En principio fue el caos, el abismo sin fondo, un todo sumido en la oscuridad. Tras ese vacío, los dioses comenzaron a dibujar las realidades: Gea, la Tierra, de pecho ancho; el Tártaro, con su tenebroso Inframundo de las profundidades, y Eros, el amor, la más bella de las divinidades. Ese motor universal fue así estableciendo los comienzos del principio cósmico y construyendo un orden que ni siquiera la imaginación hubiera sido capaz de concebir.

Tiza en mano, el artista Luis Morera, mitad humano y mitad titán, traza sobre el suelo los perfiles de Minerva, la Atenea de los griegos, una figura que sostiene a un Zeus todavía niño entre sus brazos. En la mitología romana representa la diosa de la sabiduría, de las artes y la estrategia militar, además de la patrona de los artesanos. No es casual.

"Este tipo de intervenciones ya no se hacen", comenta el artista, mientras se detiene ante un trabajo manual que rememora civilizaciones antiguas: el pequeño detalle, el mosaico cortado, los colores y las luces, la armonía natural... "En época moderna quien lo trabajó fue Gaudí, pero lo hizo en verticalidad. A mí, lo que me desconsuela es convertir los suelos en murales, en cielos donde sea posible pisar, porque solemos andar con la cabeza agachada", explica, y desde esa lectura enseña cómo la bóveda celeste se puede traer hasta la tierra para mostrarla a la manera de un espejo, creando un espacio que reivindica a la isla de La Palma como un mirador del Universo.

Y así se ha bautizado un proyecto que, cercano al año de trabajo, Morera asegura ha nacido desde la coherencia. "Cuando estás quince días en el interior de la Caldera de Taburiente, te recuestas en el suelo y absorto ante la cúpula celeste ves cómo caen las estrellas, te vas llenando de ese universo enorme". El alma se transporta y, ajeno a lo terrenal, el artista viaja, trasciende, hasta caer en la cuenta de lo minúsculo que es el ser humano.

El lugar desprende pureza; no existe contaminación alguna por luz artificial y aunque la Ley de Cielo se aplica en La Palma, aquí no se hace necesaria por las excepcionales condiciones naturales del entorno.

El dios Cronos no está representado, pero su presencia es evidente. Morera la percibe a diario. "Cuando uno presenta un trabajo así, la política se asusta y lo mide todo en clave de tiempo, deshojando el calendario". Y a propósito recuerda a otro titán convertido en mito: César Manrique. "Pero pienso que a medida que la obra va creciendo, las instituciones se van dando cuenta que merece la pena darle su tiempo", casi susurra entre el ruido de las máquinas y el motor.

"Esta Isla tiene unas posibilidades tremendas" y rememora con una mueca y algo de hastío tantas carpetas llenas y llenas de proyectos que se han quedado durmiendo el sueño de los justos.

"La cúpula del universo es una maravilla", frasea Morera con timbre claro, y acaricia con los ojos un espacio que considera "un punto de exaltación de la belleza de la Isla". Se entusiasma entonces y habla de celebrar allí la fiesta de las Perseidas, congregando a todos los amantes de la astronomía para "conectar con el cielo, algo que hacemos muy poco".

Hasta la música es natural. Lo singular de este sitio es el sonoro silencio: el sonido de las grajas y los cuervos, de otras especies de pájaros, del alisio y de la bruma... "Escuchar el silencio: esa es la música, la banda sonora del Mirador del Universo".

La Palma pide cosas así: tiene espíritu femenino.

Un llano abrazado entre barrancos

Este espacio se ubica en la zona conocida como El Pinar, un llano abrazado entre los barrancos de El Jurado y Los Gomeros, vecino de un sendero que registra un importante tránsito turístico, que cuenta con un alto valor etnográfico y espectaculares perspectivas de la comarca. La superficie plana e irregular en su forma, que ocupa unos 580 metros cuadrados, estará presidida en su eje central por un globo dorado, la denominada Fuente del Sol; en un lateral se instalará la Fuente de la Luna, punto romántico, una esfera plana de color plata desde la que brotará agua, rodeada de tajinastes rosas y azules. En el lateral que da hacia el camino se ejecutará un cerramiento con elementos de forja artística. Además contará con una plataforma para la contemplación, a modo de banco, de unos 8 metros, que abrirá la vista a los atardeceres sobre el mar y a la cumbre. En el piso del Mirador, a base de cerámica de cocción fuerte, se inscriben diferentes dibujos de inspiración mitológica, construidos a base de mosaicos fraccionados. En la parte frontal se instalará un restaurante acristalado y ladera arriba, el Jardín de las Delicias, donde escultores y artistas del mundo aportarán su obra, dentro de una coherencia. Otra zona que de manera natural reproduce un anfiteatro podrá acoger la cultura de la cerámica y mezclarse con la vegetación en equilibrada simbiosis.

Juan Cavallé: “Un sueño hecho realidad”

Representante de la familia donante del terreno conocido como El Pinar, en el municipio de Tijarafe, Juan explica cómo junto a Luis había imaginado muchísimas cosas. “Mantuvimos un sinfín de reuniones, ideamos planes imaginarios y hace mucho tiempo surgió la idea de crear una obra singular en Tijarafe. Por diversas razones no se llevó a cabo y nos quedamos con esa gran frustración de estar a punto de iniciar algo y tener que pararlo en seco”.

Entonces le propuso al Cabildo la idea de donar un terreno para acoger esta actuación singular, “uno de los sueños que habíamos tenido, iniciativa que fue aprobada por unanimidad y de forma inmediata, porque sorprendió”.

Luis levantó los planos y, simplemente, aquello se convirtió en “un sueño hecho realidad”. Ahora, cuando ve cómo avanzan los trabajos, Juan Cavallé piensa “en la continuidad, en todo las cosas que van a venir después, en las posibilidades que van a surgir a partir de aquí”.

A su juicio, La Palma siempre se ha traducido “de una forma muy pragmática y no se ha hecho demasiado hincapié en sus posibilidades estéticas. Creo que ha llegado el momento de fijarnos en esa vertiente y aprovecharla, de crear una industria turística a partir de iniciativas de este tipo”.

Marcos Lorenzo: “Hay algo grande detrás”

El alcalde de Tijarafe, Marcos Lorenzo, considera que “es difícil no caer cautivado cuando uno ve una obra así, cómo evoluciona y con el paso de los días, las semanas y los meses va surgiendo una obra de arte”. Y sostiene que no se puede entender como una actuación al uso. “Fue una de los dificultades que tuvimos administrativamente para comenzar el proyecto. Esto es una manualidad con algo más grande detrás”. Por eso subraya que “se debe agradecer el esfuerzo de ambas partes, de la artística, al entender que se trata de una obra pública con unos plazos administrativos, y de la institucional, al asumir que lleva un proceso. No es algo inacabable y lo bonito es sentir cómo va avanzando”. Además, considera un regalo nada habitual que un vecino ceda un espacio para este tipo de intervenciones, en este caso gracias a la sensibilidad de la familia Cavallé Cruz. “De hecho es una de las patas sobre las que se sostiene el proyecto. Y no se trata de un terreno cualquiera, sino de un lugar privilegiado, abierto al monte y al mar, que debe convertirse en referencia no sólo de un espacio para el disfrute de una obra artística, sino que en la concepción de la obra está implícito el goce de un cielo único”.

Y concluye: “No es casualidad que seamos el municipio de Canarias con más planta alojativa extrahotelera dedicada al turismo rural, gracias a nuestra clima, a nuestras condiciones y también a que mantenemos nuestras tradiciones con celo”.