de acceso en las zonas rurales. Este cortometraje mexicano encierra un mensaje y un lenguaje universal que puede ser entendido por niños y mayores de cualquier latitud.

También tuvo en cuenta el corto documental 'All inclusive' por su genial uso del lenguaje audiovisual para hacer reflexionar al espectador sobre un modelo turístico, el consumo abrumador y poco sostenible para el planeta. "Una historia que hace pensar sobre la incidencia que tiene cada persona y sus decisiones diarias, incluso en el ocio de sus vacaciones, así como la suma de acciones de individuos en el cambio climático", comentó el jurado.

Para Baute, la programación seleccionada para esta edición ha gustado al público por "cubrir un espectro bastante amplio de cine medioambiental , en algunos casos en una onda más convencional, más ortodoxa, y en otras más de creación, donde el director muestra sus reflexiones sobre el medio ambiente con un lenguaje cinematográfico diferente".

La media de asistencia de público a las proyecciones ha superado las doscientas personas, excepto el documental 'Teide, el gigante dormido', de Pedro Felipe Acosta, del que se ofrecieron cuatro funciones con un total de mil espectadores. "Entre las proyecciones y todas las actividades complementarias el Ficmec ha concitado unas quince mil personas.

"Tenemos que generar una segunda sala. Nos planteamos habilitar una sala exterior con carpas, porque el exconvento de Santo Domingo se ha quedado pequeño. El año que viene nos gustaría llevar también las proyecciones a otros rincones de Garachico si tenemos suficiente presupuesto para hacerlo", adelantó.