En su último álbum cuenta con las colaboraciones de Vanesa Martín, Pablo López y Manuel Carrasco, a los que reunió durante tres intensos días en Madrid que incluyeron la grabación de los vídeos correspondientes.

Georgina incluye en Bienvenido a mi habitación seis de sus temas más reconocidos y siete nuevos que presentará en formato acústico en La Laguna este sábado, a las 21:00 horas en El Búho Club.

La venezolana, afincada en España desde hace más de 15 años, alcanzó reconocimiento a raíz de un concurso televisivo en su país, en el que participó en formato dúo con su amiga de la infancia Tisuby y donde superaron varias fases en las que les pagaban por cada actuación, aunque no ganaron la final. Con el dinero que consiguió lo primero que hizo fue comprarse una guitarra "¡de 12 cuerdas!" que aún conserva en Málaga, donde vive, llena de pegatinas de todos sus viajes.

Él éxito en Cuánto vale el show las animó a tocar a las puertas de las discográficas hasta que consiguieron un contrato que les abrió un mundo que "era como un juego", comenta la compositora a El Día sobre la época en la que se fue a vivir a Caracas. "Con 18 años, grabamos un disco, viajamos a Costa Rica, Estados Unidos, Argentina... experimentamos el glamur, que nos sacaran fotos, pero como no teníamos un mánager nos resultó difícil entender el negocio", reconoce antes de recordar con cariño sus primeros pasos en Valera, su pueblo, donde acudía a los festivales que organizaba el colegio y su padre la enseñaba a tocar el cuatro venezolano.

El dúo se formó de manera natural: "Éramos las dos únicas que tocábamos la guitarra, y a los 15 años empecé a componer, un descubrimiento que me tomé como un juego".

Juntas grabaron dos trabajos en esa época, Sueños simples y Ruleta del amor, y colaboraron en un tema con Wisin y Yandel, hasta que se produjo su separación, fruto de una decisión meditada para continuar cada una con su carrera, Tisuby a Puerto Rico, Georgina a Madrid, ciudad que apenas conoció cuando acudió a grabar un disco porque casi ni salió del estudio, pero de la que se enamoró después estando de promoción.

"Y ya me quedé sin darme cuenta, conocí a un chico, y ya llevo por aquí más de 15 años", refiere al anunciar un periodo que incluye la edición de Ensayo y error (2009), Rara (2012) y Dilema (2015), y que culmina, por ahora, con el trabajo que presenta en La Laguna, un disco que recoge su evolución personal y musical y sintetiza experiencias y sensaciones.

"Cuando compuse Cero, un tema dedicado a mi padre, me imaginaba la voz de Manuel Carrasco; también incluí Soñador, del disco anterior, que a Pablo López le gustaba mucho, y Con solo una mirada, con Vanesa Martín, que es la primera canción con la que comencé en España, de mi primer álbum", añade para explicar que los tres primeros discos conducen al último, "porque algunas cosas quedaron en el aire" y se imaginaba con ellos cantándola. "A pesar de las agendas llenas de compromisos, tuvieron tiempo para encontrarnos en Madrid. Somos muy buenos amigos y fue muy divertido", recalca.

"Bienvenido a mi habitación constituye mi primer trabajo auténtico después de un largo proceso de aprendizaje en el que he ido probando estilos y técnicas, en una auténtica aventura, y que me coloca hoy en día en una situación de tranquilidad, de mayor relajación, en el que estoy disfrutando de lo que he conseguido", relata la artista, que precisa que está experimentando una época de cambio y de introspección que le ha permitido crear este disco que se constituye en "una reconciliación" entre lo que ha vivido y lo que está viviendo.

En este mismo sentido, se reconoce disfrutando últimamente de inesperados momentos de silencio, pero como compositora se mantiene al día de la actualidad musical, para "empaparse" de lo que está sonando, aunque no descarta algún bolero que le sirve para recordara su infancia junto a su familia. "Escucho música para distraerme pero a la vez me inspira sin querer, porque soy de escuchar más la letra y el mensaje", concluye.