TEA Tenerife Espacio de las Artes inauguró ayer el simposio Encuentros salvajes. Arte y turismo en la era de la movilidad con una ponencia del antropólogo y catedrático de la Universidad de California Davis, Dean MacCannell, referente mundial tras establecer el turismo como uno de los elementos que definen nuestro tiempo como sociedad.

MacCannell comenzó su exposición recordando que estudió Antropología en Berkeley, California, donde se sintió afortunado porque allí podía aprender todo sobre los primitivos, pero la melancolía le invadió cuando fue consciente de que esos "hermosos pueblos" estaban a punto de desaparecer.

Cuando acabó sus estudios, se planteó diversas opciones como trabajo de campo, que fue apartando por diferentes motivos hasta el punto de renegar de la antropología más clásica y acabar doctorándose en Sociología rural. Con el tiempo, y al ver los enormes cambios globales y el dinamismo del contacto cultural en las relaciones humanas, se centró en el encuentro de los primitivos con el turista.

En su discurso resaltó la labor de Denis O'Rourke en su documental Cannibal Tours (1988), en el que dejó a los papuanos conversar con los turistas, sin cortar, sin narración, lo que permitió descubrir las actitudes de aquellos, naturales, y de estos, sometidos a sus emociones y a la fantasía posmoderna del nativo en ese encuentro caníbales-capitalistas.

El profesor de Paisajismo expuso el auge actual de lo natural, lo tradicional, que implica apostar por volver a vivir en tribus, donde los humanos son naturalmente felices cuando están rodeados de iguales, con las mismas creencias, sin cuestionarse las relaciones: "el individuo no tiene que buscar la felicidad, es feliz". Es la postura del analista geopolítico ruso Alexander Dugin, que dibuja un mundo multipolar dividido en grandes espacios con una ideología predominante y una religión propia, y que actúa con solidaridad ante cualquier amenaza externa.

De ahí que Dugin se muestre encantado del éxito de Netanyahu en Israel y de que aplauda a Trump, añadió MacCannell, que le recordó que invierte los conceptos, además de que su teoría de las agrupaciones humanas son "recetas para el desastre".

A continuación planteó dos posturas sobre el origen de la civilización: la de Dugin, con un pueblo ario que desde el norte de Europa se extendió por Asia y América, y la de Levi Strauss, que alude al pueblo ojibwa (América del Norte), distribuido en cinco clanes y caracterizado por sus tótems.

Una es fantasiosa, la otra real; una busca la igualdad entre sus miembros, la otra la diferenciación interna; una es fascista, la otra totémica, remarcó MacCannell, que especificó que los primitivos no pudieron sobrevivir sin gestionar sus diferencias, ya que la sociedad humana responde a una interacción viva entre sus partes.

El especialista defendió que los ojibwa también han contribuido a que entendamos el canibalismo: si el wendigo, una criatura mitológica, te muerde, el deseo de comer carne humana es irrefrenable, una actitud que saben aberrante pero que no pueden evitar porque el wendigo los somete.

"Y Putin, Trump, Netanyahu, Dugin, son los actuales wendigo", concluyó.