Siempre que se traslada a la gran pantalla la biografía de un personaje muy popular resulta complicado saber hasta qué punto los hechos que se narran se ajustan fielmente a la realidad. En un diálogo memorable de la película El hombre que mató a Liberty Valance se afirmaba que "cuando la leyenda supera a la verdad, publicamos la leyenda". Rocketman nos sitúa ante una obra basada en la vida del famoso músico Elton John. El británico, uno de los artistas más exitosos de la historia merced a una carrera de más de cincuenta años a sus espaldas, se ha convertido ya en una leyenda que lo ha ganado todo (cinco premios Grammy, cinco premios Brit, un Globo de Oro, un Tony, un Oscar?) y que ha alcanzado una repercusión superior al resto (es el único cantante en mantener al menos una canción dentro del Billboard Hot 100 durante treinta y un años consecutivos). Por lo tanto, no cabe duda de que su trayectoria merece ser contada.

A mí me gusta mucho Elton John y temas como Your Song o I Guess That's Why They Call It the Blues forman parte de mi banda sonora existencial. Tal vez por esa razón disfruté con el largometraje. Sin embargo, no descarto que los espectadores que carezcan de esa implicación emocional con el protagonista o mantengan con él una fría distancia artística muestren indiferencia frente a las dos horas de proyección. Desde luego, no es mi caso particular. Yo me entretuve, me divertí y hasta me deleité con gran parte de las propuestas del biopic, probablemente influenciado por mis gustos y mis recuerdos.

Su director es el excéntrico Dexter Fletcher, a quien veía a finales de los años ochenta y principios de los noventa en aquella chocante serie estrenada en España con el desconcertante título de La pandilla plumilla. Su posterior carrera como actor en títulos como Lock & Stock o Kick-Ass: Listo para machacar no presagiaba su evolución como un realizador capaz de asumir propuestas de esta envergadura. Pero, en mi opinión, supera con nota el desafío tan complejo de hallarse sometido a la doble presión de las expectativas de los fans y de los resultados económicos.

Cabe reconocer que el film transita de forma un tanto desordenada por las sendas de la complacencia, la melancolía, el drama, la música y la crítica, dando en ocasiones la impresión de una ligera anarquía narrativa, aunque yo no consideraría esta circunstancia como un defecto. Entiendo que, al analizar la figura de alguien como Elton John, resulte bastante comprensible verse arrastrado por una dosis de extravagancia irreverente. En todo caso, sí constaté en algunos momentos del metraje un calculado equilibrio para combinar con precisión la visión amable del cantante con otra plasmación más dramática y realista, lo que me dejó cierto regusto artificial. No obstante, esas percepciones más negativas se compensan con creces con una fuerza interpretativa, musical y visual que relanza la cinta hasta situarla en unos niveles más que aceptables.

Las casas de apuestas centradas en comparar a Rocketman con Bohemian Rhapsody ya han abierto la veda, una tarea inevitable dadas sus evidentes similitudes, por más que yo me niegue a reducirlo todo a una mera competición. Son muchos los que se frotan las manos esperando saber cuál de las dos recaudará más dinero, cuál obtendrá más galardones o cuál cosechará mejores críticas. Yo tan sólo puedo reiterar que a mí me interesó en su conjunto y que me agradaron varias de sus aportaciones. En honor a la verdad, mi predilección por el compositor inglés hizo el resto pero, para quienes no la compartan, la posibilidad de resultar agraciados con el premio a la diversión disminuyen notablemente.

Taron Egerton desarrolla un meritorio y efectivo trabajo interpretativo. Pese a sus escasos (o nulos) precedentes, ofrece una actuación bastante acertada. Destaca asimismo Jamie Bell, si bien la sorpresa es menor en su caso, pues ya había demostrado previamente su calidad profesional. Sus intervenciones en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, Jane Eyre (en la excelente versión de Cary Joji Fukunaga) y Billy Elliot, le avalaban. Acompaña a ambos Bryce Dallas Howard (Más allá de la vida, la saga Jurassic World) y Richard Madden (integrante del reparto de la archifamosa serie Juego de tronos).

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